Capítulo 66

1.5K 125 24
                                    

Elisse sin importarle las opiniones de Steve ni de su hermano, fue convencida a buscar a Tony.
Primero espero un tiempo, no quería ir de inmediato ya que no sabría como lo iba a encontrar.
No estaba segura en su totalidad de que lo conocía de algún lado, pero acababa de ver su reacción al verla a ella, y sabía que algo bien no estaba. Por algún extraño motivo, me preocupaba este hombre y sentía la necesidad de comprobar que estuviese bien.
Mientras le daba su espacio para ir a hablarle, aprovecho el tiempo y habló con Bruce.

—¿Tu amigo siempre actúa así de raro?—le pregunté divertida.

—En realidad no.—respondió él confuso.—tal vez... puede ser que él te haya reconocido.

—¿Crees eso posible?—pregunté yo confundida esta vez.

—Es la única razón por la cuál tendría sentido que actúe así.—respondió él con mucho sentido.—deberías ir y hablar con él, tal vez pueda ayudarte más que yo.

—Tú me caes bien.—solté con una sonrisa.—no entiendo porque dicen que eres el vengador más temible.

—Es que no haz visto cuando me enojo.—contestó serio, pero luego soltó una divertida risa.—es un chiste... mejor ve al laboratorio antes de que se vaya.

Yo asentí y le hice caso. De verdad me constaba entender muchas cosas, pero que Bruce fuera el vengador que causa más miedo en las personas si que era de no creer. No solo por su apariencias física sino que también su personalidad, es muy bueno y comprensible, así que no comprendo aún a este grupo.
Sin darle más vuelta al asunto, decidí hacerle casi al vengador más fuerte, nunca había bajado al laboratorio así que no sabía muy bien donde quedaba, me perdí un poco antes de llegar pero finalmente lo logré.
Abrí la puerta silenciosamente cuando lo vi. Hundido en su trabajo, con los ojos cansado y la vista perdida. Estaba tan concentrado que hasta pena me daba distraerlo.

—Hola.–solté despacio para que no sé exaltará.—soy yo... de nuevo.

P.O.V.  Tony

Me encontró distraído, su voz era tan firme como siempre aunque un poco más tímida y silenciosa. Su rostro igual de dulce y angelical, su mirada estaba perdida y no me miraba como antes. Yo sabía que en el fondo aún estaba la Elisse de la que yo me enamore. Pero ahora no la estaba viendo, no es mi Elisse. Ella ni siquiera me conoce, me mira como si fuera un extraño. Olvido todo, los momentos que vivimos juntos, sus locuras, a Rosita... ella no sabe ni quién soy, ni recuerda a su familia quién la ayudo aquí estando sola cuando su familia de verdad la abandono. Y yo realmente no sé si ella es la misma.

Quede ahogado en mis pensamientos por varios minutos. Al verla en frente mio, escuchar su voz, tocarla no puedo evitar que mi piel se erice, mis músculos se tensionen, mi pulso se aceleré, me pongo nervioso y solo digo estupideces.

—¿Me estás escuchando?.–preguntó ella con algo de molestia.
¿Cómo podría escucharla? me perdí en la primer palabra que dijo, y esto ya se me estaba volviendo una costumbre.

—No... estaba... distraído.—contesté sinceramente.—disculpa, ¿qué me decías?

—Te estaba preguntando si estabas bien...—repitió ella ya que no había podido escucharle.—actuaste muy extraño... y me dejaste confundida.

—Lo siento, es que eres muy parecida a alguien que perdí...—confesé sin vueltas.

—¿Qué tan parecida?—preguntó dudosa.—¿puede ser que esa persona sea yo...?

—Completamente.—asentí.

—¿Y tú y yo éramos...?—preguntó con muchísimas más dudas.

—Amigos.—mentí.—muy buenos amigos.

—Entonces Bruce tenía razón, tú podrías ayudarme... ya sabes a recordar.—soltó ella de la nada y yo quedé atónito.
¿Cómo sabía Banner que yo podía ayudarla?

—¿Steve no se estaba encargando de eso?.—respondí sin pesar. Y si, otros de mis defectos es que cuando estoy nervioso y encima celoso digo lo primero que pienso.

—Ahh claro, pero ves que... Steve no conoce mucho la ciudad y supuse que..—la interrumpí.

—¿ Y por qué yo?—decidí hacer esa maldita pregunta.

No podía aceptar el hecho de que ella no sintiera lo mismo que yo. Estamos conectados, lo sé. Ella también debe sentir esto que yo siento, aun sin recordar.

—Bueno... en realidad no quiero molestarte per...—volví a interrumpirle.

—¿Entonces?—volví a cuestionar

—Nada, olvídalo.—dijo ella negando con la cabeza.—fue una terrible idea.

Joder! Tenía la oportunidad de acercarme a ella y lo arruiné. Ahora si estaba mal, antes de que ella saliera del laboratorio apure el paso y fui detrás, la tome del brazo haciéndola girar y la detuve.

—Espera, no te vayas.—le supliqué.—solo quería saber si me elegíais por algo en especial...
Dije finalmente dejando todo mi orgullo atrás.

—Si...—confesó ella y fue como si me hicieran una caricia en el alma.—es que cuando te ví sentí como si te conociera de toda la vida...

No pude evitar sonreír al escuchar lo que me dijo. Un rayito de esperanza había caído en mi, tal vez aún no es tarde, puedo hacerle recordar... podría volver a ser mi Elisse.

—Me convenciste.—le dije con una sonrisa.—te ayudaré.

—Que fácil eres.—agregó ella irónica.

—Fácil no, débil ante los encantos de una chica tan linda.—deje escapar para luego guiñarle el ojo.

—Hay otra cosa más.—evadió ella rápido y yo le respondí con una seña para que continuará.—Thor no sabe nada de esto, ni tendrá que saberlo.

Por fin estaba volviendo la Elisse atrevida, rebelde que yo conocía y que tan loco me volvía. Solo sonríe y asentí.
¿Qué podría salir mal? Después de todo solo estoy escapándome con una diosa.

Ella salió del laboratorio con una sonrisa triunfadora, yo sonreía mientras le veía irse. Antes de cruzar la puerta me miró una ultima vez y sonrió.

No sabía sin sentirme feliz o triste, ahora sabía que ella no murió, no desapareció de la nada. Sino que fue un problema de fuerza mayor, e incluso, de otro mundo.
Y era suficiente para sentirme feliz, pero por otro lado no la tenía. Ya nada era lo mismo. Ni yo, ni ella. Eramos dos completos desconocidos y eso me partía en dos. Y era la razón por la cual me sentía destrozado.

Ordinary World. (Tony Stark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora