25.

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[…]

Ir al grupo de apoyo era una mierda, porque como siempre, eso significaba tener que escuchar a los chicos y las chicas hablar sobre sus intentos de suicidio, sus adicciones con la droga, y sus trastornos de la infancia.

Yo trataba de hablar lo menos posible y mantenerme al margen porque sabía que a nadie le importaba lo que a mí me hubiese ocurrido en el pasado, o por qué intenté quitarme la vida incontables veces.

Así que fui solamente para ver a Louis.
Se veía espectacular, más de lo normal.
Llevaba una camiseta azul oscura de manga larga que hacía que se le marcase demasiado la figura. Es más, tenía cintura de pequeña mujer.
Llevaba unos pantalones jean de color claro, que hacían juego con sus ojos, como de costumbre.
Se veía fenomenal.
Tenía un aspecto saludable y vivaz, nunca lo había visto con tanta vitalidad.

Había vuelto al grupo de apoyo por tercera vez porque echaba de menos a Louis y no era capaz de mandarle un jodido mensaje. Me sentía como un cobarde asqueroso.

Aunque para ser sincero, me había dolido aún más ir a su sesión de apoyo.
Había estado ignorandome todo el día, no me había mirado ni por un segundo, y ni siquiera me había dirigido la palabra.

Me sentía muy mal, me sentía fatal.
Quería irme de allí, pero no iba simplemente a levantarme de repente y salir por la puerta.

Pero había algo que no cambiaba.
Ashton seguía mirándome, o más bien, comiéndome con la mirada.
Se mantenía fijo en mí como si los demás no existiesen.
Me ponía la piel de punta. Me sentía incómodo y deseaba que despegase su mirada de mí con todo mi corazón.

— Bueno, la sesión ha terminado por hoy. ¿Alguien quiere añadir algo más? ¿Algo que pueda motivar a nuestros compañeros para que no recaigan?

Todos se quedaron callados.
Obvio que nadie tenía ánimos para motivar a los demás.

Finalmente la sesión finalizó y todos pudimos irnos.
Cuando llegué a la puerta del edificio, me quedé fuera esperando.
Zayn estaba trabajando y yo había traído su coche hasta aquí, pero aún así me quedé un poco más en aquel lugar.
No sé si no quería volver a casa, o simplemente estaba esperando a que apareciera Louis y me dijera que me quería.
Eso no iba a ocurrir.

Las cosas iban bien con él. Quiero decir, no habíamos tenido ninguna discusión ni nada por el estilo, pero él había optado por ignorarme, así que yo me haría el desinteresado hasta que se dignase a mirarme otra vez.

No sabía si él me gustaba. No estaba seguro. Pero de lo que sí estaba seguro era de que nunca, nunca, nunca, había sentido algo así cuando estaba, hablaba, o simplemente pasaba el tiempo con alguien.
Él había hecho las cosas de distinta manera, y eso había captado mi atención.

— Hola Harry— giré mi mirada y me encontré con el psicópata de Ashton —¿Esperas a alguien?

No sabía si mentirle o no, pero tampoco quería decirle que no estaba esperando a nadie.

— Sí, en realidad — mentí.

Lo vi rodar los ojos y suspirar enfadado.

— Venga ya Harry, te vi llegar en tu coche gris, es imposible que estés esperando a que alguien te recoja.

Abrí los ojos de par en par.
¿Me había estado espiando?
Era un jodido psicópata.
Y tenía mucho miedo.

— ¿Qué quieres de mí? — pregunté, con la garganta seca y el pecho retumbando en mi interior, cruzandome de brazos para aparentar una postura más intimidante.

— ¿Por qué no quieres salir conmigo una tarde? ¿Por qué pones excusas? No soy tan malo — rió de manera macabra, y aguanté la respiración tratando de no soltarle un puñetazo en la mandíbula.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora