Capítulo 46

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Ellos se fueron de la pista de baile, lo más alejado posible de la música para poder hablar con tranquilidad. Y también para que Elisse tomara un poco de aire y pensara con mayor claridad.
Ella estaba nerviosa y asustada lo que hacía que Tony se preocupara mucho, y eso que aún no se enteraba de nada.

—Oye tranquila, sólo estamos tú y yo. Nadie más.—soltó él en un afán de tranquilizarla, ella suspiro profundamente y le sonrió—¿te sientes mejor, ahora?

—Si... eso creo, gracias.—respondió ella recuperando la calma.—pero debo decirte algo.

—Yo también, Liss.—admitió él muy emocionado.—pero creo que te lo diré más adelante, cuando estés más tranquila.—agregó él con una sonrisa.—así que si quieres puedes decírmelo tú primero.

—Tony... debí decirte esto hace mucho pero no podía... tenía mucho miedo... aún lo tengo... perdóname.—titubeó ella volviendo a preocuparle a él.

—Va, no pasa nada. Respira hondo y exhala.—le repitió él una y otra vez hasta que ella volvió a controlar su nerviosismo.—¿qué es tan malo que no puedes decírmelo?

—Te he ocultado algo muy grande sobre mi.—soltó ella.—¿recuerdas a la gitana? ella tenía razón, tú no sabes quién soy, no me conoces... Tony yo...—él la interrumpió.

—Creía que ese tema había quedado en el pasado.—suspiro Tony mientras rodaba los ojos.—Esa mujer estaba loca. Yo se perfectamente quién eres tú.—sonrió él dulcemente mientras le apartaba un mechón de cabello que le cubría parte de su ojo.—eres la mujer más hermosa que he conocido y de la cual me enamore perdidamente.

Esto último hizo pensar dos veces las cosas a Elisse antes de confesarle la verdad, podría arruinar su relación entera, pero no quería seguir oculandoselo. Pero si era como él decía, y la amaba tanto, sabía que tendría que comprendedla, y aunque no fuera fácil, tarde o temprano lo aceptaría y todo estaría bien.
Ella se lleno de valor y volvió hablar.

—No, Tony... no tienes idea de quién soy, no podrías ni imaginarlo.—negaba ella rotundamente.—No pertenezco aquí, soy... soy de otro mundo.

Ella finalmente lo confesó, se libró de esa gran carga que le atormentaba todas las noches. Sin embargo, el creyó de inmediato que ella se sentía mal y estaba soltando cosas sin sentido. Evidentemente no era tan fácil creerle.

—Estás delirando, Elisse.—dijo Tony sin creer una palabra de lo que su novia le decía.—vamos a casa.

—No, Tony.—repuso ella con firmeza.—debes escucharme.

—Creo que ya escuché demasiado.—replicó él quién no creía nada.

—¿Nunca te ha parecido extraña mi afición con Asgard?—soltó ella y él sonrió irónico mientras negaba con la cabeza.

—No, no hay nada extraño, es un tipo de creencia.—replicó él recordando a los vikingos.—aunque creo que te haz obsesionado un poco con eso.

—Escúchame, se que parece muy loco, pero es así, Tony.—siguió diciendo ella, y él continuaba negando con la cabeza.—las historias que te contaba sobre...—él la interrumpió.

—¿Va, qué me vas a decir, que Thor es real?—preguntó el irónico y ella asintió firme.

—Lo es.—respondió ella.

—Vale, ya veo, ¿y tú que papel juegas en esta historia que acabas de inventar?—Repuso Tony molesto, quién sentía que ella estaba haciéndole esto en broma. Y lo hacía perder tiempo, ya que él si tenía una pregunta importante que hacerle.—Va, ya sé, no me digas, ¿tú eres una diosa Asgardiana?

Ordinary World. (Tony Stark y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora