"Una vez que lo haga"
Al llegar a casa, mi madre se encontraba de nuevo en casa, no muy diferente al día anterior. Desde el sofá me dio una mirada despreciativa.
Y así es como mi vida se convierte en una rutina que poco a poco va provocando que mi vida caiga en picada, pero ahora, tengo mi paracaídas, y estoy muy segura de que aterrizaré muy lejos de aquí.
- ¿Crees que conseguirás un trabajo con esa ropa?- inquirió con burla.
- No es tu problema- continué subiendo los escalones.
- Sólo decía, quién querría ahuyentar sus clientes contratandote- sus palabras no llegaban siquiera a pasar por mis oídos.
Llegué a mi habitación, me miré en el espejo, tenía el rostro de mi madre, sería una estupidez decir que odio su aspecto, así que si yo no puedo conseguir trabajo por ello, entonces ella tampoco podría.
No pude evitar sonreír, comenzaban finalmente a abrirse caminos para mi, prometí tomar la primera salida que encontrara, y eso haré.
____
La semana pasó rápidamente, pero intentaré resumir todo lo sucedido. El lunes, me pusieron de mesera, ese día un plato de sopa calló al suelo. El martes, ofendí a un americano sugiriendo que probara los frijoles negros. Miércoles, resbale sobre el suelo recién encerado. Jueves, mágicamente, no pasó nada. El viernes, fui mejorando más en caminar sobre el suelo encerado. En todos esos días, mi jefe me estaba observando, cada vez que cometía un error el negaba con la cabeza, mostrando su decepción.
Ahora me encuentro en su oficina esperando su respuesta.
- Bueno, Oconor...- hace un momento estuvo mirando unos papeles, en donde deben estar escritos mis fallos y aportes- mentiría si dijera que usted no hizo un buen trabajo- odio ese suspenso, desearía que dijera su respuesta de una vez por todas- aún así, tuvo varios fallos, sin embargo, la cantidad de fallos no sobrepasa el límite- abrí mi boca mientras fruncía el ceño- lose, no se lo mencioné, sí, hay un límite, aún así me alegra informarle que la próxima semana puede volver- solté el aire acumulado en mis pulmones.
- Muchas gracias señor Griffin- me puse de pie y estreché su mano.
- Está bien, está bien- le restó importancia- sólo asegúrese de no ir votando sopas por ahí- reí ante su comentario, antes de salir de su oficina agradecí por segunda vez.
Estaba feliz por haber conseguido el trabajo, eso es verdad, pero lo que más me hacia feliz era saber lo que lograría ahora que tenía un trabajo.
Estuve ahorrando dinero por dos meses aproximadamente desde que conseguí trabajo, con ese dinero estoy segura de que ya puedo pagar un apartamento, así que, en mis treinta y cuatro horas libres buscaré uno.
Es fin de semana, hoy iré a la biblioteca un rato y luego iré a buscar apartamentos disponibles.
Una vez en la biblioteca hice la misma rutina de siempre, sacar el libro se su escondite y luego sentarme en la misma mesa de siempre.
No pude evitar notar que la misma señora de la vez pasada se acercaba a mi mesa- niña- dijo una vez que estaba frente a la mesa- ¿puedo sentarme?.
- Si, claro- respondí con una sonrisa algo fingida. No me molesta su presencia, es solo que no quiero involucrarme con ella en ningún sentido.
- Te parecerá raro, y lo entiendo- reí por lo bajo dándole la razón- pero, es inevitable darse cuenta de que estás pasando por un mal rato, lose, no me incumbe, pero desde que mi hija se suicidó decidí no pasar por alto nunca los problemas de alguien mas- preferí no decir nada, lamentaba lo de su hija, no se la razón para hacer algo así- no confías en mi, es obvio, tampoco deberías hacerlo- miré mi libro por un momento, debatiendo entre si debería cerrarlo y hablar con ella, o pedirle que se vaya y me deje hundirme sola.
Entonces cerré mi libro- soy Kayla- extendí mi mano y ella alegre la estrechó.
- Soy Grenda- comenzamos a hablar durante un rato, entonces decidí que podía contarle algunas cosas. Al final ella fue de mucha ayuda.
- Creo que debería irme- dije mirando mi reloj.
- Está bien, si vinieras mañana podría enseñarte como cocinar un pavo- añadió sonriente, refiriéndose a la vez que cocinamos un pavo en casa de una amiga, aunque, no fui yo quien lo cocinó- Gracias, supongo.
Me fui a casa, al otro día, fui de nuevo a la biblioteca, y así hice por un par de meses ya, Grenda y yo nos hemos hecho muy cercanas.
Grenda mencionó sobre un apartamento cerca de su casa del que sospecha que muy pronto estará libre. Parece que el inquilino a tenido uno que otro problema con el dueño, el apartamento está al lado de su casa.
- Creo que, aunque suene mal, espero que pronto quede libre- le dije a Grenda mientras le daba un sorbo a mi café.
Ella hizo lo mismo mientras reía- oh vamos, eso no suena para nada mal- corrigió tomando una galleta.
- Es sólo que... No debe ser fácil ir por allí buscando donde dormir- dije con total sinceridad.
- Bueno, hija, no siempre es fácil, y creeme, si realmente necesitara ese departamento lo cuidaría, y no causaría problemas- le di la razón con mi silencio.
Desde que nos hicimos más cercanas, los fines de semana venimos a la cafetería "Rico café" y le doy toda la razón a su nombre.
- ¿Puedo retirar?- es extraño, pero su voz me es conocida.
- Claro- respondí al momento en que miré a la chica.
- ¿Kayla?- entonces, todo se confirmó, era ella.
- Oh por dios licy- me levanté para darle un abrazo.
- Vaya... Que sorpresa- añadió con emoción.
- Losé, no nos vemos desde la escuela, ¿ahora trabajas aquí?- pregunté.
- Bueno, conseguí el trabajo hace unas semanas, hubieron algunos poblemas en la cocina mientras estaba ahí, así que ahora soy mesera- se encogió de hombros mientras sonreía con algo de culpabilidad.
- Porqué no me sorprende- bromeé al recordar el problema que hubo en la escuela.
Estuvimos cocinando en casa de una amiga, entonces ella decidió quedarse sola en la cocina, mientras ella cocinaba mi amiga y yo limpiábamos la sala, al cabo de unos minutos el humo invadió la casa.
- Ésta vez no fue un pavo- rió. Cuando ella mencionó lo del pavo, recordé la presencia de Grenda.
- Oh, ella es Licy, una vieja amiga- la presenté a Grenda- Licy, ella es Grenda.
- Un gusto- Licy extendió su mano.
- Igual- Grenda la estrechó.
- Debo volver al trabajo, ten- rebuscó en su bolsillo, sacó una tarjeta- luego me envías un mensaje, no te pierdas.
- De acuerdo- respondí algo dudosa, ¿porque lleva con ella tarjetas con su número?.
- ¡Nunca sabes cuando verás un chico lindo!- gritó aún de espaladas respondiendo a mi pregunta mientras llevaba los platos de mi mesa a la cocina, como si pudiera leer mi mente.
Sonreí, parece que un par de años no bastan para Licy, siguen siendo la misma.
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TU PRESENCIA [Sin Editar]
Teen FictionMuchas cosas alrededor de mi vida han construido mi persona, no soy igual que las demás chicas de 19 años, que su mayor deseo es enamorarse y casarse. El mío es trabajar y ser independiente. Tengo un trabajo de medio tiempo, lo que implica 6 horas...