Capítulo 43

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Él podría dejarse llevar entre besos y demás, pero no podía, sabía que estaban allí por algo, una propuesta, y no podía seguir aplazándola, pero tampoco era tan fuerte para detenerse ahora, y para ser sinceros, las palabras que tenía preparadas, todas se las olvido, y ya no sabía como comenzar hablar.
Por suerte, otra vez, la curiosidad de Elisse le evitó tener que hablar él primero.

—Oye... todo esto es muy hermoso, es un lugar increíble, y estas arriesgando mucho al haber venido aquí...—insinuó Elisse facilitando las cosas para Tony.—...supongo que tendrá que haber un motivo más que el de ser un poco rebeldes y romper leyes, ¿no?

—Si, si lo hay, Liss.

—¿Quieres decirme algo, verdad?—su curiosidad había actuado otra vez.—reconozco cuando te pones así de nervioso.

—Si... no elegí este lugar porque sí, sino porque quería que fuera especial y que lo recordemos siempre, aunque esta noche me digas que no.—confesó Tony para comenzar hablar.—tuve una conversación con Billie la cuál me hizo pensar muchísimo sobre mis sentimientos estos últimos meses, y llegue a la conclusión que ya no deseo reprimirlos más.

—Espera... no quie.—él la interrumpió para seguir hablando.

—Hace tiempo que quería proponerte algo, y entendí que el tiempo es una medida muy compleja, un día lo tienes y al otro no, y yo no quiero perderlo más.—Tony se detuvo para dar un fuerte suspiro, tomo las manos de Elisse y se cargó se valor para preguntárselo.—Entonces... me preguntaba si quieres...—ella lo interrumpió, y también soltó las manos de él, apartándose.

—Lo siento, no me veo preparada mentalmente para comprometerme, y no es que no quiera casarme contigo, por supuesto que me encantaría, pero es que tengo unos problemas familiares que resolver antes.—soltó ella muy rápido y nerviosa, y él soltó una risa, algo que ella no comprendió.—no creí que lo tomarás tan bien.—soltó ella sorprendida.

—Es que no te estaba pidiendo matrimonio, Liss, solo que te vinieras a vivir conmigo, si quieres... así como una pareja.—soltó Tony finalmente.

—¿Entonces no quieres casarte conmigo?—preguntó ella aliviada aunque decepcionada también.

—No.—admitió él de inmediato.—al menos no por ahora.

–Eso quiere decir que en un futuro si.—comprendió ella con cierta emoción.

—Si... cabe la posibilidad de que si.—afirmó él.—¿qué, tú no quieres?

—Si claro que quiero, pero en un futuro...—respondió ella titubeando.

—¿Pero que tan futuro... digo, uno muy lejano?—cuestionó él.

—Si.—asintió ella pero luego negó rápidamente.—No... va, no lo sé.—respondió ella nerviosa y con el ceño fruncido.—depende, pero mientras estemos juntos, no importa, ¿no? eso después lo decidiremos.

—Claro.—soltó él con una sonrisa más tranquilo.—pero... ¿vendrás a vivir conmigo o no?

—Oh... si, es verdad que esa era la pregunta.—soltó ella con una risa.

—Entonces... ¿quieres mudarte conmigo o...—ella lo interrumpió.

—¡Si, claro que quiero!—soltó ella con emoción y se tiró encima de abrazarlo.

Era una de lo noches más felices de ambos, y como había mencionado Tony antes, esta noche daba comienzo a una historia muy larga entre ellos dos. Pero ahora solo se centraban en una cosa, eran oficialmente una pareja, y quería festejarlo como una.

Tony había subido un bolso con él, porque si todo salía bien sabía que iban a sentir muchas ganas de celebrarlo. Y el piso estaba muy frío para la ocasión. Así que saco algunas mantas que trajo, y las coloco en el suelo con la ayuda de Elisse, para que luego se sentarán sobre estás. Él saco un champán y dos copas, de las cual brindaron.

—Por nosotros.—dijo él con una sonrisa y choco la copa de Elisse.

—Y nuestro gran futuro juntos.—agregó ella y ambos tomaron para celebrar.

No sé si fue el champán o que hizo efecto rápido o qué, pero ellos se miraron y se rieron a la misma vez, como si se estuvieran leyendo la mente y se hubieran contado un chiste interno.
Dejaron las copas al costado, lejos de ellos. Ninguno necesitaba decir nada para comprenderse, era una magia que solo muy pocos podían poseer.

Ella se recostó sobre las mantas que Tony había traído, que hacían que el suelo no estuviera tan duro ni permitían traspasar el frío, él comenzó a besarle detenidamente cada espacio de su piel, ella suspira y solo deseaba que ese momento fuera eterno, cada lugar de su cuerpo había sido tocado y besado por él, y así también al revés, ella había besado cada lunar de él, cada cicatriz, todo, ambos se conocían todas sus perfecciones y sus imperfecciones, hasta se descubrieron detalles de su cuerpos que ni sus madres habrían visto, y rieron por ello.

Esa noche no solo se habían entregado completamente de cuerpo uno al otro, si no que también se habían entregado el alma.
Ellos hicieron el amor en todas sus formas posibles, se declararon todo, y solo la luna y las estrellas habían sido testigo de lo que sucedió aquella noche. Juraron amarse para siempre, y en su juego del amor, la única jueza fue la luna. Y no sé puede romper una promesa que fue sellada bajo la luz de la misma luna.

—Te amo.—soltó ella al despegar sus labios de los de él.—y pase lo que pase, nunca dejaré de amarte. Nunca olvides eso.

—No podría olvidarlo nunca, porque aunque mi corazón dejara de latir, tú siempre estás en mi mente, y serás mi mayor fuerza para seguir.—soltó él acariciando su mejilla ruborizada por el calor.—Te amo, Liss.

Fueron sus declaraciones de amor, para ellos, solo palabras que soltaron para expresar todo aquello que sentían, pero jamás pensarían que estás palabras quedarían guardadas en el universo por siempre, y la Luna sería su mayor aliado, por haberse quedado tan embellecida por su amor. Y a pesar de lo que pueda llegar a pasar de por medio, dos fuerzas que son atraídas siempre encuentran el modo de volver a encontrarse y estar juntas.

—Podría aterrizar un helicóptero en cualquier momento...–soltó Tony dándose cuenta y volviendo de su burbuja de amor al lugar donde estaban.—y moriríamos...

—Si.—afirmó ella.—posiblemente.

—¿No te preocupa eso?—preguntó Tony sin quitarle la mirada.

—No.—negó ella.—nunca me sentí tan segura.

–También siento esa protección, que extraño...—soltó él confundido.

—Es la Luna, Tony.—confesó Elisse segura.—mira como nos sonríe.

Tony subió la mirada hacía la luna, y por supuesto nunca vio una sonrisa de parte de tal satélite natural, pero entendió perfectamente lo que decía Elisse, ya que nunca había visto a la luna brillar tanto.

Ordinary World. (Tony Stark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora