Capítulo 29

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La tormenta que tan prometedora había sido no contaba más que un par de lluvias y algunos relámpagos, el mar estaba algo revuelto pero no era gran cosa. Lo que ahora preocupaba a Elisse era Tony y sus votos de silencio, ella sabía que estaba enojado principalmente con ella aunque no hablaba con nadie. Ian fue agradecerle por la ayuda y él solo asintió con la cabeza. Nada, ni un hola ni chau, nada.
Si esta era su manera de castigarle seguramente la conocía muy bien.

Por otro lado, Norah y Ian se la pasaban discutiendo por absolutamente todo, parecían una pareja casada de 40 años. Créanme que cuatro adultos conviviendo en un mismo barco  son aún más peores que niños en frente a una torta de chocolate solos.

  —Oye, lamento interrumpir con este sagrado silencio pero tengo una duda...—dijo Ian captando la atención de todos, excepto la de Tony, claro.—Hay solo dos habitación, ¿quién dormirá con quién?

Después de la incomoda pregunta de Ian se volvía a escuchar el ''sagrado silencio'' es obvio que nadie quería responder a eso.

—Ni lo pienses, no dormiré contigo.—soltó Norah con el ceño fruncido a un Ian que no paraba de mirarle.—¿por qué no hacemos lo simple? chicas por un lado y chicos por el otro.

—Tengo miedo dormir con el mudito...—bromeo Ian, pero a Tony no le hizo la mínima de gracia.—tú haz dormido antes con él, en cuanto a Elisse y a mi, creo que nos llevamos bastante bien.

—¿Tú con Elisse?—cuestionó Norah divertida.

—Si, ¿qué dices, preciosa?—preguntó a Elisse, pero antes que ella pudiera responder, Tony la interrumpió.

—No.—pronuncio con firmeza Tony, lo que hizo esbozar una sonrisa en el rostro de Elisse.

—Ah... con que si hablabas. Pero, yo creo que esa no es tu decisión.—Ian lo desafiaba y Tony cada vez iba perdiendo más el humor.— ¿linda, te gustaría pasar una noche conmigo? no la olvidaras nunca, lo prometo...—dirigió la mirada a Elisse que seguía sonriendo.

—No.—volvió a pronunciar Tony, esta vez acercándose más a Ian con el ceño fruncido, ambos se desafiaban de una manera muy intensa.

—Basta.—interrumpió Elisse en un elevado tono de voz.—podemos resolver esto como adultos, ¿o qué son niños?

—¿Y qué propones, genio?—cuestionó Norah de mala gana.

—Simple, escribimos nuestros nombres en papeles y luego sacamos dos.—soltó Elisse calmada.

—No le confiare mi destino al azar, olvídalo.—repuso Norah.

—¿Tienes una mejor idea? porque si es así, me encantaría escucharla.—insistió Elisse.

—Eres tan linda como inteligente.—dijo Ian mientras le guiñaba el ojo.—Iré por lo papeles, ¿Norah, me ayudas?

Fue lo último que se escucho, Norah lo acompaño a buscar los papeles aunque sin ganas de hacerlo, no estaba de acuerdo con la idea pero a Elisse le daba igual su pensamiento. Aunque ella admitiera que no fue la mejor idea, ya que si a Norah le llegaba a tocar la misma habitación que Tony, ella nunca se lo perdonaría.
Hablando de él, seguía de brazos cruzado mirando hacía la dirección contraria de donde Elisse estaba.

No había dicho una palabra más después de retar a Ian, aunque sería muy difícil que Tony lo llegara admitir, se noto claramente lo celoso que estaba.
A Ian le divertía mucho provocarlo y Tony siempre caía, de tal manera que sabe perfectamente que tiene que decir o hacer para lograr que él se enoje.
Y cuanto a Elisse, disfruto muchísimo ver a Tony en ese modo, no como un celoso posesivo, sino demostrando que a pesar de su silencio, él aún no se había dado por vencido con ella.

  —¿Estás enojado conmigo?—preguntó ella con su mejor tono, pero no fue suficiente para tener la atención de él.—y si es así créeme que lo entiendo, las cosas entre nosotros han sido un desastre... y no te culpo por eso, ambos dejamos que esto pasara pero...—ella titubeaba y no podía concretar con la oración.—Tony, la verdad es que no me gusta que estemos así... lo siento mucho.

  —¿Qué quieres, Elisse?—pregunto él en su peor tono.

  —¿Por qué volviste por mi?.—respondió con otra pregunta, era una duda que le estaba dando vueltas hace rato y necesitaba despegarla de su mente.

  —Le prometí a tu tía llevarte de regreso a casa, y eso es lo que haré.—se excusó él manteniendo la firmeza de antes.

  —Rosa... lo había olvidado, debemos apurarnos, Tony.—soltó ella sin pensar en más nada.

Tony fue a preguntar por lo que había dicho Elisse, sin duda él no había entendido a que se refería con eso pero antes de poder quitarse por sus dudas, llegaron Norah y Ian.

Cada uno anoto su nombre en un papel como fue acordado, antes de hacerlos bolitas y meterlos a la bolsa, Elisse aseguro que todos los nombres estuvieran correctos. Y si, lo estaban. Ella metió los papeles en la bolsa y la revolvió para que se mezclaran antes de poder sacar uno, Norah la interrumpió.

  —¡Espera! —soltó tan fuerte para que Elisse se detuviera.—¿tú das la idea y también tú sacaras los papelitos? me parece muy sospechoso esto...

  —¿Acaso importa quién los saqué?—respondió Ian, quién parecía ansioso.

Elisse no quería seguir discutiendo con la rubia así que evito ese problema y le entrego la bolsa con los papeles, la rubia sonrió victoriosa y Elisse se sentó sin ponerle la mínima atención.

Ian parecía un niño de 7 años que le estaban apunto de dar la sorpresa de su vida, y Norah era quién lo hacía sufrir poniéndole suspenso a cada segundo que pasaba, generando gritos y malhumor en Ian. Por otro lado, a Elisse y a Tony no parecía importarles nada de lo que ocurriera.

Finalmente Norah saco el papel y lo leyó con una sonrisa en su rostro, Ian le pidió que dijera quién era pero ella dijo que lo diría cuando estén los dos papeles, levanto el brazo y dejo el papel en la mesa con mucho cuidado para que todos pudieran ver que no hacía ningún tipo de trampa. Luego saco el otro y la sonrisa le creció aún más.

  —Anota este día, porque ha sido tu día de suerte.—le sonrió a Ian.

Tomo los dos papeles de la mesa y los mostró a un nivel en que todos pudieran observar los nombres, en ellos estaban el de Ian y el otro por supuesto era el de ella.

  —Lo lamento por ti, sé que querías que te tocara conmigo.—dijo mientras pasaba su dedo índice por el pecho de Tony.—aunque aún estás a tiempo, cariño.

  Tony solo la miro sin decir una palabra y luego dio lugar a un gran suspiro. La rubia tomo la bolsa y se la dio a Elisse.

  —Aquí están ustedes dos.—dijo tirando los papeles de la bolsa con otra de sus sonrisas triunfadoras.—disfruten su noche, porque yo que yo disfrutaré la mía.—soltó a medida que nos guiñaba el ojo.

Y otra vez habíamos quedados solos, el silencio se volvía de nuevo un feroz castigo que yo misma me había buscado.
Ian y Norah ya se habían ido a su habitación y lo que vayan hacer ahí dentro no me interesaba pero me ponía feliz que al menos ellos estuvieran bien.

Ordinary World. (Tony Stark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora