El examen del lunes no había resultado difícil para Nico. Tras acabarlo, había quedado con Izan para hablar de temas pendiente del fin del semana. Tenían la suerte de que el examen era justo antes del recreo, así que, con la ayuda inestimable de Estela que vigilaba en la puerta, ambos se quedaron en el aula para ponerse al día.
A Nico no se le había olvidado en ningún momento que Izan quería hablar con él de algo importante. No sabía de qué se trataba, pero éste le había dicho el fin de semana que no se preocupase, que sus abuelos y su hermano estaban bien. También le había aclarado, para desgracia de ambos, que no tenía nada que ver con algún descubrimiento para volver a sus respectivos cuerpos. Al parecer era algo que podía esperar pero que era importante al mismo tiempo, algo que no quería contarle por teléfono pero sí en cuanto se vieran.
Con la liberación de haber terminado el examen, por fin dejaba que su mente se inquietase sobre qué querría hablarle. Tenía claro que si quería pedirle explicaciones por algo, no se las iba a dar si no eran necesarias, aunque algo le decía que no tenía nada que ver.
―¿Cómo ha ido el examen? ―Preguntó Izan intentando romper un poco el hielo antes de contarle la propuesta de Carmela y Nicolás sobre la venta del piso de sus padres.
―Bien, ha sido fácil, la verdad ―explicó encogiéndose de hombros―. ¿Y a ti? ―Se sentó en una mesa dándole un mordisco al bocadillo que Casandra le había preparado.
―No ha estado mal ―se encogió de hombros con algo de gesto indiferente―. Bueno, creo que tenemos que hablar... ―murmuró mirando su bocadillo.
―Ya, supongo. ¿Qué era eso tan importante que me tenías que contar? ―Se atrevió a preguntarle a pesar de los nervios que iban acrecentando en su interior.
Izan decidió sentarse al lado de Nico en la misma mesa, sobresaltándole.
―Bueno... No sé cómo empezar, la verdad ―resopló inquieto.
―¿Has hecho algo que no debieras? ¿Has vuelto a hablar con Félix? ―Inquirió Nico pensando que esa posibilidad pudiera darse.
―No, no tiene nada que ver ―negó rápidamente―. No le he devuelto ninguna llamada ni ningún mensaje. Ya quedamos en que eran vuestros problemas y no míos.
―¿Entonces? ¿De qué se trata? ¡Venga, Izan! Me estás poniendo nervioso ―le increpó.
―No te preocupes, Nico. No es nada malo ―hizo el gesto con los dedos de unas comillas en el aire ante la última palabra.
―Eso no suena bien ―le replicó él.
―Puede ser malo, por una parte, pero según por cómo se mire, no lo sería...
―¿Puedes decirme de una vez qué pasa? ―Bufó Nico agobiándose al no saber de qué se trataba.
―Solo es que no sé cómo empezar, ¿vale? Es difícil de explicar, y cuando comience supongo que ya será más fácil... ―vio la mirada que le echó y se aclaró la garganta para concentrarse en comunicárselo―. Está bien. Tus abuelos os han propuesto a tu hermano y a ti una cosa importante.
Nico observó a Izan preocupado por esa propuesta. ¿Una propuesta de sus abuelos que al mismo tiempo pudiera ser algo malo? No tenía sentido, a no ser qué...
―Espero que no sea lo que estoy pensando... ―resopló incómodo.
―No sé lo que estás pensando, pero es una simple propuesta, entre tu hermano y tú tenéis que decidirlo y ellos no se opondrán a lo que digáis ―le comentó y Nico sentenció con la cabeza―. El caso es que vuestros abuelos quieren que...,quieren que os penséis el hecho de vender la casa donde vivíais con vuestros padres ―soltó de pronto, sintiendo que se había quitado un peso de encima.
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Quiero ser tú para enamorarme de alguien como yo
Teen Fiction¿Qué pasaría si un día te despertases en un cuerpo que no es el tuyo? Esto es lo que le ocurrió a Nico e Izan, quienes una mañana se despertaron en el cuerpo del otro. A partir de aquel momento, tendrían que hacer frente al problema y descubrir jun...