― ¿Eso es un poblado? ―preguntó Miriam, señalando a lo que desde lejos parecía un amasijo de siluetas recortadas en madera, y que con forme nos acercábamos se vislumbraba como lo que realmente era: un gran puñado de casas que había ganado terreno a un inmenso lago y se adentraba flotando sobre las aguas, amarrado a las orillas por embarcaderos.
Continuábamos nuestra marcha sin detenernos.
Nos separaba de él parte de un bosque y una enorme colina, eran un par de kilómetros. Al fondo quedaba el lago y en su centro una gran cadena montañosa con nieve en las cumbres. La tormenta parecía viajar en el viento desde las inmensas cimas.
Al levantar un poco más la vista mis ojos se detuvieron en una de las enormes montañas. Se emplazaba justo en el centro de la cadena montañosa y la bruma volvía imposible vislumbrar su cumbre. No podría existir otro emplazamiento en aquel lugar capaz de esconder a la nebulosa, la Gran Nebulosa, el Palacio Fortificado del Jardín feliz en donde habitaban las más ancianas Vestales.
---Elías Dakks, te he hecho una maldita pregunta y agradecería obtener respuesta.
Después de todo asentí.
―Sí, lo es ―concluí.
― ¿Crees que estamos cerca? ―inquirió, con algo de inquietud subyacente a sus palabras.
―No me cabe duda, Miriam. Existen oráculos en todas las dimensiones mágicas de la dimensionalidad, también en la mía, y presentan la misma estructura. Una alta montaña en un lugar inaccesible, en este caso, en medio de un lago que debería estar guardado por algo, y en las orillas, o a una distancia prudencial, un poblado de hadas y duendes que sirven en el Palacio a las vestales.
― ¿Viven en una especie de monasterio?
No se me había ocurrido la comparación, pero no era tan diferente.
―Algo así. Prestan votos y hacen vida de clausura. En algunas dimensiones el oráculo es dúplice, esto es, un monasterio dividido en dos grandes palacios independientes, con estancias separadas por magia ancestral. Uno de ellos es para las Vestales, el otro para los Druidas.
― ¿Si existen oráculos en todas las dimensiones mágicas de la dimensionalidad, se puede saber por qué no fuimos al oráculo de la tuya? ―inquirió, demostrando cierta indignación.
Me reí.
―Ninguno es como este, Miriam ―expuse con tranquilidad mientras nos acercábamos, cada vez más, a las orillas del gran lago, hasta que nuestros ojos dieron con uno de los embarcaderos de madera labrada que se adentraban en su superficie cristalina―. Este se conoce como la Gran Nebulosa, y es el hogar de las Vestales más poderosas, aquellas que tienen conexión directa con los designios de los inmortales. Las otras, incluyendo a las que habitan en la Nebulosa de Aztlán, cumplen sus designios de forma indirecta, reciben órdenes de éstas. Por eso son más accesibles, y tienen contacto directo con los individuos para leer sus destinos según los designios del Oráculo, que es esta Nebulosa.
Miriam sonrió abrumada, todo rastro de indignación se perdió mientras nos adentrábamos en aquellas estructuras de madera tan cuidadosamente dispuestas a las orillas del lago, dispuestos a dar con una barca en algún momento y pensar cuál era el siguiente paso a seguir.
―Creo que me estallará la cabeza ―admitió―. Todo esto resulta un poco... ¡JODER! ―chilló echándose varios pasos hacia atrás desde el borde del embarcadero y agarrándome fuerte del brazo, con los ojos muy abiertos.
― ¿Qué pasa? ―pregunté sin comprender y tratando de reponerme del susto que me había dado.
Señaló con el dedo, tratando de calmarse, pero temblaba de pies a cabeza.
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SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACES
Paranormal[⚠️LIBRO 2 DE LA SAGA SLADERS. SPOILERS ON⚠️] "No. No soy yo quien se equivoca. Somos lo único que os separa del abismo, y nos estáis matando. Eso es lo que usted no entiende" Creo que no me equivoco si afirmo con contundencia, que aquellas palabras...