Ese mismo día, cuando el atardecer se adueñó del firmamento y el astro rey se acercaba a su cita con el horizonte fui conducido en un recorrido por las calles de Sydney, sin capucha, descalzo, y atado de pies y manos con esposas electrificadas. Iban a llevarme a la horca.
Le habían permitido a un joven paramédico que tenían preso que me hiciera un apaño en la herida. No aguantaría por muchas horas, pero les daría tiempo suficiente para darme la muerte que creían que merecía.
Consideraron que las circunstancias en las que todas aquellas personas habían muerto y en las que yo había "matado" a Galius ―que fue lo que el viejo mago les hizo ver a todos los presentes mediante su último alarde de ilusionista―, cosa que aún ni podía pensar, eran inciertas y que no había existido una lucha limpia. Así que se reservaban el derecho a un castigo ejemplar.
Mi teoría es que habrían optado por matarme de todas formas.
No sabía muy bien a donde me conducían, pero tras media hora andando después de un punto en el que me dejaron con la furgoneta una vez me sacaron del estadio, concluí que sería con toda probabilidad el muelle. Y poco tiempo después me encontré en Circular Quay. A lo lejos, justo donde quedaba el emblemático puente del puerto, se divisaba una marea de personas aglutinadas en torno a una tarima custodiada por un campo de fuerza, y en la que había una horca de metal, con lo que supuse que era una soga electrificada.
Se habían informado bien.
No solo sabían que no podría liberarme con magia. Sino que podía morir asfixiado.
Nunca pensé que moriría asfixiado. Al menos no por una soga. Y no en esas circunstancias. No pude evitar pensar que merecía una mejor forma de morir, teniendo en cuenta todo lo que había luchado.
Mucha gente me arrojó piedras y toda clase de objetos en aquel interminable pasillo humano que me separaba del destino. Todos se resguardaban tras las vallas. Había policía por todas partes. Medios de prensa intentando hacerme preguntas. Algunos periodistas fueron golpeados por agentes de seguridad.
Y todo acto de disidencia era condenado con la detención.
Cerca de un cuarto de hora después me encontré atravesando ese campo de fuerza y subiendo las escaleras de aquel estrado que era visible desde todo el muelle. Incluso podía divisar los perfiles de cientos de personas que desde lejos se agolpaban en el puente. Y en otras partes de la bahía artificial que formaban los edificios, recortando el mar que amenazaba con engullirlos.
Recuerdo los versos de Halloweed by the name resonando en mi mente.
I am waiting in my cold cell,
When the bell begins to chine,
Reflecting on my past life,
And it doesn't have much time,
Cause at five o'clock
I am taken to the Galow's Pole
And the sands of time for me are running low
Todas las personas que en su día me habían conocido sabían que no quería que mi lápida en las llanuras de Amarna fuese una más entre todas esas flechas que apuntaban al firmamento. Yo quería que los últimos versos de esa canción estuviesen grabados a fuego en la piedra. Que le dijeran a todo aquel que se detuviese en mi barca que yo no tenía miedo. Y una de las que para mí han sido las grandes verdades bajo el cielo.
Pienso que el final está cerca y no me arrepiento.
Atrapa mi alma, pues está por echarse a volar.
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SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACES
Paranormal[⚠️LIBRO 2 DE LA SAGA SLADERS. SPOILERS ON⚠️] "No. No soy yo quien se equivoca. Somos lo único que os separa del abismo, y nos estáis matando. Eso es lo que usted no entiende" Creo que no me equivoco si afirmo con contundencia, que aquellas palabras...