7.

2K 154 58
                                    

[...] días después.

— ¿Queda mucho para llegar?— pregunté cuando noté que mi trasero se estaba quedando dormido.

— Si vuelves a preguntar — resopló Zayn—, te cortaré las pelotas.

Entonces cerré la boca.

Llevábamos 45 minutos en la carretera, y no quería decirme a dónde íbamos.
Fue repentino, de la noche a la mañana me dijo "Eh Styles, coge tu cámara, nos vamos a un viaje". ¿Pero a dónde?

Mi cámara.
Era la cosa a la que más amaba en esta vida.
Tal vez no era nueva, ni era la más tecnológicamente avanzada, ni tenía una calidad asombrosa.
Pero era mi cámara.
La había conseguido con el sudor de mi frente. Con 17 comencé a trabajar en un taller de coches solo y exclusivamente para comprarme esa cámara, que por aquella época era nueva y bastante cara.
Había descubierto en la fotografía un mundo nuevo, un universo con infinita diversidad.
Tras una foto simple y sencilla podías mostrar cientos de cosas, expresar miles de emociones encarnadas en el corazón.
Mi cámara me había cambiado la vida.

Por fin noté el coche frenar cuando Zayn aparcó frente a un edificio.
Pude leer el gran cartel en la entrada.

Exposición de arte y fotografía.

La cara de Zayn mostraba una gran sonrisa.

— Eres un hijo de puta— murmuré, dándole un golpe en el brazo.

— Deberías darme las gracias, imbécil — se ofendió.

Ignoré sus palabras, y solo di un sonoro bufido.

Nos adentramos en el edificio.
Nunca me habían gustado las exposiciones en general, y las de fotografía menos.
Eran simples. Las fotos no tenían sentido, o al menos yo no se lo encontraba.
Mis fotos eran diferentes, expresaban cosas para mí mismo y no hacía falta que nadie me entendiera.

— Eh, mira esa foto— susurró Zayn dándome un codazo.

Miré la imágen. Era una mano.
Una simple mano.
Una mano en color.
¿Por qué una mano?

— ¿Qué significa? Tú deberías saberlo— me dijo Zayn.

Lo miré con el ceño fruncido. ¿Lo decía en serio?

— No lo sé — me limité a murmurar, y me encogí de hombros.

La exposición estaba bien. Tenía un poco de todo.
Pero no era mi estilo.
No lo entendía.

Además, había tenido una idea.

— Zayn, ¿podemos irnos?

— ¿Te he traído aquí para nada?— preguntó visiblemente ofendido.

— Exactamente. Además, no entiendo nada. Tengo mi cámara aquí. Quiero hacerte fotos.

Zayn frunció el ceño. No entendía nada, literalmente.

— Eh... ¿Supongo? Me he metido aquí por ti. Este lugar apesta— dijo y reimos a la vez.

Salimos del lugar lo más rápido que pudimos. Nuestros hombros chocaban con los de otras personas que venían en sentido contrario.
No habíamos durado allí dentro ni, literalmente, 10 minutos.
Pero así era yo.
Aquello no me gustaba.

Nos paramos en el exterior del edificio, un poco más alejados de la puerta de entrada.
El lugar donde se realizaba la exposición estaba en medio de un gran jardin. Algo así como un parque-bosque gigante.
Tenía árboles de todas las alturas y formas, flores de todos los colores, y matorrales gigantes. Además, habían piedras grandes y una fuente que parecía de una antigüedad incalculable.

In My BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora