Cuando las entrevistas terminaron, Nico se marchó a la habitación de Izan para poder pensar con calma sobre lo ocurrido. Por más vueltas que le daba, si ya de por sí no entendía por qué habían rechazado a las otras aspirantes a empleadas, mucho menos podía comprender como no habían escogido tampoco a la última. Era todo lo contrario a Casandra y al mismo tiempo todo lo que aquella familia solía predicar, además, sin contar, que algunas preguntas que le habían realizado no tenían mucho sentido para el joven. ¿Qué habían sido aquellas que versaban sobre trastadas y temas similares? Si no hubiera sido porque había visto a Malena y Ángel modificar una y otra vez aquellos papeles, hubiera llegado a creer que se trataba de una entrevista preparada muchos años atrás, cuando Izan y Amanda eran pequeños. Pero también parecía una especie de desafío, como si quisieran dan a entender con las preguntas que buscaban a alguien como Casandra. ¡Pues haber quien era la guapa que iba por ahí intercambiado de cuerpo a las personas!
Los pensamientos de Nico fueron interrumpidos, como ya era habitual en aquella casa, por unos suaves golpecitos en la puerta de la habitación. Tras darle paso, Amanda se adentró en el cuarto de su hermano. Si algo tenía claro Amanda, desde hacía varios años ya, era que no entraría en la habitación de su hermano sin llamar, al menos desde la última vez que lo hizo.
―¿Qué pasa? ―Preguntó Nico acomodado en la cama. ¿A qué se debería aquella visita?
―¿Qué opinas de las entrevistadas? ―Preguntó la joven sentándose al filo de la cama, sin mirar al que creía ser su hermano.
―No lo sé. Imagino que ahora llamarán a alguna de las que antes rechazaron, ¿no? ―Preguntó, encogiéndose de hombros, lo que creía que era obvio, y que consideraba mejor que aguantar otra tanda de entrevistas nuevas al día siguiente.
―¿Qué dices? ―La chica le echó una fugaz mirada para después apartarla―. Es obvio que ninguna da el perfil.
―Yo creo que la última quizá lo diese ―se atrevió a dar su opinión.
―¿Qué? ―Exclamó Amanda incorporándose de la cama para mirarle, incrédula por aquellas palabras que el falso Izan había dicho―. ¡No te burles de mí, Izan! ―Le regañó―. Esa mujer es quien menos daba el perfil... ―Bufó cruzándose de brazos, haciéndole recordar a Nico a como era cuando era pequeña.
―Pero si es lo contrario a Casandra...
―¡Por eso, Izan! Porque no se parece en nada a ella... ―comentó con el tono de voz un poco apagado.
―Pensé que querrías a alguien totalmente opuesto, siempre te has quejado de ella.
―Ya, bueno... Pero no es lo mismo, porque es Casandra y está aquí desde antes de que naciéramos... ―bajó de nuevo el tono de voz, volviéndose a sentar en la cama de su hermano, sin mirar al chico que había tumbado en ella.
―Eso no me lo esperaba de ti ―se atrevió a decir Nico.
―¡Izan! Que yo también tengo sentimientos y esas cosas...
Aquellas revelaciones estaban siendo una sorpresa para Nico, quién lo que menos imaginaba era que Amanda le hubiera cogido cariño de verdad a Casandra.
―Bueno, venía a hablarte sobre eso... ―se atrevió a murmurar tras unos minutos de incómodo silencio.
―¿Sobre lo de que tienes sentimientos? ―Nico enarcó una ceja de Izan.
―¡No, idiota! ―Protestó la joven―. Déjame hablar, porque solo te lo diré una vez ―advirtió sin mirarle.
―¿Entonces? ―Nico seguía desconcertado, ¿qué querría hablar Amanda sobre Casandra? ¿Por qué se comportaba así?
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Quiero ser tú para enamorarme de alguien como yo
Ficção Adolescente¿Qué pasaría si un día te despertases en un cuerpo que no es el tuyo? Esto es lo que le ocurrió a Nico e Izan, quienes una mañana se despertaron en el cuerpo del otro. A partir de aquel momento, tendrían que hacer frente al problema y descubrir jun...