La decisión es el coraje

670 76 20
                                    

Hoy me he tardado bastante, pero aquí tenéis la actualización prometida. ^^ Capítulo muy emotivo, por cierto. Todavía podéis hacerme llegar vuestras frases preferidas de la saga Sladers... por aquí a mi privado o via comenario, o directos a mi instagram  Lunahuatl77

Un abrazo y buena semana

*********************************************************************************

Me desperté como movido por un extraño impulso, y abrí los ojos.

Era de noche. El océano que antes se había dejado iluminar por los rayos de luz que matizaban el color de su superficie al poniente, era ahora un manto oscuro e impenetrable. La estancia tan solo estaba iluminada por las luces de emergencia, sobre el acceso, y las sombras que se dibujaban muy de vez en cuando al otro lado de la puerta corredera, de papel opaco y madera, que solo dejaba pasar la luz.

Sabiéndome por completo a solas, solo acompañado por mi mente en aquel momento, me abandoné a todo lo que me devoraba las entrañas.

Me hubiera gustado tener música porque era lo único que de verdad me permitía viajar lejos y recordar. Y el recuerdo lo único que me salvaba de la locura.

Clavé mis ojos en la bóveda de agua y me acomodé sobre el lecho, tratando de recostarme de tal manera que aquella sustancia que vamos a llamar agua, pero que era en realidad una solución medicinal caliente que mantenía mi cuerpo a una temperatura estable ―dentro de mis límites―, y que no afectaba al cuerpo como estar sumergido en agua, me cubriera casi por completo, a excepción del rostro.

Me pregunté tantas cosas en ese instante que juro que, de ser eso posible, mi cabeza hubiera explotado.

Dos lagrimas resbalaron por mis mejillas mientras pensaba en mis hermanos y en todo lo que habrían tenido que pasar solos. En que mis horas estaban contadas y no había podido disfrutar de ellos. En que cuando me marchase a aquel viaje siempre me quedaría en la cabeza la incertidumbre de saber qué sería de ellos desde ese momento y hasta que todo acabase. Mientras pensaba que parte de mí solo seguía adelante para que ellos, y todas las personas a las que amaba, pudieran tener un futuro bajo el cielo lejos de convertirse en presas de los demonios.

Pensé en que estaba muerto de miedo.

Siempre puse a los demás antes que a mí mismo a la hora de imaginar el futuro. Pero a la hora de la verdad no pensé en ella. No pensé en que ella tendría que vivir una vida entera sabiendo que había tenido que dejar ir lo que más amaba. En qué maldito y hermoso fue el día en que nuestros destinos se cruzaron.

Cuando era más joven solía creer que yo había nacido para estar solo. Que no iba a encontrar nunca a nadie, y parte de mí siempre tuvo curiosidad por saber cómo sería tener a alguien a quien amar, pero me esforcé tanto por ignorarlo que un buen día dejó de doler. Ahora sabía que lo doloroso de verdad era haber querido a alguien tanto como para no querer morir, y saber que no te queda otra opción que hacerlo. Y seguir adelante sabiendo que has condenado a esa persona a sentir lo mismo que tu sientes, y a tener que vivir una vida entera sin ti.

Sin darme cuenta, lloré como hacía mucho que no lloraba. Lloré tanto que tuve que morderme la mano para que no se me escuchase, porque lo último que quería era que alguien descorriese aquella maldita puerta y me descubriera con el alma desnuda. Con todos mis miedos y con todas mis incertidumbres.

Pero a veces basta que desees con todas tus fuerzas desaparecer, para que alguien te encuentre. Y eso fue lo que pasó.

Sentí descorrerse la puerta con cautela, y ladeé mi cabeza hacia un lado, tratando de disimular que lloraba, esforzándome por secar mis lágrimas todo lo rápido que me fue posible.

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora