22 | NO QUIERO PERDERTE

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CAPÍTULO XXII: NO QUIERO PERDERTE

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CAPÍTULO XXII: NO QUIERO PERDERTE

—No puede ser, él es Odín.

Observe con algo de vergüenza al hombre de armadura dorada a unos metros situado en su trono. No pude evitar desviar mi mirada al parche dorado en su ojo derecho. Lucía exactamente igual a como lo había visto en la mente de Loki, aunque debo admitir que verlo en persona se me hacía más intimidante.

—Así es, Mia.

—¿Cómo sabe mi nombre? No, perdón, es obvio. Usted es el padre de todo. Eso fue una pregunta algo absurda. — pronuncie nerviosa mientras nos íbamos acercando, quedamos a escasos metros de la escalera dorada.

Era increíble como todo lo que nos rodeaba era de oro.

—Es divertida.

—Compartimos ciertas similitudes.

Odín sonrió hacia mi y se levantó de su asiento para lentamente acercarse, sus pasos resonaban en el gran lugar haciéndome tragar saliva.

Observé hacia los lados extrañándome del porqué no habrían guardias o personas para cuidar del Rey.

—Aún sigues algo débil. — miro hacia Loki aunque se estaba refiriendo a mi. —Mañana Loki te acompañará, nos reuniremos ya que hay cosas de las cuales debemos conversar. — marco su mirada hacia mi e hice una mueca extrañada, ¿Tenía pensado echarme? —Puedes quedarte en una de las habitaciones del palacio o en la habitación de Loki, como gustes.

Me sonroje. Él sabía de mi relación con Loki aunque en este punto me preguntaba quién no sabía al respecto.

—Vamos.

Loki me saco casi a rastras del salón, su actitud seguía siendo distante y eso me inquietaba, ¿Era por Odín?

Tal vez estaba así porque sabía que me iban a volver a la Tierra, no había nada más que se me ocurriese para explicar su actitud y la de Odín.

—¿Dónde vamos? — seguíamos en el palacio, aunque caminábamos hacía por otro sitio. No conocía el lugar así que me dejé guiar por Loki quién solo me llevaba de la mano en silencio.

—Debes comer.

No pronuncie nada más, parecía realmente enojado y no quería provocarlo. Seguimos caminando, encontrándonos algunos Asgardianos vestidos con doradas armaduras, parecían guardias y solo nos dedicaron una simple mirada para seguir su camino.

Llegamos a una gran habitación, ahí varias mujeres estaban preparando comidas y arreglando platos, ellas miraron hacia la puerta y nos observaron con intriga mientras paraban sus quehaceres.

—Lleven comida a mi habitación, no tan extravagante, algo ligero.

Y Loki salió de ahí como si nada.

𝑺𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒕𝒖𝒚𝒂. (𝙻𝚘𝚔𝚒 𝙻𝚊𝚞𝚏𝚎𝚢𝚜𝚘𝚗)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora