Capítulo 34

13 4 0
                                    

Reconciliación

Salí de mi trabajo y me dirigí a casa de Grenda. De paso, fui por unas galletas para ella.

Toqué a su puerta dos veces y ella se apareció con una sonrisa de par en par.

- ¡Hola mi niña!- saludó junto a un abrazo.

- Hola- dije dejando un beso en su mejilla.

- Pasa mi niña- dijo ella. Se acercó lentamente a mi oído- hay un invitado- susurró.

Levanté mis cejas en sorpresa, ¿con que invitado?. Porqué no me sorprende de ella. Me adentré y me dirigí a la cocina para dejar las galletas y tomar un baso de agua.

- Hola- saludó un chico. Su voz... Miré lentamente a su dirección. Vi a Tomas apoyado en el marco.

Se me fue algo de agua por un lado equivocado debido a la sorpresa, razón por la que ahora me encuentro tosiendo.

- Vaya, sabía que te ponía nerviosa, pero no tanto- dijo con orgullo.

¿Sera tonto?.

- Sólo fue la sorpresa, ni te creas que eres importante para mi- respondí enfadada.

Él remojó sus labios mirándome con su típica mirada arrogante- Ni tu te lo crees- respondió con una sonrisa.

- Vaya que a llegado lejos tu ego, ya acostumbrate a que te rechacen, porque lo haré seguido. ¿Sabes porqué? Porque eres el tipo de persona que siempre e botado de mi vida- lancé con enojo ante su confianza en que todas caen a sus pies.

Pasé por su lado evitando rozarle el brazo. Él tomó mi brazo para detenerme. Me aparté ante su toque que me transmitía un tipo de electricidad.

<<Debe ser el odio que le tengo, sí, eso debe ser>>

- Suelta tu agarre Tomas, y de paso alejate de mi- dije.

Su mirada se tornó más seria y con algo de tristeza en ella.

- Hablaste con Josua sobre Jannet ¿no?- preguntó apretando su mandíbula.

- Te alago por adivinar tan rápido- dije con sarcasmo- ahora sueltamente- añadí soltando su agarre.

Odio que me haga ver indefensa, e luchado por años para no verme de esa manera y él llega y hace que pierda la dignidad a tal modo que hasta intenté besarle. La verdad es él me es muy lindo, sólo fue una recaída, nada con importancia.

- Quiero explicarte todo, lo que él te a dicho es la mentira que le hice creer.

Suspire y agache mi cabeza, no quería verle al decir lo siguiente- está bien.

<<Vaya, te has hecho obediente. Pareces un perro entrenado>>.

- Gracias- dijo y me abrazó, luego dejó un beso sobre mi cabeza. Me permití rodearlo con mis brazos.

La verdad es que todos merecemos que oigan nuestra explicación. Es inmaduro no permitirle a alguien expresar su punto de vista y quedarse sólo con el nuestro o el de alguien más.

Merecemos que nos perdonen, además, él seguro que se arrepiente de lo que sea que hizo, ¿quien soy yo para pedir más de lo que él como ser humano puede dar?.

Fuimos a la sala donde nos esperaba Grenda con su taza de café- que bien que ya terminaron de discutir, se perdían de buenas escenas de la película.

Me sonroje ante sus palabras, sonó como si él y yo fueramos una pareja. No tenía necesidad de verlo para saber que él sonreía orgulloso por el comentario. Tomé asiento al lado de Grenda y juntos disfrutamos de la película.

Luego de unas horas, cuando acabó la película, Tomas fue por unos refrescos, dejándome solo con Grenda.

- Escuché que la chica de al lado decidió irse- dijo emocionada.

- ¿Entonces está disponible ahora?- pregunté con cierto interés.

- Pues claro, y además, te cobraran hasta más barato que a ella, porque le a dejado algunos daños al departamento.

- Eso es una noticia agridulce- declaré con una mueca.

- Oh vamos, no son tan graves- dijo restándole importancia.

Hace unos días quería hablar con ella sobre eso, y ahora ya tengo un lugar donde comenzar una nueva vida. Ahora mismo no me permito pensar en que ocurrirá con la casa de mi padre, sólo quiero armar en mi cabeza todo lo que cambiará apartir del día en que me mude.

- Ésta casa no queda tan lejos de mi trabajo, te tendré más cerca para cuidarte...- pensé en voz alta.

- ¡Genial!- dijo alegre- te daré el número del dueño- dijo mientras buscaba su teléfono.

Mientras copiaba el número de "Jhon" el dueño del apartamento. Aunque su nombre no es un dato necesario ahora ni después, debía saberlo a la hora de llamarle.

Luego de unos minutos Tomas entró a la casa junto con unas bebidas gaseosas y unas papas para pasar el rato.

Disfrutamos juntos hasta las diez de la noche, ya eso para Grenda era tarde así que la dejamos descansar.

Cada vez que miraba a Tomas hablar con Grenda, se me escapaba una sonrisa, al fina, fue todo un placer pasar el rato con él también. Éste chico, me hace dudar en si en verdad no me quiero enamorar. E escuchado que uno no elige si enamorarse, o de quién enamorarse.

Pero yo pienso que el amor sólo pasa si nosotros lo permitimos y que la razón por la que nos enamoramos, es porque llegamos a querer a una persona y en ese momento de vulnerabilidad permitimos que llegue el enamoramiento. Así que, creo que nosotros sí lo elegimos en un cierto modo.

- Gracias por acompañarnos- agradecí antes de quitar el cinturón.

- Fue un placer- dijo con una sonrisa.

Lo miré fijamente imitando su sonrisa, era muy lindo y eso hacia que todo fuera más difícil.

¿Quiero estar con él, o con Josua?.

- ¿Crees que pueda pasar a tu casa?- preguntó.

Abrí mis ojos ante su petición, ¡que desvergonzado de su parte!.

- No no para eso- aclaró nervioso- ya sabes, quedamos en hablar ¿no?- explicó.

Que tonta que soy.

- Claro- dije mas tranquila- vamos.

Me bajé del auto y el llegó a mi lado cuando yo abría la puerta de mi casa. Fuimos a la sala para hablar cómodamente.

Él parecía nervioso por tener que hablar de esa parte de su vida, no quería presionarle así que le permití tomarse su tiempo.

- Josua no sabe la verdad sobre ese día- dijo de repente-. Lo único que él cree saber es que yo manejaba un auto sin control alguno, tuvimos un accidente y entonces ella murió. La verdad es que aunque ella sí murió en un accidente, yo no era quien conducía.

TU PRESENCIA [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora