Después de ser desterrado a Midgard por los eventos ocurridos en «Avengers», Loki tendrá que aprender a convivir con los mortales.
La perspectiva del Dios del Engaño será cambiada completamente haciéndolo dudar respecto a todo lo que a vivido y lo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO XLVII: THANOS
—Mia, despierta. ¡Ahora!
Me acomodé de inmediato, Loki se encontraba a unos metros de la cama mientras revolvía entre la habitación.
—¿Qué ocurre?
—Nos están atacando. — me acercó una pulsera de hierro negro. —Ponte esto, no te lo quites por nada. — se sentó en la cama junto a mi, su mirada pasó a ser triste. —Pase lo que pase, prométeme que te mantendrás oculta.
—¿De qué hablas? Loki, no me asustes.
—Prométemelo.
—Yo no...
—Mia, por favor. — sus ojos se cristalizaron, tomó mi mano y la acercó a su pecho para sentir sus latidos. —Prométemelo.
Quede unos segundos observando sus ojos.
Estaban tan heridos.
—Lo prometo. — mi voz salió baja. Loki asintió y cerró los ojos mientras una lágrima escapaba de sus ojos. —¿Quién nos ataca?
—Thanos.
—¡Thanos! — diablos, no podía ser él. No ahora. —Loki, ¿Por qué él estaría acá?
—Cometí un error... yo... lo siento, realmente lo lamento tanto.
Tome el rostro de Loki mientras quitaba la lágrima que caía. Estaba mal, jamás lo vi tan aterrado.
—No importa. Sea lo que sea, lograremos salir de esto. — rogaba internamente porque así fuera. —¿Para qué es la pulsera?
—Te mantendrá a salvo, te hará inmune a la vista de ellos. — tomó mi mano y la besó suavemente. De pronto la nave comenzó a moverse mientras los gritos de los Asgardianos se hicieron presentes. —Mantente lejos de ellos, así podrás escapar. Si algo ocurre, quiero que te vayas.
—No me iré sin ti.
—Mia, no seas terca por favor. — rogaba. —Sólo haz lo que te digo. Debes prometerme que si me pasa algo, tú seguirás luchando. Hasta el final.
—No puedo prometerte eso, no. — me acerqué a Loki acariciando sus mejillas mientras la nave se tambaleaba. Nos quedaban pocos segundos antes de que nos interceptaran. —Yo no puedo vivir sin ti. Loki, no digas esas cosas.
—Yo siempre estaré contigo.
—Pero te quiero así conmigo, a mi lado. — baje cabeza escondiéndola en su cuello. —Si mueres, no tendría nada de ti. No tendría razón para seguir.
—Si la tendrás.
—No. – las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos. No quería perderlo. —No tendría. Solo tú eres mi razón.
