In My Blood

36.

[…]

Habían pasado dos días desde el accidente.
El hospital estaba más tranquilo de lo habitual. Normalmente siempre hay caos, personas armando escándalos o médico corriendo por allí y por allá. Pero ese día era distinto. Todo estaba muy tranquilo. Tanto, que cuando Louis y yo íbamos andando por los pasillos, era capaz de escuchar como la suela de nuestros zapatos chocaba con el suelo.

Aquella noche no había dormido nada. Cada vez que recordaba la imagen de Zayn sentía que me desmayaba. Si cerraba los ojos, aparecía su cara. No podía siquiera respirar sin rencordar las palabras del doctor.

Íbamos a hablar con el doctor, el cual la recepcionista nos había informado de que estaba en la planta de Cuidados Intensivos.

Subimos en el ascensor en silencio. Louis prefería no sacar ningún tema de conversación porque sabía que no era el mejor momento.
Así que fuimos callados hasta la cuarta planta donde se encontraba la habitación de observación de Zayn.

Cuando llegamos, Louis me miró pidiendo que le diera indicaciones porque estaba un poco perdido, así que lo guié hasta donde yo recordaba que estaba dicha habitación, y justamente en ese momento el doctor salía de la puerta a la que nos dirigíamos.

Nos vio venir y nos saludó a la distancia. Su mirada era fría y melancólica, como si no trajese buenas noticias. Eso no me gustaba para nada.

— Buenos días, soy el doctor Walter Arthur — nos dio la mano como un saludo cordial.

Louis me miró para tranquilizarme, probablemente había notado que estaba nervioso hasta los huesos.

— ¿Como está Zayn?— le pregunté al hombre con el que ya había hablado varios días atrás.

Suspiró y pasó una de sus manos por su cabello, arreglándolo un poco.

Noté que la mano del ojiazul, que se encontraba a mi derecha, trataba de buscar mi mano a tientas. No me negué, así que agarré la suya también, y con un solo toque supe que estaba intentando reconfortarme y hacerme saber que, pasase lo que pasase, él iba a seguir a mi lado.

— Hemos estado estudiando sus constantes vitales durante la noche y hemos notado variaciones que no nos han gustado demasiado...— hizo una mueca de preocupación torciendo su boca. Se quedó callado unos segundo indeciso, asustado—. La noche pasada le dio una especie de infarto. Su corazón se paró y tuvimos que reanimarlo. Por suerte volvió a latir, pero lo hace de manera irregular. No ha dado signos de que vaya a despertar, o de que le podamos quitar la respiración asistida. Si eso sigue así y no reacciona por sí mismo, es muy probable que no vaya a recuperarse.

Nos quedamos callados durante más de un minuto. Fue probablemente el minuto más largo de toda mi vida, y la incomodidad se podía palpar en el aire.
Yo me había quedado en shock. Las piernas comenzaron a temblarme y sentía que iba a desmayarme de un momento a otro.

El médico se marchó un poco después, y fue cuando me desmoroné del todo. Me apoyé en una de las paredes del pasillo de la UCI y comencé a hiperventilar.

— Harry, cariño, respira— me dijo Louis apartando los rizos despeinados de mi cara.

Las lágrimas me estaban aturdiendo, lo veía todo borroso.

De repente, me erguí y comencé a correr en busca de un baño.
Louis corrió detrás mía, probablemente preguntándose a donde me estaba dirigiendo.

— Harry, espera por favor— gritó a mis espaldas pero yo no pude detenerme.

Cuando encontré el baño de hombres, simplemente entré en uno de los cubículos y comencé a vomitar.