Capítulo 30

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Verdades ocultas

Llegué a casa y me senté en el sofá en donde mi padre me dejó.

Quería y a la vez no, dejar ésta casa. Para empezar, me recordaba mi mayor dolor, también mi vida pasada con mi madre y además, ya es muy grande para mi nada mas.

Recordé que Grenda una vez mencionó que había un apartamento junto a su casa que probablemente llegaría a estar desocupado. Aunque a ella le den el alta el Jueves, no significa que ya está totalmente bien. Ella necesitará de mi, tanto para recuperarse cómo para caminar.

Cogí mi móvil para enviarle un texto a Grenda. Lo pensé dos veces antes de hacerlo, creo que sería mejor preguntarle en persona, además, seguro que está descansando.

_____

- Bueno... Entonces qué querías hablar conmigo- pregunté poniéndome cómoda.

- Espera a que traigan la comida- dijo nervioso.

- ¿Porqué, lo necesitaré para tragarlo?- pregunté de mal humor. La verdad es que él no tenía la culpa de lo que sucedió con Tomas, no debería tratarle así pero... Es difícil fingir alegría cuando por dentro deseas ir al espacio para gritar todo lo que sientes.

- Perdón, no me siento muy bien- me disculpé con la cara entre mis manos.

- Descuida, suelo ponerte de mal humor- dijo apartando las manos de mi rostro.

- No es verdad, ya no es así- negué.

- Con lo que diré ésta noche, es muy probable que sí. Por eso es mejor que comamos primero, así no te caerá mal la comida.

- Bien- concorde.

Al cabo de unos minutos trajeron nuestra comida. Yo opté por un ceviche mixto y él por una carne en salsa.

En mi cabeza se repiten una y otra vez las siguientes palabras: nunca conseguirás una pareja, no lo mereces. Eres una tonta, así que ve y dile a ese pobre chico que se vaya o se arrepentirá el resto de su vida.

Y así es como terminé siendo quien soy, con las palabras hirientes de mi madre ordenándome echar al niño que me esperaba detrás de la puerta.

Llegué no sólo a sentir, sino a vivir esas palabras. Me lo creído tanto que ahora sólo puedo pensar en que es verdad.

Quizás por eso es que siempre digo: no querrías estar con alguien como yo. Y luego para no dar explicaciones de porqué, digo: no tengo tiempo para una relación.

Pero la verdad es que si lo tengo, y ahora mismo un chico muy dulce come felizmente frente a mi una deliciosa carne en salsa, totalmente convencido de que soy capaz de enamorarme. Pero no es así, yo e amado pero nunca me e enamorado.

- ¿Estas bien?- preguntó- me has estado lanzando caldo de tu ceviche y ni lo has probado.

Dejé de jugar con el trozo de pescado en mi comida y lo miré avergonzada- lo siento, estaba pensando- tomé una servilleta y limpie las gotas sobre la mesa.

Su mano calló sobre la mía haciendo que me detenga- Sabes que puedes confiar en mi, no intentaré hacer nada que tu no quieras- dijo mirándome con ¿compasión? Sí, creo que eso es lo que hay en su mirada.

- Losé, yo confió en ti. Pero eso no quiere decir que deba molestarte con mi vida- dije encogiendo mis hombros.

Él apartó su mano- bien- dijo para luego continuar comiendo.

Noté algo de decepción en su rostro, y nose porqué.

Comí mi ceviche hasta el final, ahora me encuentro mirándolo, esperando a que decida decirme porqué estoy aquí ahora.

- Kayla, antes de decirlo necesito que sepas que esto no lo digo para que lo odies a él y vengas conmigo. Sólo diré la verdad e incluso los errores que yo también cometí- comenzó a decir. Yo sólo asentí impaciente.

<< Mira, Tomas y yo nos conocimos antes de vernos en el hospital. Fue hace ya mucho tiempo. Antes eramos compañeros de trabajo, conocí a Jannet en ese entonces. Me había llegado a gustar tanto que incluso tenía preparado como sorpresa, escaparnos juntos a Inglaterra, ya había comprado los boletos, incluso sin estar seguro de si aceptaría o no.

<< Tomas y yo no nos llevamos bien nunca, pero no lo odiaba, hasta que él se enamoró de ella. Y ella, parecía que también de él. No la culpo, él siempre fue más hábil que yo.

- ¿Ella se quedó con uno de ustedes?- me adelanté a preguntar.

- A eso voy- respondió-. Luego de comprar los boletos fui al trabajo por ella, salía mas tarde que yo. Esa noche cuando volví, fue inevitable no notar el auto de Tomas afuera, él no debía estar ahí. Entré al local esperando verla a ella sola, pero estaba con él.

- ¿Jannet?- pregunté acercándome sigilosamente a la cocina.

- ¡Hola Josua!- dijo emocionada, al verme corrió hasta mi para abrazarme. Entonces levanté la mirada y vi que Tomas estaba con ella.

- Hola preciosa- dije dejando un beso en su cabeza.

- Llegas tarde, Tomas y yo jugábamos naipe, ¿te unes?- preguntó sentándose de nuevo en el suelo.

- ¿Podemos hablar en privado?- le pregunté ignorando la mirada arrogante de Tomas.

- ¿Pasa algo malo?- preguntó ella.

- No, sólo debo decirte algo importante- dije.

Ella se levantó y tomó mi mano, nos dirigimos a una mesa cercana en el restaurante "pescado al gusto".

- Quiero hacerte una propuesta importante- al escucharme ella tapó su rostro asustada- no es matrimonio linda, lo siento- dije con una sonrisa. Ella me miró enojada golpeando levemente mi hombro.

- ¿Entonces?.

Dejé que los boletos respondieran por mi, los saqué de mi chaqueta y los puse sobre la mesa.

- ¿Quieres ir conmigo a Inglaterra? Podemos irnos los dos, sólo tu y yo linda- puse mi mano sobre la suya.

Ella miró los boletos seria, parecía algo triste, ¿porque?.

- Josua...- dijo casi en susurro- en verdad lo siento yo...

- Ella irá conmigo- terminó Tomas por ella.

Inglaterra es el lugar al que ella siempre soñó con ir, por eso me extrañó que no se emocionara, pero. ¿Ira con él?.

Me levanté mirándola fijamente- ¿Es verdad?- pregunté.

- Si- respondió sin levantar la mirada.

- Mirame, y di que quieres ir con él- le pedí.

- ¿Ahora eres masoquista?- dijo Tomas en tono burlón.

- Jannet- repetí.

- Josua- dijo mirándome- no puedo hacerlo, no quiero herirte- una lágrima escapó sobre su mejilla.

- No lo harás- dije para tranquilizarla, odiaba verla llorar.

- Me gusta Tomas... Perdón, quería decírtelo- dijo entre sollozos.

Ahora mismo siento un dolor en el pecho incurable, ella decidió ir con Tomas.

La abracé fuertemente y susurré en su oído- te amo.

Miré a Tomas quien miraba hacia otra parte con sus brazos cruzados.

- Si le llegas a hacer daño te mato- advertí.

Él no dijo nada. Salí de ese lugar vencido por el dolor, ya no me queda nada mas que un par de boletos para un viaje que ya no soy capaz de hacer.

Con el paso de los meses, llegó un rumor al pueblo, uno sin confirmar. Dijeron: Jannet murió en Inglaterra.

TU PRESENCIA [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora