SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACES

CAPÍTULO XIV. EL CÍRCULO DE PIEDRA

NOTA INFORMATIVA: Ahora sí, queda una actualización más, que será el final de este capítulo XIV, programada para la semana próxima (7-8 de marzo). Y después una última que será el epílogo, para la subsiguiente (14-15 de marzo). Con eso daremos por concluida la saga SLADERS. 

PETICIÓN: Para despedirla me gustaría pediros una cosa. ¿Podríais compartir en redes sociales vuestras frases favoritas, o pasajes preferidos de la historia? :) Me encantaría que me los hiciéseis llegar (en instagram por ejemplo poner el hastag #SAGASLADERS y mencionarme como Lunahuatl (ni que decir tiene que podéis mencionar a quien queráis para recomendarle la saga si así lo consideráis). No sé a qué redes sois más adictos. Yo suelo moverme por instagram y por facebook. Pero me vale cualquiera. Quiero hacer un poquito de ruido ;) 

ANUNCIO: Después de estas dos semanas publicaré una nota (un capítulo en esta historia) en donde se os permitirá hacer todas las preguntas que queráis sobre la saga, y serán respondidas una o dos semanas después. Pueden ser sobre la saga, sobre mi escritura, personales, no os cortéis. Después de casi tres años os merecéis que se satisfaga cualquier curiosidad.

Un abrazo, Lunahuatl. <3

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Allí ya no hacía frío.

Los últimos rayos de un inmenso sol impactaban sobre mi rostro. Frete a mí quedaba un horizonte cercano al poniente, anaranjado en contraste con un cielo abierto y claro que alejaba todo el sufrimiento.

Atravesaba las inmensas colinas de hierba salvaje. Era tan alta que podía rozar con mis manos desnudas las espigas y las flores, sintiendo como las dejaba atrás, pero siempre llegaban otras nuevas, capaces de trasladarme la sensación de una caricia continua.

Sonreí, porque, después de todo, había dejado de doler.

En apenas dos años había sentido mis alas romperse. Había intentado encontrar el camino bajo las estrellas, y había fracasado más veces de las que podría contar. Había intentado salvar a las personas que amaba. Y había estado a punto de morir tantas veces. Pero le había servido bien.

Y sonreí.

Caminé con el correr del sol. Persiguiendo los dominios de ese lugar en el que por fin encontraría la paz que había merecido, y que se me había negado durante demasiado tiempo. Aquel lugar en donde me aguardaban mis padres. Agnuk. Anet, y Galius. En el que ahora existiría mi pueblo. Y en el que podría encontrar el verdadero significado de la felicidad.

Nunca quise ser un hombre rico. Ni un hombre sabio. Todo cuanto deseé en mi vida fue ser un hombre libre. Y la paz es libre, quizás por eso solo seamos libres allí donde esta sea posible. Desde luego ese lugar no es el mundo en el que vivimos.

Hay un sol ahí arriba esperándonos. Sería tan sencillo como dar un paso hacia delante y tomar la mano de otro ser humano para avanzar en la misma dirección, en lugar de empeñarnos en creer que nuestras necesidades se oponen, y que no podemos existir juntos. Cuando al final tan solo somos corazones que laten bajo un mismo cielo.

Puede que fuera un necio, pero esa paz me pertenecía. Y no podría renunciar a ella. Es inútil perseguir un tiempo que se ha escapado, e inútil aferrarse a una vida que nunca te perteneció.

Solo sé que caminé durante horas. Bajo aquella atmósfera que se derretía. Bajo el mismo cielo que tantas personas atraviesan cada día, hacia el final del mundo.

El atardecer se adueñó de la vista, y las estrellas comenzaron a brillar mientras el murmullo del mar comenzaba a escucharse a lo lejos. Más lejos de lo que jamás pensé que llegaría.