Capítulo 22

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Holy y Petter se encargaron de informarle a la princesa Corny y al coronel Will sobre lo ocurrido, al igual que a los reyes de Skyfar y se tomaron medidas al respecto. La seguridad aumentó. Había guardias en cada rincón del castillo y vigilaron a los pueblerinos, sin decirles lo que ocurrió en el castillo para no esparcir el pánico.

Pasó una semana en la que esperaron a que el coronel Will se recuperara para que pudiera regresar a Hornland y advertirle lo sucedido al rey Bruce. A Corny le preocupaban mucho su hermana y su padre. Quería estar con ellos, pero no podía hacerlo, al menos, no por ahora. Recordó el aspecto de la princesa Holy cuando llegó junto a Petter para contarle sobre lo que pasó en la biblioteca y temió que algo así le pasara a su hermana menor. La piel de Holy había perdido su color, bajo sus ojos se acentuaron unas ojeras tenues y su fuerza para moverse era pausada.

Cuando llegó la hora de que Will partiera a casa, Corny se acercó a él mientras éste se encargaba de atar bien la montura del corcel que le ofreció Holy. Corny suspiró y se pasó una mano por su blanco cabello para quitárselo de la cara.

−Ten mucho cuidado− le dijo a sus espaldas.

Will volteó hacia ella y sonrió por la comisura de su labio.

−Estaré bien, cariño− le aseguró −. Alguien debe encargarse de cuidar a tu familia y nada me complace más que hacerlo yo mismo.

−Y yo agradezco que lo hagas, pero temo perderte o llevarme otro susto como la última vez.

Will se aproximó a ella y puso una mano en su mejilla, acariciándole el pómulo suavemente con el pulgar. Corny cerró los ojos por un momento, disfrutando de su tacto y puso su mano sobre la de él.

−Te prometo que nada impedirá que nos casemos cuando todo esto termine− le susurró.

−Si es que termina− replicó ella.

−Terminará.

Se miraron a los ojos y el tiempo se detuvo para ellos. Pegaron sus frentes y Corny apretó un poco la mandíbula. Tenía miedo de tal vez no volverse a ver, pero reemplazó ese pensamiento imaginándose a sí misma con un vestido de novia, caminando con un ramo de rosas hacia el altar por el que sus ancestros contrajeron matrimonio con aquella persona especial. Una sonrisa pequeña apareció en sus labios cuando Will apareció en su fantasía, vestido de traje y el cabello peinado hacia atrás, con su reluciente sonrisa, esos ojos que la cautivaron desde el primer momento que lo vio y esas cejas que expresaban más que las palabras.

La fantasía la hizo estremecer al considerar el tiempo que les faltaba para estar unidos en matrimonio y Corny abrazó con cariño a su prometido. Inmediatamente Will la acogió en sus brazos y recargó su barbilla sobre su coronilla. Ella aspiró el dulce aroma a jabón de su cuerpo. Esa mañana Will tomó un baño antes de partir a Hornland y a Corny le agradaba su olor puro y limpio.

Will besó la frente de Corny y le susurró:

−Tú prométeme que te cuidarás.

−Lo haré.

−Volveré por ti más pronto de lo que te imaginas, nos casaremos y seremos felices el resto de nuestras vidas− dijo en voz alta para que Corny lo creyera como un hecho.

−Y yo te esperaré. Pero ahora lo que más me importa es el bienestar de mi pueblo, y haré hasta lo imposible por que esté a salvo− «el tiempo que me quede para intentarlo», pensó para sus adentros.

Minutos antes, Corny se miró al espejo mientras se arreglaba en su alcoba y no tardó mucho en darse cuenta de que su tiempo se estaba agotando. Percibió aquella vena coloreada de negro bajo su piel, corrió para tomar su alforja y se maquilló el cuello tapando la vena, pero sin importar cuánto lo ocultara, sabía que avanzaría hasta cubrir todo su cuerpo y no volvería a ser ella misma jamás.

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