Nota: ¡Siento haber estado desaparecida esta semana! He tenido mucho trabajo y me fue imposible conectarme. Hoy a cambio os adelanto mi regalo de Navidad: ¡Maratón de capítulos!
pd: pese a todo me huelo que tan pronto termineis de leer querréis matarme :(
¡Felices días y un abrazo muy fuerte a todos!, ¡Que no os traiga Santa mucho carbón y sobre todo que compartáis buenos momentos con las personas que amais! Parte de mi compartirá esos buenos momentos junto a vosotros. <3
Nos leemos el domingo que viene (porque el día de Navidad no actualizaré, y cae en miércoles)
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Lo único que alcancé a escuchar fue que aquella locura solo constaría de un asalto. Pensé que se trataría de alguna suerte de locura en la que deberíamos enfrentar criaturas que habían capturado, como acostumbrábamos a hacer los jóvenes en la simulaciones durante los exámenes.
Pero subestimé el cinismo humano desde sus más hondos cimientos.
Y me quedé blanco cuando una suerte de mesa emergió del círculo central del campo con toda clase de armas, y después la megafonía anunció que debíamos matarnos entre nosotros hasta que solo quedase uno. Y que a ese slader se le perdonaría la vida, condenándolo al exilio.
Después el rugido ensordecedor de la multitud que llenaba el estadio hasta los topes se clarificó mientras todos los sladers, que habíamos estado observando desde el linde del campo de fútbol, esperando a la señal para salir, fuimos empujados al campo, cuyos lindes estaban también electrificados, y en el que nos encontrábamos bajo una cúpula electromagnética que nos separaba del público y del cielo. Los laterales se sellaron también, sin posibilidad de escapar.
Era estremecedor que nos rodease tal cantidad de gente que deseaba vernos morir en directo. Porque era la finalidad de todo aquello.
Una vez nos encontramos en el centro, frente a la mesa abarrotada de armas. Las esposas se desprendieron de nuestras muñecas y quedamos libres por un momento de aquella corriente que nos impedía conjurar la magia.
Lo primero que intenté fue un hechizo para desbaratar los aparatos eléctricos de aquel lugar y bloquear el campo electromagnético.
Pero no tenía energía suficiente para conjurarlo, y todo lo que logré fue que parpadease. Solo nos tendríamos a nosotros. El combate cuerpo a cuerpo de producirse. Tradicional. Contra lo que fuera.
Sabía que tenía que sobrevivir. Pero era incapaz de matar a un semejante. A alguien que había pasado por lo mismo que yo, que había sufrido conmigo en la misma batalla. Esa es otra forma de matar, y nuestro código la prohíbe. Aunque no haría falta. Matar a un compañero no es algo que a ningún slader se le pase por la cabeza.
Recuerdo ese momento de tensión en que nos miramos los unos a los otros. Quietos. Alrededor de aquella mesa. Sin mover un músculo. Con aquel miedo común latiendo en nuestros corazones. Y sin la intención de luchar.
―No mováis un músculo ―grité, dirigiéndome a todas las personas a mi alrededor―. ¡No vamos a matarnos entre nosotros!, ¡No vamos a darles ningún espectáculo!, ¡Si vamos a morir, que sea porque nos acribillen a balazos con sus pistolas hasta que el último de nuestros cuerpos se desplome inerte en el suelo! ―bramé.
Todos me secundaron.
Nos colocamos en círculo y nos aferramos de los antebrazos. Volviendo a cantar con más fuerza que nunca aquella canción, mientras el silencio se adueñaba de las gargantas de la multitud. Sorprendida por lo que acababa de suceder. Incapaz de creer que existiera otra manera de hacer las cosas. Que nosotros nos comportásemos como verdaderos humanos, haciendo gala de la camaradería y el coraje que muchos de ellos habían perdido en algún confín de la sociedad explotadora de consumo.
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SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACES
Paranormal[⚠️LIBRO 2 DE LA SAGA SLADERS. SPOILERS ON⚠️] "No. No soy yo quien se equivoca. Somos lo único que os separa del abismo, y nos estáis matando. Eso es lo que usted no entiende" Creo que no me equivoco si afirmo con contundencia, que aquellas palabras...