Capítulo 62

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Hacía ya un mes de aquella noche, y como había propuesto Steve al día siguiente comenzamos los entrenamientos hasta el día de hoy. Eran muy completos y buenos, sin duda él era un gran entrenador y yo solía adaptarme bien a nuevos cambios así que no tuvimos problemas con eso.
Salíamos a correr todas las mañanas, al principio era imposible llevarle el ritmo, yo me cansaba primero y comenzaba a bajar el ritmo hasta que debía caminar para poder continuar, él era muy paciente así que me esperaba, luego con la continuidad de los días fui tomándole más la mano, hasta hoy que corro a su par sin cansarme.

Luego de correr hacíamos algo de físico, abdominales, piernas, brazos, y así. Y otros días luego de la entrada en calor ejercitábamos con un poco de boxeo, un deporte amado por ambos ya es uno de los deportes más completos, donde ejercitas todo incluso la mente.
Esto era básicamente, unos rounds de bolsa para la entrada en calor de los brazos y luego un poco de sparring tranquilo, ya que solo hacíamos 3 round. Lo suficiente para practicar sin la necesidad de lastimarse.

A veces para variar un poco, también entrenaba con Natasha, ella también era muy buena enseñando aunque no tenía la misma paciencia que Steve, pero era bueno a veces cambiar un poco.Y siempre exigirse más.
Y al igual con Clint, él me enseñaba tiró de flecha, fue fácil ya que en Asgard era básicamente lo que hacía. A mi padre le aterraba la idea de que yo fuera a pelear, así que para calmar un poco mis ansías me dejaba practicar con el arco.

—Buen entrenamiento.—dijo Steve con una sonrisa mientras se secaba el sudor con una toalla.—cada día estás mejor.

—¿Lo dices en serio o simplemente para alegrarme?—cuestioné divertida.

—Lo digo en serio... yo jamás te mentiría.—dejó la toalla a un lado para venir y darme un beso.—¿o crees que sería capaz de hacerlo?

—Mmm no lo sé... no me gusta fiarme de nadie.—solté con el mismo tono de divertida.

—Esta bien...—dijo él alejándose.—pero en mi puedes confiar, ¿lo sabes?

—Si... lo sé.—admití con una sonrisa para calmarle.

A veces también sentía que él era muy sensible, o no podía interpretar bien mi humor. O tal vez era que él era demasiado dulce, y a mi aún me costaba, o simplemente no me nacía ese amor... esa ternura. Decirle cosas lindas, o tiernas no me salía. Y le contestaba con ironía lo que a él le molestaba.

—Ok, iré a bañarme.—dijo antes de darse la vuelta para luego retirarse.—te quiero.
Agregó y luego sonrió.
Se quedo un rato apoyado en el borde de la puerta mirándome con una sonrisa.

—Va, apúrate que también tengo que bañarme.—le dije antes de que se fuera.

Dios! Es tan hermoso, no logró comprenderme a veces... ¿por qué me es tan difícil quererlo? Si él es todo lo que cualquier chica desearía... tal vez no termino de conocerme a mi, tal vez no es lo que yo quiero o no lo sé, pero es muy confuso todo.

Narra Thor
Ha pasado mucho tiempo desde que fui a Asgard, las cosas allá ya estaban bien. La guerra había terminado, y nuestro reino finalmente había recuperado el control.
Con Loki encerrado en una celda y todos los reinos siendo controlados ya no había necesidad de que yo siguiera en Asgard, así que decidí regresar a la Tierra.

Extrañaba muchísimo a mi hermana y estoy seguro que ella también a mi. Estaba muy ansioso de saber cómo está, y si Steve ha podido lograr llegar a su corazón, que es lo que espero porque si no me equivoco, Stark y Banner regresarían hoy mismo.

Ya me había encargado de hablar con ellos, aunque conociendo a Stark hoy se volveré a repetir, él tiende a no prestar atención y olvidarse de las cosas fácilmente.
No quería pedirle ningún tipo de favor a él, Banner de por sí es un gran doctor, pero con Stark trabaja mejor, y también aporta tecnología de primera que siempre es necesario. Así que lamentablemente tendrá que ayudarle.

Sin más, me dirigí a despedirme de mis padres. Mi madre me abrazó mientras algunas lágrimas caían por su rostro. Ella es una mujer fuerte, pero extraña demasiado a Elisse, y es muy entendible.

—Por favor, cuídame a mi niña.—dijo mi madre con la voz quebrada.—y tráela pronto.

—Regresará cuando todo este en orden.—Agregó mi padre con tono imperativo.—mientras, allá estará bien.

Yo asentí con la cabeza, y luego me fui. Mi padre era lo contrario a mi madre, por supuesto que extrañaba a Elisse pero jamás lo admitía. Es más, al parecer, la quiere muy lejos de Asgard y no encuentro razones del porque.

Antes de ir con Heimdall quería despedirme de mi hermano, así que baje hasta las celdas y lo ahí estaba él, muy tranquilo. Y eso aterraba, porque si estaba calmado significa que ya tiene algún plan de escape.

—Oh, mi hermano, ¿a qué debo tan honorable visita?—preguntó con tono de ironía, dejó su libro y luego me miró con atención para preguntarme.—¿seré liberado? ¿finalmente se dieron cuenta que yo no soy el malo de la historia?
Siguió cuestionando con humor en cada palabra que pronunciaba.

—No, Loki, vine a despedirme.—admití yo sin mucho interés de entrar en una discusión.

—¡Ay! Que decepción.—soltó él con un suspiro y volvió la mirada hacía su libro—creí que por fin habías descubierto la clase de padre que tienes y lo encerrarías a él en vez de a mi.

—No hables como si no fuera tu padre.—respondí con un tono más firme esta vez.

—No lo es.—dijo él sin burla ni humor.

—Iré con nuestra hermana, ¿o tampoco es hermana tuya?—cuestione esta vez y él me dirigió su peor mirada.

—Elisse sí es mi hermana.—respondió esta vez acercándose a mi.

—¿Quieres decirle algo?—pregunté con un tono más calmado.—se lo diré.

—Si, dile que pronto saldré de aquí e iré a buscarla.—él puso ambas manos en la celda y pronunció con furia.

—No lo creo.—respondí negando con la cabeza.—Pero si la quieres al menos un poco, déjala en paz.

—¿Tú hablas de querer? Cuando lo único que te importa eres tú mismo.—respondió para luego reírse.

—Ya no soy así.—negué rotundamente.

—Entonces déjala ser feliz.—exclamó él casi gritando.—y no pongas esa cara, sabes a que me refiero.

—No sé de que estás hablando.—seguí negando, aunque esta vez, si sabía a que se refería Loki.

—Eres igual a él, un mentiroso.—soltó esta vez con una risita irónica.—Le hiciste una promesa y la rompiste.

—Es por su bien, sabes que ese hombre no le conviene.—confesé con sinceridad.

—Lo único que sé es que ese hombre la hacía muy feliz, y es lo único que importa aquí.—admitió él y puedo jurar que vi hasta ternura en sus ojos.

—Por si se te olvido, tú rompiste esa felicidad, fuiste vos quién la alejó de él.—pronuncie haciéndole recordar.—y hasta el momento, es lo único bueno que has hecho.

—Tuve mis motivos.—dijo y se alejo de la celda.—no fue porque prefiero que salga con un rubio, alto, de ojos celeste, que me cae mejor. Créeme que no fue un capricho, como lo es lo tuyo.

—Si no tienes nada que quieras decirle entonces simplemente me iré.—dije finalmente y no obtuve respuesta alguna de su parte.

Al decirle esto último él no respondió simplemente sonrió falsamente y volvió a recostarse en su cama a leer aquel libro aburrido. Comprendí que ya no necesitaba estar ahí así que sin más, me marché.

Ordinary World. (Tony Stark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora