Lo que usted no entiende

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Un escalofrío me recorrió la espalda al ver a aquella mujer rubia con el pelo recogido, que se sentaba sobre la mesa de forma casual, pero con la espalda tan recta que parecía que alguien había aplicado sobre ella la pena de empalamiento. Un lenguaje corporal contradictorio escondía tras una sonrisa fingida una gélida mirada glacial que enjuiciaba sin corazón a cada una de las personas que se sentaban ante ella en ese momento. Soy de los que tienden a pensar que un lenguaje corporal contradictorio implica que una persona esconde algo, y por lo general, nada bueno.

—Adelante chicos, tomad asiento, ¡Aquí estamos abiertos para todos! —Nos indicó tan pronto alcanzamos la puerta del aula, con aquella sonrisa que no se correspondía con el tinte glacial de su mirada.

Obedecimos.

—Como os decía, tenéis que ser conscientes de que en los próximos meses todos vosotros cumpliréis la mayoría de edad y con ella os ganaréis ciertos derechos relacionados con la ciudadanía, como, por ejemplo, el derecho a participar en las elecciones democráticas que tendrán lugar en apenas unos meses, como sabéis, el próximo 6 de septiembre.

Se hizo un silencio.

—Tenéis que informaros muy bien sobre la situación global, sobre los programas electorales y sobre cómo éstos abordan la realidad que nos rodea. En otras palabras, debéis aprender a cotejar la información con madurez y ejercer con la mayor sabiduría posible vuestro derecho a voto — anunció convencida, componiendo una sonrisa fingida— ¡Vamos a ver!, ¿Cuántos de vosotros seréis mayores de edad antes de esa fecha?

Cerca de tres cuartos de la clase levantó la mano.

—Bien, lo siento por los que os vais a perder este acontecimiento trascendental para la historia de nuestro país —culminó, buscando ser simpática, aunque a mí no me lo pareció, parte de la clase sí que dejó ir una risa—. ¿Sabéis decirme algunos de los temas candentes que han salido a la palestra para estas elecciones y que seguramente decidan el voto de la ciudadanía por un partido u otro?

—Los presupuestos generales del estado —contestó Jonno—. Si no creo recordar mal el anterior gobierno no ha logrado aprobarlos por falta de apoyo en el senado, así que se deben reformularlos y someterlos a una nueva votación.

Ella sonrió, aunque le sorprendió la repuesta porque me temo que no era lo que esperaba.

—Sí, esa es una de las cuestiones más relevantes a considerar a la hora de escoger el voto en estas elecciones, desde luego —contestó—. Aunque estoy segura de que se os ocurre algo todavía más importante, en materia de política exterior.

Se hizo el silencio por unos instantes.

Un silencio que precedió a una debacle.

—La necesidad de atajar la cuestión de los Ángeles Exterminadores para garantizar la seguridad del mundo que conocemos —contestó, para mi estupefacción, un compañero de mi clase del año pasado, que el curso anterior se había presentado diciendo que no sé quién se tiraba a su padre.

Un estúpido integral, vamos.

Miriam y yo intercambiamos una mirada de indignación, y esperamos a ver cuál era la repuesta que se daba en el aula a este tema, que parecía haber sido escogido con premeditación y alevosía para sacarlo a relucir en aquel debate.

—¡Eso era lo que quería escuchar, si señor! —aplaudió la mujer, sin molestarse un ápice en esconder su opinión política en una clase en la que se suponía que debía centrarse en ser asertiva y educarnos en la libertad de elección y de ejecución de nuestros derechos como ciudadanos en el futuro para el que trataba de prepararnos—. Sin duda se trata de una cuestión que en la actualidad resulta de primer orden mundial, es posible que se trate de uno de los mayores conflictos bélicos de nuestra historia y amenaza gravemente nuestra supervivencia. ¿Qué pensáis de esto?, ¿Tenéis clara qué postura tiene cada partido al respecto?

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora