Capítulo 35

415 75 4
                                    

Las cosas no podrían ir peor para Holy, pues con cada minuto se descubrían más y más seguidores Arium, poniendo en peligro a los demás habitantes de Skyfar. Tomó cartas en el asunto junto al príncipe Petter, Leo y los demás guardias del castillo. Tenían que detener la masacre en el pueblo, ya que los traidores comenzaban a alimentarse y el rumor del regreso de los leviatán ya no era un secreto para los aldeanos.

Llegó justo a tiempo antes de que un traidor estuviera por alimentarse de una pequeña niña. Holy les ordenó a los guardias que se encargaran de atrapar a los otros dos traidores sueltos y e inmediatamente acudió para auxiliar a la niña.

Sacó su letal espada de su cinturón y corrió veloz hacia la pequeña que gritaba desesperadamente bajo el cuerpo del traidor. Esa maldita sanguijuela no se saldría con la suya. Era su deber proteger a su pueblo y como princesa no les fallaría. Sosteniendo con fuerza su espada, apretó los dientes soltando un gruñido, sus ojos se entornaron mientras que sus pupilas se afilaban en dos delgadas líneas y se arrojó al hombre, rodando los dos fuera del alcance de la pequeña.

Petter ayudó a la pequeña a levantarse y la alejó de la lucha entre Holy y el traidor. Aquello era mucho peor que la última guerra entre Skyfar y los minotauros doscientos años atrás, porque ya no se luchaba por el territorio, si no, por manejas las vidas y muertes de toda la Tierra. Petter cargó a la pequeña niña que sollozaba desconsolada y la acunó entre sus brazos con la esperanza de tranquilizarla.

Se le veía un poco pálida y sintió lastima por ella, expresada en una mueca comprensiva. Esas cosas se alimentaron de una parte de la vida de ella y por lo visto, no les faltaba mucho para matarla. Limpió la viscosidad negra del rostro de la niña y continuó arrullándola, pero nada parecía funcionar.

Miró a su alrededor. Tres personas no lograron salvarse del ataque; apenas y llegaron a tiempo para salvar a la niña, pero ahora sus padres estaban muertos. Los cuerpos yacían a pocos metros de ellos; quietos, cubiertos de más viscosidad negra en señal de que sus vidas fueron el alimento de seguidores Arium. Toda la situación lo abrumó, pero hizo lo posible para evitar que la criatura viera los cuerpos de sus padres.

–Todo va estar bien, todo va estar bien– le repetía a la niña mientras ésta lloraba a moco tendido –. Yo estoy contigo. Tranquila.

Preocupado por Holy, Petter la encontró con la vista. Ella seguía luchando en el suelo contra el traídor que no dejaba de gruñirle como si fuera un aminal salvaje e intentaba abrir los labios a la altura del rostro de Holy para alimentarse de ella, pero ésta lo golpeaba en el rostro con el mango de la espada. Le era difícil manipularla en esas condiciones, sin embargo, no dejó de luchar.

El hombre era de una complexión mucho más grande y fuerte que la bibliotecaria –propia de cualquier granjero trabajador– y eso lo hacía un reto más desafiante.

Holy fue atrapada del cuello por ambas manos del traidor y poco a poco sintió como el aire se le acababa ante la presión que éste emergía sobre su tráquea. Una dos acompañada por vapores del ardiente fuego que se acumulaba en su garganta salió de sus labios. Las pupilas de sus ojos se dilataron abandonando su mirada felina y soltó un grito ahogado, seguido de la debilidad de sus extremidades.

Su espada cayó y rodó unos centímetros fuera del alcance de su mano. Siguió luchando de respirar, tomó las muñecas del hombre que la ahorcaba, pero por más que intentó quitárselas de encima, no logró liberarse de su agarre mortal.

Cuando creó que estaba por desvanecerse, Leo acudió a ayudarla. Del extremo de sus botas metálicas tomó una daga que brillaba en destellos plateados y la clavó en el cuello del traidor. Éste emitió un gemido doloroso y soltó a Holy, cayendo de espaldas a su lado. La sangre comenzó a escurrir de su asquerosa boca grisácea y tosió. Para cuando su mano agarró el mango de la daga, era demasiado tarde y sus ojos quedaron en blanco cuando su cuerpo dio el último suspiro.

Clan UnicornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora