13.

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Abrí la puerta de mi pequeño apartamento y nada más entrar, supe de antemano que Zayn no estaba en casa.
El lugar estaba frío y silencioso, aquello que yo más odiaba.

El sentimiento de soledad me invadió. No quería estar en casa sin Zayn, las paredes se me caerían encima.
Estaba aterrado por la ansiedad.

Dejé los zapatos en la puerta y llegué hasta el salón con los pies pesados.
Barrí toda la estancia con la mirada. Zayn había dejado una cajetilla y un cenicero sobre la mesa, como siempre.
El sofá estaba desordenado, con los cojines esparcidos por ahí.
Mi móvil, sobre la mesa, estaba parpadeando.
Lo agarré, con el ceño fruncido, y analicé lo que le ocurría.
Tenía muchas llamadas perdidas de mi tía Lilly.
Eso no era buena señal.

Tomé el teléfono entre mis manos temblorosas y traté de llamarla de vuelta. Lo acerqué a mi oído, temiendo que cayera al suelo de repente.
El corazón me golpeaba las costillas con fuerza, y las piernas me temblaban tanto que tuve que sentarme en mi sillón con las piernas encogidas en mi pecho.

La línea estaba comunicando sin vida alguna.
Yo no podía parar de morderme los labios con ansiedad.

Entonces la línea se rompió.

— ¿Hijo?

Era la voz de mi tía, rota y temblorosa, con un atisbo de nerviosismo en ella.

— ¿Lilly?— susurré, asustado.

Escuché un grito ahogado al otro lado.

— ¡Cariño!— gritó efusiva.

La mujer se echó a llorar.
¿Por qué estaba llorando?
¿Qué mierda había pasado?

Comencé a hiperventilar, nervioso.
Aquel momento me estaba desbordando.

— ¿Tia Lilly? ¿Qué ha pasado?— pregunté en un susurro, tratando de mantener la calma, como si mi cuerpo no estuviera temblando.

Mis labios comenzaban a doler, y no podía parar se pensar en lo peor.
Mi tía Lilly nunca lloraba.

— Harry cielo... Todo ha ocurrido muy rápido.

Me mantuve en silencio, esperando una explicación, esperando a que aclarase las cosas. Los segundos aguardando se me hacían eternos.
Tan solo podía escuchar sus sollozos nerviosos e incontrolables.
Quería llorar aún sin saber de que se trataba todo aquel drama.

— Lilly, c-calmate. ¿Qué ha p-pasado? — repetí, con la voz temblorosa.

— Tu padre... Tu padre ha fallecido de un infarto Harry.

Entonces el pecho se me encogió. Sentí como si no hubiese peor muerte que aquella.

— ¿C-cómo?— musité, con la boca entre abierta, sin creerlo del todo.
Seguía escuchando los llantos de mi tía al otro lado de la línea, ansiosos y dolorosos.

— C-cariño lo siento t-tanto... Lo siento Harry. Te q-quiero, t-te quiero mucho— susurró sin apenas voz, sollozando.

Mi única reacción fue colgar la llamada y dejar el móvil en la mesa, mientras seguía sentado en el sillón.

Me encontraba ahí, solo, completamente solo. Las lágrimas amenazaban con salir, pero trataba de mirar hacia arriba para que no saliesen, desencadenando un ataque de llanto.
Llevé mis manos hasta mis mejillas, y las subí hasta mi pelo. Tiré de las hebras finas y morenas de mi cabello. Tan solo quería arrancarlo todo de cuajo y sentir algo, aunque fuese dolor.
Temblaba. Mis piernas temblaban, mis manos temblaban, mis ojos temblaban. El nerviosismo y el rencor recorrían mi cuerpo.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora