16.

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Zayn se encontraba observando la ventana tras la cortina, como un acosador peligroso, y chasqueando la lengua sin parar, nervioso.

— No entiendo qué quiere Louis de ti, es muy extraño — murmuró, insatisfecho.

Rodé los ojos. Zayn se parecía a mi madre. Lo odiaba con todo mi corazón.

Acabé de abrochar mi camisa metiendo los botones por sus correspondientes ojales y me miré en el espejo, perplejo. No sabía si odiaba o amaba mi imagen en ese momento, pero debía darme prisa porque Louis pasaría a por mí en breves instantes.

— No tiene maldad ninguna. Solo quiere decirme algo. Ya está, deja de darle vueltas, ¿sí? A veces pareces imbécil, Zayn.

No olvidé coger las llaves de mi apartamento, el móvil y una cajetilla de cigarrillos.

Zayn volvió a suspirar, recargándose contra el cuadro de la ventana, apartando además la cortina, mirándome.

— ¡Pero me sigue pareciendo extraño!

— Me da igual, fin del asunto.

Zayn levantó los brazos en modo de protesta, pero se calló porque sabía que en las discusiones siempre ganaba yo.
Volvió a mirar por la ventana desinteresado.

— Como tú quieras...

— Tú solo mantente tranquilo, ¿vale? Tu jodido culo está a salvo — le dediqué palabras de aliento.

— Tal vez el tuyo no— murmuró entre dientes, y lo maté con una mirada. Trató de cambiar de tema— Bueno, pero dime que al menos llegarás para la hora de cenar.

No había hablado con Louis nada de eso, así que no tenía ni idea.

— No lo sé, pero supongamos que sí. Ten la comida hecha y compra cerveza si no hay suficiente. Odio quedarme sin bebida fría — gruñí, molesto.

Toqué mi labio inferior nervioso, mientras esperaba de pie en medio del salón, con Zayn aún mirando por la ventana.

— Como quieras— rechistó el moreno.

Ajusté mis zapatos y teminé de acomodar mis rizos. Ya llevaba listo más de un cuarto de hora y no sabía qué más hacer para no estar nervioso.
Al menos la cabeza no me dolía.
Esperaba que no lo hiciera.

— Hablando del rey de Roma— dijo Zayn—, Louis ya está aquí.

El corazón me dio un salto.

Harry, mantente tranquilo.

— Pues me voy. Cuídate hermano.

— Cuídate tú. Si tienes algún problema, no olvides llamarme.

Volví a rodar los ojos, y abrí la puerta para abandonar mi apartamento.

Zayn era demasiado sobreprotector.
Seguía sin creerse que no me pasaría nada por salir unas horas con el ojiazul.
No era como un violador en serie o algo así.
Él era un chico agradable.

Bajé las escaleras de mi edificio. No cogí el ascensor porque estaba demasiado nervioso como para pensar en ello.
Notaba mi corazón bombear desbocado. Estaba que me subía por las paredes.
No sabía por qué, pero lo estaba.

Llegué a la puerta, y antes de abrirla con el picaporte, me sequé las manos en el pantalón vaquero negro: estaban sudando.

Salí al exterior y encontré a Louis de pie, con unas gafas de aviador que se ajustaban a sus rasgos cortantes y fríos. Llevaba una sudadera Adidas, unos vaqueros oscuros, y unas zapatillas blancas.
Se veía bien.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora