(Sorpresa prefinde. No olvidéis oír la música)
― Yo no tengo nada especial.― Tienes el don de la magia, Elías, pero no una magia normal. Eres un náhar, tienes el don de la magia pura, en su estado más blanco.... ―sonrió―. Solo tu poder puede neutralizar la oscuridad más absoluta del universo. Sólo tú, llevando tus poderes al máximo para el momento en que te enfrentes a él, podrás hacer frente a su oscuridad.
― ¿Y cuándo llegará ese momento? ―inquirí, casi enfadado porque estaba harto de escuchar cómo me decían que yo era el único capaz de acabar con él y sentir que nunca estaría preparado para matarle. Y que ni siquiera sabía cuándo debía llegar ese momento, ni si entonces estaría listo.
― En abril cumples dieciocho años, Elías Dakks. Ello quiere decir que seis meses exactos después de esa fecha habrás de ser llamado al oráculo, en tu caso el oráculo de Atzlán, el templo de la Nebulosa, y allí el Dragón, tu espíritu, dictará a qué lugar deberás viajar en una fecha fijada a una semana de ese día para enfrentar la búsqueda de tu tercera alma, completar la triada y convertirte, definitivamente, en un cazador.
Asentí.
― Quiero que escuches atentamente, porque esto es importante. A cada alma le aguarda una espada, con un pedazo del alma de su primer guardián y de todos sus portadores posteriores encerrado en su interior. El oráculo te enviará a una dimensión en donde ella ya te espera. En el momento en que la extraigas de su pedestal, si es la correcta, la triada se completará, ella te entregará su alma, y serás más poderoso que nunca. Solo entonces estarás en condiciones de enfrentarle, pero hasta que eso haya pasado, deberás mantenerte a salvo y esforzarte por llevar al máximo todas tus habilidades.
― Pero para eso tengo que regresar, y si lo hago no estaré a salvo... intentará matarme.
Suspiró, apesadumbrada.
― Intentará matarte allí donde vayas, Elías. No hay lugar en la dimensionalidad en donde puedas esconderte ―admitió―. A veces tener a nuestro enemigo cerca y hacernos visibles es la única forma de mantenernos a salvo.
― No entiendo esa estrategia... ¿Así no tendrá más fácil matarme?, Tendrá un acceso mucho más directo y...
― Debes regresar para completar la triada, no tienes otra opción. De lo contrario morirás, y contigo toda esperanza ―culminó―. Pero la situación que enfrentarás a tu vuelta será muy diferente a la que recuerdas. Las puertas de los siete infiernos se están abriendo, Elías Dakks, y cada vez pasarán más cosas horribles. Los humanos están más desprotegidos que nunca, y no tardarán en cargar contra vosotros, porque os perciben como una amenaza. Deberás volver esa situación a tu favor, y hacerte visible, más de lo que nunca has sido. Lucha por que la gente, en el mundo humano y paranormal, te respete y conozca, y porque los humanos logren respetaros y aprecien vuestra labor en el mundo, para que os secunden y no busquen vuestra destrucción. Y recuerda, siempre es más difícil deshacerse de alguien cuando todo el mundo le conoce. No lo dudes.
― No sé cómo voy a hacer eso.
― Encontrarás la manera, o ella te encontrará a ti. No olvides que hay muchas personas de tu parte, y que esas personas también son mis guardianes.
― Ion Graves... y los guerreros de las estrellas.
― No estarás solo, Elías Dakks.
Estaba aterrado, pero asentí con una seguridad que ignoraba haber tenido antes.
Al menos ahora entendía lo que pasaba.
Ella sonrió y se levantó.
―Creo que estás listo para regresar. Pero si no me equivoco, aún te queda una pregunta por hacer.
Había tenido que leer dentro de mi corazón para saber qué era lo que realmente había querido preguntarle todo este tiempo.
A veces son las cosas que más amamos las que nos destruyen, creo que esto lo decían en Spiderman, pero me venía perfecta en este momento.
― ¿Están bien? ―fue todo lo que me atreví a decir.
Sonrió y asintió.
― Los muertos siempre están bien, Elías. Son los vivos los que todavía luchan. Pero si lo que realmente deseas saber es si todavía existen. La respuesta es sí. Los muertos no desaparecen, solo continúan su viaje.
Asentí, impresionado por su respuesta. Tan contundente que me asustaba. Pero tan necesaria que no habría podido seguir viviendo sin escucharla.
Después se levantó y yo la imité. Cada uno a un lado de aquella vieja lumbre.
― Me gustaría darte un regalo antes de que me vaya.
La observé confuso.
― Es un regalo que le hago a todas las personas que han llegado hasta aquí, si creo que son merecedoras de ello.
― ¿Me otorgas tu marca? ―pregunté.
Sonrió.
― Así es.
― Eso... ¿Me convierte en Guerrero de las Estrellas?
Asintió.
― Solo algún día, y si así lo deseas. Pero hay algo de útil en ello, estoy segura de que Ion Graves te lo explicará bien. Búscale antes de regresar, él sabrá enseñarte todo cuanto has de aprender ―por un momento pareció indecisa, sobre si hablar de más o frenar, pero, después de todo, continuó―. Se avecinan tiempos difíciles, Elías Dakks. Pero mi confianza en ti permanecerá. No me defraudes.
― No lo haré ―convine con decisión.
― Lo sé ―sonrió, y me tendió su brazo, sobre las llamas.
Yo no dudé.
Estreché su antebrazo y el resplandor de sus ojos me cegó. Después de todo, me abandoné a la noche.
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SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACES
Paranormal[⚠️LIBRO 2 DE LA SAGA SLADERS. SPOILERS ON⚠️] "No. No soy yo quien se equivoca. Somos lo único que os separa del abismo, y nos estáis matando. Eso es lo que usted no entiende" Creo que no me equivoco si afirmo con contundencia, que aquellas palabras...