Corny tomó asiento en el lugar que se asignaron junto al rey y la reina. La servidumbre la trataba con respeto y de alguna manera, le daba la impresión de que, en realidad, ninguno de los habitantes de Skyfar había estado ante la presencia de un unicorn desde hace mucho tiempo. Era obvio por la forma en que sus ojos miraban con curiosidad a la princesa Corny, que tomó con orgullo las miradas azules de los dragon.
El Estadio Colmillo era mucho más grande por dentro de lo que se calculaba desde afuera. La cantidad de asientos que rodeaban la cancha deportiva bien podría acomodar a quinientas mil personas, si no es que más. Había un rejado de seguridad −en caso de que alguna de las flechas se saliera de la cancha, grandes columnas de mármol con los rostros de diferentes dragones talladas en dirección al interior del estadio, el césped donde se encontraban entrenando algunos dragones era tan verde y saludable, y el área en la que la realeza presenciaba el espectáculo estaba cubierta con un fino techo de marfil color hueso.
Desde ese lugar, se tenía una vista perfecta de toda la cancha, y fue cuando Corny identificó a la dragona, Smoke, en pleno estiramiento de alas junto a otros dragones de diferentes colores y anatomías. Le sorprendió que a pesar de que existían diferentes razas de dragones, los habitantes de Skyfar poseían el cabello en colores respectivos a un dragón de fuego. Quizá se debía a que su ancestro legendario se había fusionado a un dragón de esa especie, o al menos era la explicación más razonable.
Buscó con la mirada a la princesa Holy, pero todavía ningún competidor salía por aquellas puertas de acero, a un costado de la cancha. Corny creyó que sería fácil identificar a la princesa, considerando que probablemente era la única mujer por competir.
Recargó su espada en el fondo de su elegante asiento junto a la reina Aria y cruzó los brazos en pecho. Sus ojos tan grises, se posaron en sus peculiares botas azul oscuro, que hacían juego su excitante traje con los colores de su nación: gris, turquesa y purpura. Paseó la vista en sus guantes turquesas y a su derecha se encontró con el brazo de otro asiento. Giró el rostro y efectivamente ahí se encontraba otra silla elegante, pero «¿de quién se trataría?», se preguntó.
Meditó por un momento a quién le pertenecía el último asiento. Hasta donde sabía, la princesa Holy no tenía hermanos. Supuso que entonces se debía tratar de algún otro pariente, y de repente sus pensamientos fueron interrumpidos por la previa apertura, compuesta por cuatro trompeteos en honor a los cuatro clanes aliados. Luego del último trompeteo, el rey se levantó y frente a su reino, habló con voz fuerte y fluida.
−En este, el nonagésimo año desde que se inauguró la competencia de fuerza en combate, nuevamente los guerreros más valientes, audaces, letales y fuertes, demostrarán que tienen lo necesario para ganar la medalla de oro bendecida por nuestros ancestros.
Las palmas y gritos del público invadieron todo el estadio.
El rey levantó una mano, y las alabanzas disminuyeron. Segundos de silencio, y después, por la puerta de acero al costado de la cancha, aparecieron miembros del ejército que marchaban al centro del campo, cargando la bandera de Skyfar. Todos observaron los pasos del ejercito con el debido respeto. Corny levantó un poco su barbilla para ver mejor y luego su mirada masó al rey, que seguía parado como estatua y la mano levantada a la altura de su barbilla.
Los soldados clavaron el asta bandera en el césped e inmediatamente la tela de la bandera se extendió en el aire. Próximo a esto, dos soldados más se acercaron, jalando de una carreta la enorme campana dorada, del tamaño de un carruaje, y la colocaron junto al asta bandera.
−Querida− le susurró la reina Aria a Corny.
Ésta se levantó de su silla, entendiendo que era el momento del campaneo de apertura. Respiró profundamente y dejó salir el aire cuando se paró junto al rey, a la orilla del balcón real del estadio. Las manos le templaron un poco y no tuvo el valor para mirar al rey a los ojos. Simplemente levantó sus manos aguantadas y pidió ayuda a su ancestro, repitiendo en su mente la balada de "La Salvación":
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Clan Unicorn
Fantasy[En edición] Primera parte de la Saga "Clanes" Existen cuatro elementos, que mantienen la paz sobre la Tierra. Pero uno de ellos ha desaparecido. Cuando el destino de tres reinos se ve amenazado por una terrible maldad, lo más sensato para sus gober...