19.

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Después de aquel emotivo momento, Zayn se separó insultándome y diciendo obscenidades (como siempre) y fue a la cocina a hacerse el desayuno.

Yo terminé de tomarme mi café y me fumé un cigarrillo viendo como Zayn se peleaba con la tostadora de pan.
Finalmente, se acabó quemando un poco el dedo, pero nada más grave.

Zayn estuvo toda la mañana haciendo dibujos en un cuaderno que tenía la portada de Marvel. Él estaba todo el jodido día dibujando, tanto en su trabajo, como fuera de él.
Eso era lo bueno de tener un trabajo como hobby.
Pero nada más lejos de aquello, estuvo por lo menos dos santas horas preguntándome " ¿Te gusta esto?", "¿Te gusta esto otro?", "¿Debería ponerle este color?", "¿Cómo se dibuja un oso panda?", "¿Los osos tienen orejas?"

Sí Zayn, los osos tienen orejas.

Ver a Zayn dibujar se me hacía ameno. Era hipnotizador.
Movía el lápiz con mucha destreza y nunca utilizaba la goma de borrar porque nunca se equivocaba o, al contrario, hacía de un error algo bonito.

Y admiraba su imaginación. Él era capaz de dibujarte la cara de una mujer sin tener una referencia, o una flor sin siquiera tenerla delante.
Eso era increíble.
Su mente era infinita.

Por algo era tatuador.
Si eras tatuador y no sabías dibujar, te lloverían muchas hojas de reclamaciones.
Por ejemplo, os aseguro, que nadie querría tener un dibujo mío en su brazo (no lo recomiendo).

La tarde se acercó y preparé pollo para comer porque era lo más barato, lo más sencillo, y lo único que tenía en la nevera en ese momento.

Tal vez yo no era el mejor cocinando, pero aquello sabía bien y estaba bueno, era comestible.
Así que cuando llegó la hora de almorzar, Zayn y yo comimos tranquilamente.

— Esta mierda está buenisima — admitió Zayn, con la boca llena, y con las cejas alzadas como si no pudiese creer que aquello lo había cocinado yo.

— No hay de qué — me encogí de hombros.

Después comimos en silencio, tal vez porque nuestro tema de conversación se acabó en el momento en el que dije que gustaba de Louis.
Pero me daba igual.

Cuando acabamos de comer, ambos alejamos los platos con las yemas de los dedos al centro de la mesa.
Zayn me observó, y yo lo observé a él.
No había nada que decir.

Hasta que mi móvil, que estaba en una esquina de la mesa, comenzó a sonar.

Fruncí el ceño, aún haciendo contacto visual con Zayn, y este me hizo un gesto para darme a entender que atendiese la llamada ya.

Cogí el móvil sin mucha seguridad y desbloqueé la llamada, para después acercarlo a mi oreja.

— ¿Quién es?— cuestioné.

El silencio se apodero de la línea por unos segundos.

— ¡Hola Harry! Ehm... Soy Liam.

Oh...— me había tomado por sorpresa—, hola.

Carraspeó al otro lado, incómodo.

— Louis me ha dado tu teléfono porque necesitaba hablar contigo. Bueno, ya he visto las fotos de la sesión que le hiciste a Louis y... Me han gustado bastante, he de admitir.

Alcé las cejas, muy pero que muy sorprendido.
Apenas lo podía creer.
Zayn me miraba interrogante al otro lado de la mesa.

— ¿En serio?— pregunté sin reaccionar aún —. ¿No es una broma?.

— ¿Debería serlo?— contestó el chico, efusivo —. La cuestión es que me has convencido bastante y me preguntaba si te gustaría comenzar a trabajar en mi empresa para hacer pequeños encargos y...

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora