Capítulo 21

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Al salir del castillo hacia el jardín, Corny sintió la suave brisa que acariciaba con delicadeza sus mejillas. Cerró los ojos para aspirar profundamente el aire fresco, su cabello volaba con el viento y su piel albina se estremeció. A pesar de que ese no fuera su hogar, estaba cómoda con el ambiente, a pesar de la alta temperatura, esa calidez era lo que necesitaba en esos momentos.

Leo esperó a que la princesa recobrara el sentido al salir de su trance y lo aprovechó observándola detenidamente mientras ella no se daba cuenta. Estudió minuciosamente cada parte de su rostro. Una hermosa chica sin lugar a dudas, con una gran responsabilidad y un futuro por delante en su propio reino. Leo estaba acostumbrado a ver las mismas mujeres siempre; pelirrojas, pecosas, ojos azules. Siento Corny de otra raza, las diferencias eran notorias y le gustaron la primera vez que la vio.

Sus ojos bajaron al cuello de la princesa, entornó los ojos y frunció el ceño. Lo que se extendía bajo su oreja hasta la clavícula era una vena que sobresalía bajo su piel. Moradiza como las demás en su cuello, pero ésta en específico tenía un fragmento que se oscurecía en tono más oscuro −casi llegando al negro−. Leo abrió los ojos tan grandes como la luna.

No le quedaba mucho tiempo a la princesa.

−¡Mira esto!− Holy levantó sobre sus manos un libro frente al rostro de Petter −

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−¡Mira esto!− Holy levantó sobre sus manos un libro frente al rostro de Petter −. Una primera edición de "Cómo pulir las escamas de tu dragón".

Petter puso los ojos en blanco. Su cara era de irritación. Le quitó a Holy el libro de las manos y lo arrojó con la −reconstruida− torre de libros. Qué ganas tenía de ahorcarla.

−¿Puedes enfocarte?

−Escucha, ya perdimos mucho tiempo en esto− inquirió −. Al menos podemos sacarle algo de provecho, y creo que saber cómo mantener a mi dragona en perfectas condiciones es de mucha utilidad.

−Y también es de mucha inutilidad para lo que ha estado pasando.

−No me regañes como si no te hubiera ayudado todo este tiempo− replicó Holy.

−¿Al menos sabes lo que estamos buscando?− Le preguntó Petter, receloso de su respuesta.

Y realmente, Holy se tomaba el asunto de la investigación demasiado literal. Prácticamente, lo único que hacía era ver el título de cada libro en la primera hoja, y si literalmente no decía "Cómo desterrar a los leviatán", lo arrojaba con el montón y seguía buscando.

−Un manual de hechizos evidentemente− contestó.

−Por todos los grifos...− se quejó llevándose las manos a la cara.

La princesa no tenía idea de qué buscar. Podía ser muy buena en combate, pero se notaba que de investigadora no tenía nada de experiencia y eso llenó a Petter de coraje. Después de todo sí perdieron el tiempo, pues Holy no se molestaba en revisar a fondo las páginas de los libros.

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