Capítulo 8

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Al salir de la biblioteca, Corny se sujetó de uno de los candelabros de pared. Estaba extremadamente agotada, pero tras largas horas de práctica, por fin dominó el nivel 1 de magia. No era la gran cosa, pero era un gran paso para seguir desarrollando sus habilidades. El dolor de cabeza había disminuido, pero fue reemplazado por el cansancio. Dorman le explicó que se debía a que logró conectar su energía espiritual con la magia, y eso, ya no provocarían en ella dolores de cabeza, pero sí un desgaste energético físico.

Como era de noche, los pasillos del castillo estaban solitarios, con excepción de los guardias de seguridad. El rey estaba un poco paranoico con los rumores sobre el regreso de los leviatán, que tomó cartas en el asunto y la seguridad aumentó, sobre todo para las joyas del reino; las princesas.

Corny entró a su habitación a duras penas; las piernas le temblaban, sus brazos estaban débiles y sus parpados luchaban por cerrarse; pero ya faltaba poco para descansar en su cama, y eso le dio la suficiente fuerza y motivación para no detenerse todavía. Dentro, se encontraba Bloom, que tenía la mirada en la cama de Corny. Cuando se dio cuenta de la presencia de su hermana, volteó por arriba de su hombro y le regaló una tierna sonrisa.

−¡Corny!− se acercó a su hermana y le dio un fuerte abrazo. Corny casi pierde el equilibrio –¿Qué tal te fue en tus clases de magia?

Corny apenas pudo sonreír después de resoplar y soltar una risilla cansada.

−Por fin dominé el nivel 1− declaró.

−Tranquila. Pronto podrás hacerlo parecer tan sencillo como yo.

Ambas rieron y después Corny se dio cuenta de la prenda que estaba sobre su cama.

−¿Qué es eso?− preguntó con curiosidad.

Bloom dirigió su mirada en la misma dirección que Corny y se separó de ella para jalarla del brazo hacia la cama.

−Oh, las modistas terminaron tu traje para el viaje− dijo con entusiasmo.

−¿Un traje?

Bloom juntó las cejas y puso los ojos en blanco.

−Pues, claro− contestó sarcásticamente −. No creerás que te irás a una épica misión real con ese vestido de princesita alzada.

Corny bajó la mirada y contempló su atuendo que traía puesto. Era cierto que no era el apropiado para viajar, pero nunca le pareció que se veía como una "princesita alzada". Imaginó lo que pensaban los demás de ella y se sonrojó un poco de la vergüenza. Tras ver su expresión, Bloom se arrepintió de sus palabras y con su magia, la prenda flotó fuera de la cama, hasta estar frente al rostro de Corny.

El traje era extremadamente impresionante. Toda ella estaba compuesta por una gruesa capa de la tela más resistente y flexible −perfecta para trabajo de campo−, los colores eran alusivos a la nación y se sonrojó por la complexión sexy en la que estaba armada. Le habían tomado sus medidas, eso no le cabía la menor duda, pero nunca pensó que fueran tan exactas al momento de componer el traje.

−Lo sé,− habló Bloom −estas completamente impresionada − el vestido lo agitó alrededor de la habitación y junto a él, se alzaron un par de botas todo terreno, igual que de elegantes, propias y sexys −. Uhhh... Y las botas son tan espectaculares. Si no fuera porque tienes que cumplir con una misión talvez peligrosa, te tendría envidia.

Parpadeando varias veces, Corny tragó saliva.

−¿Estás segura de que son de mi talla?

−Obviamente. Si fui yo quien supervisó los arreglos.

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