TU PRESENCIA [Sin Editar]

Capítulo 12

"Te encuentro"

No llegar a tiempo es un gran error
Más al llegar, aún así no darte cuenta,
Ahora estás en mi corazón
Y aquí cerraré la puerta.

Cuando desperté, fui a la habitación de mi padre, le encontré sentando en la cama rascando sus ojos.

- ¡Vaya, te haz despertado de mañana!- dijo admirado.

- Losé- me acerqué a él. En mi antiguo trabajo, no debía levantarme de mañana, pero en mi nuevo trabajo sí- tengo mucho que contarte.

- Bien, dime- dijo luego de colocarse las pantuflas.

- Conseguí el dinero para pagar la casa- me miró asombrado.

- ¡Trabajas en un lugar nocturno!- reí ante su preocupación.

- Claro que no papá- esperé un momento para dejar de reír- ¿recuerdas a Griffin?- el asintió- hizo que me despidieran de mi antiguo trabajo.

- ¡Que dices!- se puso de pie.

- Espera papá- le tranquilice- me dio trabajo y el dinero.

- ¿Completo?- negué con la cabeza.

- Me dio cien mil, y hoy me dará los setenta mil que faltan- me abrazó emocionado.

- Entonces no trabajas en un lugar nocturno- dijo aliviado.

Comencé a reír de nuevo, lo cuál, hasta ahora logró hacer, ya que no podía siquiera sonreír de solamente pensar en la salud de mi padre y la casa.

- Papá- recordé lo sucedido anoche- anoche te encontré sin la cobija, ¿estuviste mal?.

- No, sólo llegué bastante cansado- explicó.

- Dejaste la ventana abierta- él sonrió.

- Seguro es por eso que soñé que me encontraba en el polo norte bailando con shakira- reí ante su absurdo sueño.

- De acuerdo, iré a desayunar.

Bajamos por nuestro desayuno y luego cada uno se fue por su cuenta.

Llegué a mi trabajo y la primera persona que vi fue a Tomas hablando con una chica en la cocina. No me sorprende, ayer me reveló que prefiere una chica de una noche a enamorarse de una chica y casarse.

- Buenos días- saludé amable mientras abría la pequeña puerta, adentrandome a la cocina.

- Hola Kayla- sacudió su mano. La chica nos miró incómoda. Debe creer que somos mas que simples saludos.

- Es un tonto- aclaré- ni lo pienses- reí.

Ella me devolvió la sonrisa con cierto agradecimiento, mientras él me lanzaba navajas con su mirada.

- ¡Recuerda la página veintiséis!- gritó molesto y divertido a la vez.

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