Capítulo 36

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Petter suspiró exhausto y acomodó a la niña entre sus brazos para que ésta no se resbalara.

–Será mejor que regresemos al castillo– inquirió –. Los guardias pueden ocuparse de lo demás, pero la pequeña no puede seguir viendo todo esto– envolviendo su cuerpo con sus propias alas de plumaje dorado, Petter le ofreció calor y protección a la niña.

La frustración carcomía a Holy desde sus entrañas. Deseaba poder descargar toda su presión en algo o alguien, pero por mucho que pudiera mostrarse como una princesa relajada y libre, una actitud como esa no era aceptable, ni siquiera para aquellos que no son miembros de la realeza o cualquier título de alto nivel.

Apretó la mandíbula cerrando los ojos en una mueca llena de coraje y finalmente resopló.

–Si, creo que es lo mejor– respondió finalmente –. Creo que necesito comer algo, antes de que mi cuerpo comience a quedarse sin energía.

Ambos caminaron entre las oscuras calles del pueblo hacia el imponente castillo, que había sido el hogar de Holy durante veinte años. Al mirar la estructura tan familiar, se estremeció dejando caer sus cejas y se abrazó a sí misma, recordando los días en que la idea de que hubiera una guerra era un futuro casi imposible. Jamás imaginó que en realidad la catástrofe estaba más cerca de lo que cualquiera creyera.

Giró la cabeza, mirando la luz filtrada que salía de las ventanas de algunas casas, preguntándose el número de miembros por familia; cuántos niños, cuántas niñas, cuántos adultos y cuántos ancianos. Generación tras generación. Todo aquello que han compartido juntos a través de los años, y que, de un momento a otro, pudieron perder lo que tanto amaban; un familiar, una reliquia, tal vez un guardián. Cada casa contaba una historia importante en la historia de Skyfar, pues eran el fruto de un sacrificio que dio origen a su raza.

La sangre que se derramó antes de la época de "La Salvación" y los valientes humanos que no se rindieron en luchar contra los leviatán para proteger sus pueblos hace 900 años. En esas circunstancias debió ser muy difícil, ya que, según los libros, los humanos eran criaturas sin algún talento o poder que los ayudara a defenderse justamente. Vivían con el temor de ser la presa fácil de muchos depredadores de mayor tamaño y letalidad, dependiendo siempre de la vigilancia día y noche, migrando a los pocos meses de establecerse y sufriendo días enteros sin probar alimento.

Los humanos sufrieron más que nadie cuando los leviatán se convirtieron en una raza más peligrosa al unirse con la magia Arium. Por eso tuvieron que luchar por evolucionar, para tener la más mínima esperanza de poder sobrevivir. En los tiempos actuales, un humano no tendría la posibilidad de sobrevivir; pero un griffin, un dragon o un unicorn, sí las tenían.

–Petter.

–¿Sí?

Holy bajó la mirada al suelo, observando en movimiento continuo de sus pies.

–No saldremos vivos de todo esto, ¿verdad?– preguntó frunciendo el ceño. Se negaba a la idea de morir tan joven, a pesar de que se esforzaba a aceptarlo en una de sus posibilidades más próximas.

Petter dudó un momento, sin embargo, sabía que la esperanza es lo último que muere.

–No lo sé– dijo con franqueza –. Pero, de cualquier manera, si morimos, nuestro pueblo nos recordará con honor como los salvadores de los clanes.

Ella soltó una risilla amarga.

–Supongo que estaremos en los libros de "Leyendas legendarias" o nos harán una estatua en nuestro honor– se pasó una mano pecosa por el cabello amarrado para apartarse los risos sueltos de la cara. Sus ojos azules estaban brillando en frustración –. No suena mal.

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