Capítulo 30

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Tanto ella como él eran lo suficientemente orgullosos para admitir que les había encantado los papeles que saco Norah de esa bolsa. A ambos le gustaba la idea de volver a compartir la habitación pero ninguno de los dos lo admitiría.
Miraban de lejos a Ian y Norah y no entendían como podían discutir tanto y de un segundo a otro amarse con la misma intensidad con la que peleaban. Si, son extraños, pero ninguno calla lo que siente, y extraño o no, aún sigue siendo amor y de alguna manera ellos sentían celos por ese amor.

Tony había llegado un punto en donde se cuestionaba frecuentemente si seguir insistiendo o no, odiaba pensar en la idea de estar molestando a Elisse, pero si fuera así tampoco lo entendía, él estaba completamente confundido. Las palabras frías y bonitas de ellas ahora nadaban en su mente y lo hacían dudar aún más. Se había convencido una y otra vez que ya no necesitaba motivos, no quería hacer más preguntas pero las necesitabas, no podía seguir así.

La tormenta ya había terminado hace unas horas atrás pero había dejado el mar demasiado revuelto, Tony era un hombre muy cauteloso y como tal, fue asegurarse del timón. Lo obvio es que no se pasaría toda la noche navegado por razones de precaución, sino para ahorrase su gran problema y poder evitar a Elisse con una buena excusa.

Mientras tanto ella decidió no molestarlo, y fue a la habitación que el azar le había elegido, e intento dormir, claramente no logro hacerlo. El movimiento del barco era muy intenso, o eso solo era otra de sus excusas para admitir que no podía cerrar los ojos e imaginar otra cosa que no fueran los besos del hombre que estúpidamente había dejado ir.

En unas de las tantas vueltas que ya había dado en la cama, se volteo y pudo observar la cinta que le había entregado Norah momentos después de subir al barco.
Elisse jamás había resistido la intriga y busco algo en que poder reproducir la cinta, revisó entre los cajones hasta que lo encontró, sin más, reproducio la cinta.

Cuando termino de verla ella salió rápidamente hacía la habitación de Norah, iba tan enojada que se chocaba con cada cosa que veía en su camino.
Golpeó la puerta fuertemente hasta que abrió un Ian prácticamente desnudo.

—Oh linda, te decidiste tarde...—bromeo Ian y enseguida pudo darse cuenta que ella no tenía humor.

—¿Por qué me la diste?—preguntó Elisse enojada con la cinta en la mano.—¿todo lo que dice aquí es cierto?

—Si...—soltó Norah mientas se incorporaba de la cama. —Escucha, Elisse, no quería que lo vieras todo, eso fue un error mío pero Tony, él en verdad te ama y eso es lo que realmente importa ahora.

—Norah, ¿qué hay exactamente en esa cinta?—cuestionó Ian.

—No puedo creerlo... son un par de idiotas, ambos lo son.—soltó ella a gritos.

—¿Qué hiciste, Norah?—cuestionó esta vez más preocupado.

Norah le explicó a Ian el error que había cometido, la cinta que le entrego a Elisse no solo tenía la declaración de Tony, sino que también tenía su plan, lo que entre ellos dos había idealizado para lograr separar a Elisse y Tony.
Todo era una venganza, ambos querían vengarse de Tony por problemas que habían tenido en el pasado, y finalmente habían encontrado su punto débil; Elisse.

—No tenemos nada en tu contra, Elisse, debes creernos.—replicó Ian sosteniendo su gesto de preocupación.—Pero, es cierto, odiaba a Stark y quería hacer lo que fuera para destruirlo. Después te conocí y comprendí que eras una buena chica, y tú jamás hubieras sido feliz a su lado.

—¡Pero esa era mi decisión, no de ustedes!—dijo ella elevando aún más el tono de voz.

—Nos equivocamos con Stark, él ya no es el mismo hombre de unos años atrás. Tú lograste cambiarlo y nosotros lo arruinamos, perdónanos.—sugirió la rubia en un tono muy apacible.

—No se trata de pedir disculpas.—soltó Elisse fría.—y gracias por la cinta.

Norah tomo la cinta que Elisse le había tirado con mucha bronca, y con la mirada llena de culpa y angustia se disculpo una vez más, al final perece que la rubia tenía sentimientos. Y como de costumbre, Tony era el culpable de todo.

Antes de que Elisse pudiera salir de la habitación, Ian la tomo del brazo.

—Oye, no vayas a decir que no te lo advertí.—replicó Ian, Elisse se soltó del agarré pero no entendía lo que quería decirle.—te lo dije más de una vez, no debes confiar en nadie, linda.

Elisse a diferencia de sus hermanos, no era una persona que se enojara fácilmente, pero si era una persona de carácter fuerte y le molestaba muchísimo que interfieran en su propia vida. Una de las razones por la cuál fue desterrada de su reino...

Elisse salió más enojada que cuando entro, y ella era una de esas personas que cuando se enojan se cierran, nada puede hacerlas cambiar de opinión y también de las que se llevan todo por delante, bueno de eso ya nos habíamos dado cuenta, solo que esta vez se choco con algo más grande.

Ella se tropezó y se calló encima de él, ambos quedaron a centímetros de distancia y él esbozo una pequeña sonrisa, que ella paso de largo. Sé incorporó rápidamente y frunció su ceño.

—¿Todo esta bien?—preguntó Tony preocupado.—Oí los gritos y vine lo más rápido que pude.

—¿Tú lo sabías, verdad?—cuestionó ella firme y él comprendió al instante así que asintió.—no entiendo, ¿por qué no me dijiste nada?

—Quise hacerlo pero necesitaba pruebas antes, conociéndote supe que te volverías paranoica, hubieras dicho que estaba loco y complicaría más las cosas.—soltó él en un intento de calmarla.—vamos, admítelo, le hubieras creído a él, y no te culpo por eso, yo me comporté como un imbecil.

—No eres él único culpable, ambos dejamos que esto sucediera.—soltó ella penosa.

Era sorprendente que ella se pudiera calmar con solo escuchar su voz, por más orgullosos que sean, al final, también eran débiles y nunca podían contra sus sentimientos.

Elisse acarició suavemente las mejillas de él, haciendo que Tony se tensara y lograra ponerse nervioso, le pidió disculpas en un tono bastante dulce y seductor que hacían ruborizar a cualquier hombre, ella se acercó más hasta quedar a centímetros de sus labios, iba decidida a besarlo pero antes necesitaba su permiso, pero él jamas se lo dio.

—Tengo... tengo que ir... debo seguir navegando.—titubeó el, separándose rápidamente de ella y huyendo de allí.

Ordinary World. (Tony Stark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora