Los días siguientes a la cena transcurriendo con aparente normalidad. Casi nada había cambiado entre Nico e Izan, a pesar de la conversación que habían mantenido el viernes. Nico había intentado acercarse más de una vez a Izan, sin embargo, éste, estaba cada vez más alejado de él. Era complicado y en parte Nicolás lo comprendía. Las cosas no habían cambiado ni para bien ni para mal. Eso había conllevado que el joven se plantease algunas cosas, como el hecho de que cada vez veía más complicado que volviesen a sus cuerpos correspondientes. ¿Tendrían que adaptarse a vivir la vida del otro, así, sin más? ¿Era aquel objetivo de Casandra? No, seguramente estaban dejando de lado algo que se les escapaba ante sus ojos. Podría incluso ser algo tan fácil que estuviera ante ellos y que no se hubieran percatado. La cuestión era el qué.
Por otra parte, seguía ignorando los mensajes que dejaban los supuestos amigos de Izan en el móvil de éste. Aunque ya sabía que en realidad no eran amigos, algo que le aliviaba. Nunca había entendido aquella relación con aquel par de chicos, pero gracias a los diarios lo había descubierto. Eso no significaba que estuviera de acuerdo con que Izan y Estela los hubieran utilizado para fingir una amistad. Era curioso, porque al fin y al cabo Andrés y Esteban nunca se habían comportado bien con él, así que consideraba que no debería de sentir ningún tipo de pena por ellos. Aunque tampoco era que sintiese eso, simplemente no estaba de acuerdo con utilizar a otras personas por mal que le cayesen.
Esas, entre otras razones, era por lo que había vuelto a silenciar a aquel grupo de Izan. Sin embargo, para no dejarlo mal, seguía entrando de vez en cuando para fingir que leía y hacer pequeñas contribuciones monosilábicas, de iconos y frases sueltas que aparentaban seguir las múltiples conversaciones que solían tener. Aportaba su granito de arena, fingía reírse de aquello que dijeran, y salía nuevamente del chat hasta que otro día volviese a hacer el mismo proceso. Fue por eso que no vio venir lo que se avecinaba el miércoles.
El final de las clases llegó, propiciando así la salida estrepitosa del resto de la clase. A mitad de semana las ganas de que ésta acabase, acrecentaba por parte de la mayoría. A Nico le traía sin cuidado, para él, un día más o un día menos no cambiaba nada. El viernes llegaría cuando tenía que llegar, no por mucho correr el tiempo iba a acelerar. Así que se tomó su tiempo en guardar las cosas en la mochila, mientras tarareaba mentalmente alguna que otra canción. Cuando se dio cuenta, Estela se encontraba apoyada en el marco de la puerta esperándole. O eso dedujo, ya que, a fin de cuentas, tenían que fingir ser una pareja, y salir del instituto a la vez aumentaba esa falsa creencia.
―Perdona, no sabía que estabas esperándome... ―murmuró echándose la mochila al hombro y acercándose a la puerta.
Estela paró a Nicolás. Fue en ese momento en el que se dio cuenta de que algo pasaba. El rostro de la chica lo decía todo. ¿Pero que estaba sucediendo?
―Tenemos que hablar ―sentenció la chica, volviendo a entrar en clase a paso firme.
Nico no le preguntó el porqué había estado en la puerta si luego pensaba entrar. Eran memeces, lo importante era lo que ella tenía que decirle.
―¿Qué ha pasado? ―Inquirió él, con algo de nerviosismo en su voz.
―Yo diría más bien que qué no ha pasado ―dijo sin perder la seriedad en su voz.
―Lo que sea, dime.
―Sé que odias el grupo con los lerdos estos. Para qué te voy a mentir, si Izan y yo también lo odiamos. Lo entiendo perfectamente... ―comenzó a decir.
―Sí, ya. Sé porqué fingís que son vuestros amigos...
―Sí, pero ese no es el caso.
―Si es por lo de que no entraba al grupo, ya sí lo hago. Y escribo a veces.
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Quiero ser tú para enamorarme de alguien como yo
Teen Fiction¿Qué pasaría si un día te despertases en un cuerpo que no es el tuyo? Esto es lo que le ocurrió a Nico e Izan, quienes una mañana se despertaron en el cuerpo del otro. A partir de aquel momento, tendrían que hacer frente al problema y descubrir jun...