4.

2.1K 183 126
                                    

El jodido sonido del timbre de mi apartamento me despertó al mediodía, después de haberme quedado despierto hasta la madrugada tomando el alcohol a medias que había encontrado tirado por el suelo de mi habitación y las sábanas de mi cama.

Un dolor punzantemente doloroso se llevó mi respiración cuando intenté levantarme de mi cama, y me obligó a tumbarme de nuevo sobre mi almohada.
No era el dolor de la resaca y del corazón roto.
Era un dolor distinto.
Tal vez producido por mi sobredosis pasada.

Mi vista estaba nublada y mis ojos llorosos a causa del insoportable dolor, pero el maldito timbre seguía sonando y no lo aguantaba más.

Me dirigí a la puerta y abrí con brusquedad, sin recordar que estaba con un pantalón de chandal y el torso totalmente desnudo mostrando algunos de mis tatuajes.

Era el jodido cartero.

— Tengo correo para...— su mirada pasó rápida sobre los papeles—, Harry Styles Cox.

Le quité la carta de las manos antes de que algo más saliese de su asquerosa boca, y le cerré la puerta en las narices.

Con el sobre en la mano colgando como un hilo me dirigí al salón y me tiré sobre el anticuado y viejo sillón.

Observé el papel tintado. Sobre este ponía

Familia Styles Cox.

El aire se había atascado en mi garganta con miedo a salir. Tenía miedo por el contenido de esa carta, y eso se refleja a en como mis piernas temblaban de pavor.

¿Era una carta de mis padres?

La abrí sin mucho ánimo, asustado por lo que podía venir, y saqué el papel de dentro, desdoblándolo y mirando lo que contenía.
Mis ojos recorrieron rápidos las palabras en tinta negra que allí se hayaban escritas.

Querido Harry:

Tu tía Lilly nos ha contado sobre ti. Sentimos mucho lo ocurrido, no sabíamos nada sobre tu inestabilidad mental, y nunca imaginamos que intentarías hacer algo así.
El día que consigas ser persona sin depender de la droga, volveremos a ser familia.

Te seguimos queriendo.

La familia Styles Cox

Hice una bola con la carta, y la tiré lejos de mí porque tenía miedo de que ese trozo de papel consiguiera sacar mi alma.

Las lágrimas se acumularon en mis párpados, y traté de mirar hacia arriba para que las gotas se quedasen a raya, pero eso no ocurrió, y salieron en un torrente de sollozos.
Ya no podía esconder más aquello que me atormentaba por dentro.
Sentía como el pecho se me encogía a cada gemido que se escapaba de mis labios, ahí, acurrucado en el sillón como un niño que de amigas tiene a la depresión y a las drogas.

¿Como podían decirme que no formaba parte de su familia hasta que no dejase las drogas? Los miembros de una familia se apoyan entre sí. Si mi vida se ha ido a la mierda, ellos, que saben que no tengo a nadie donde apoyarme, deberían tenderme su mano para dejarme llorar y poder sobrevivir a esa mierda de adicción.

Pero parecían no entenderlo.

Parecía como si prefiriesen su reputación antes que a su propio hijo.

Me acurruqué en el sillón y cerré los ojos.
Estaba por quedarme dormido, cuando oí la puerta de mi apartamento ser golpeada.

Habían pasado varias horas desde que el cartero había dejado aquel sobre en mi casa. Ya estaba atardeciendo, y el sol se estaba escondiendo.

Supuse que era mi mejor amigo, Zayn. Y en un momento normal, no habría querido que él me viese así, después de estar llorando durante horas, y recién salido de una sobredosis. Pero era tanta la necesidad de calor humano que mi cuerpo sentía, que tuve que salir a recibirlo.

Abrí la puerta muy lentamente, pues no quería ver su reacción directamente.
Me hice a un lado, y pasó al interior.

Yo volví a mi estado de ovillo en el sillón individual del salón, y él se tiró sobre el sofá, dejando una bolsa sobre la mesa.
Sorbí la nariz, y limpie mis ojos con el dorso de la mano. No quería llorar más.

El moreno me miró, murmuró algo para sí mismo que no logré comprender, y luego se levantó para acercarse a mi.
Se arrodilló ante el sillón, quedando a la altura de mi pecho.

— ¿Qué te ha pasado? Llevas horas llorando Harry.

Eso hizo que llorase un poco más.

— Gracias por recordarme que me veo como una mierda, de verdad — le dije, riendo amargamente, pero él ignoró el comentario cuando puso toda su atención en la bola de papel y el sobre que estaban en el suelo, a mis pies.

Familia Styles Cox...— leyó el sobre en voz alta—, ¿tus padres te han escrito?— preguntó.

Su cara mostraba confusión y dolor, y yo solo pude asentir.

— Me han dicho q-que... Que mi tía les ha contado sobre lo que me ha pasado, que no se lo esperaban y que cuando deje las d-drogas, volveré a ser de la f-familia— traté de susurrar, ahogando los sollozos e hipando.

Zayn chasqueó la lengua y suspiró frustrado. Negó repetidas veces con la cabeza.

— Tus padres son una jodida mierda. Y tu hermana también, incluso si no tiene nada que ver. Son unos hijos de puta. Nadie le haría eso a un hijo. Ellos... Ellos son... ¡Mierda! Ellos no se merecen nada — gritó Zayn, andando de un sitio a otro del salón, conteniendo la rabia y las ganas de matar a alguien.

— Lo sé... P-pero no es su culpa haber tenido un hijo como yo... Así de fracasado — susurré honestamente a mi mejor amigo.

— ¡Los putos fracasados son ellos! No vuelvas a decir eso Harry, joder— gritó y casi lo vuela todo por los aires.

Nos quedamos en silencio unos segundos, y por fin se sentó en el sofá y se calmo. Dejé de ser un ovillo y me senté bien en el sillón.

— Bueno— cambió de tema, olvidando lo ocurrido recientemente—,  he traído algo de comida porque sabía que no ibas a cenar nada. Te conozco desde hace muchos años ya... Y además he traído ¡cerveza!.

Para ese entonces, yo estaba encendiendo un cigarrillo en mis labios, dándole una calada, haciendo llegar el humo a todo mi organismo.

— Eres el mejor amigo que puedo tener, pedazo de mierda.

Zayn sonrió y me pasó una lata de cerveza, brindando conmigo.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora