In My Blood

29.

2009.

Estaba tratando de encontrar el jodido pantalón vaquero donde había guardado la marihuana que Maxi me había dado.
No estaba en el armario, no estaba en la cama, no estaba bajo el colchón, no estaba en el baño...
Ni rastro.
Pero no recordaba donde los había dejado el día anterior porque había estado demasiado drogado como para ser consciente de aquello.

Ya había puesto la habitación entera patas arriba cuando mi madre entró abruptamente sin darme tiempo a recoger mínimamente.
Probablemente iba a reñirme por tenerlo todo hecho un desastre.
Pero no.
Se posicionó frente a mí a una velocidad increíble y me mostró una bolsa trasparente que contenía:
Marihuana.

Oh mierda.

— Harry Edward Styles — su labio tembló en un suave puchero —, explícame que es esto, por favor.

Cerré los ojos y apreté los labios en una línea recta para no llorar.
Lo único que no quería era que mi madre viera la droga, pero lo había hecho y solo quería que la tierra me tragase hasta lo más profundo de su ser.

No contesté.
No podía.
Sentía que la había decepcionado de todas las maneras habidas y por haber.

— Harry contéstame — murmuró —. No me puedo creer que tú... Oh joder, sabía que te drogabas, ¿pero de ahí a poseer esto? Me parece increíble. Me parece horrible.