Capítulo 3

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Después del banquete, Corny acompañó a Will al jardín. Habían plantado nuevas flores y él quería impresionarla con la hermosa vista, junto a la luna brillante, las estrellas y el delicioso aroma a hierba húmeda. La flora de Hornland, era la más bella de toda la Tierra, que a veces, la realeza de los otros clanes visitaban a los unicorn para admirar su jardinería y aprender sobre las plantas con propiedades curativas. El comercio de hierbas y flores, era el más abundante para los unicorn, pero también cada clan tenía algo que ofrecer.

Will llevó a Corny de la mano y le mostró la nueva plantación de rosas blancas. Todas eran bellísimas, y con la luz reflejada de la luna, parecía que brillaban por su propia cuenta. Corny quedó maravillada.

−Oh, son hermosas− declaró entre susurros llena de fascinación.

Al ver la expresión de la princesa, Will arrancó la rosa más linda que encontraron sus ojos y se la ofreció con los ojos llenos de ternura y esperanza. A Corny le gustaba el mariposeo de su estómago cuando estaba junto a Will, que, a veces imaginaba cómo sería el día de su boda. Aún no tenían acordada una fecha, pero no importaba. Ambos sabían que la espera valdría la pena.

−Una rosa para la flor más hermosa de Hornland− proclamó Will, mientras le colocaba la rosa en el sedoso cabello de Corny.

Ella soltó una risilla avergonzada de tantos halagos.

−Siempre dices cosas tan lindas− comentó −, pero hoy mucho más de lo normal. ¿A qué se debe?

−Bueno, dado que no quieres decirme el motivo de tu angustia, decidí buscar formas de hacerte sentir bien, para que lo que sea que ocultes no te esté molestando tanto.

−Acostúmbrate− dijo Corny entre risillas −. Una princesa casi siempre será víctima del estrés de gobernar un reino. Y si yo fuera tú, me haría a la idea de un futuro estresante. Recuerda que, si te casas conmigo, serás el rey.

Will puso los ojos en blanco y se encogió en hombros.

Hace mucho tiempo de que Will entendía que tomaría el trono en cuanto contrajera matrimonio con Corny, pero eso era lo de menos, porque no la quería por su trono, sino porque la primera vez que la vio, cuando ella sólo tenía trece años y él era un chico de quince, supo que Corny era la chica de su vida.

−No es lo único que quiero mostrarte−. Will se aproximó de nuevo hacia las rosas y buscó una en específico.

Corny lo miraba con curiosidad, y finalmente, Will le pidió que se acercara. Lo que le mostró, fue un pequeño capullo de rosa que todavía no había florecido junto a sus demás hermanas. Los pétalos blancos permanecían cerrados. Era sólo una rosa jovencita.

−Observa.

Ella obedeció a la petición de Will y juntó las cejas cuando él extendió la palma de su mano sobre la rosa. No comprendía lo que pretendía hacer, y sin embargo, tenía gran curiosidad por averiguarlo. Corny era una de esas chicas que les gustaba ver y comprobar.

A los pocos segundos, las yemas de los dedos de Will comenzaron a brillar en un color turquesa, y fue cuando Corny, asombrada, entendió que usaría su magia. Así fue. Poco a poco, la palma de Will proyectó pequeñas partículas de estrellas brillantes sobre la rosa y ésta comenzó a abrir sus pétalos. Will dejó escapar un gemido por el esfuerzo que implicaba usar su magia, pero lo logró y el capullo maduró hasta convertirse en la rosa más hermosa de todo el jardín, resplandeciendo igual a un diamante de invaluable belleza.

Dejó caer su mano y se la frotó con la otra. La nariz de Will sangraba un poco, pero Corny estaba tan asombrada por lo sucedido que no se dio cuenta. Contempló la flor, acariciando suavemente los pétalos y al extender sus orificios nasales para aspirar el aroma, su sentido del olfato se llenó de placer.

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