No quiero verte más

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Nota de Autora / importante leer:

Hola a todxs! 

Comunicaros un par de cosas. Hoy habrá dos capítulos porque este es muy corto y no podía subirlo junto ya que inicia nuevo capítulo grande. Y segunda, me comentan que hubo problemas con la lectura del capítulo pasado, que lleva por título "Nos tiene donde quería", me gustaría si es posible que le echáseis un ojo y me comentarais si se lee bien. Lo mismo con este, que a veces wattpad me la lía. 

pd: después de este capítulo nos quedan 4 capítulos grandes (de los que ya sabéis que divido mínimo en diez partes), para el final definitivo de la saga. Así que entramos en la recta final. Os quiero pedir de igual forma que por favor si tenéis tiempo y apreciáis esta historia la sigáis recomendando. Muchos me habéis pedido que la publique en físico, pero eso no depende solo de mí. La parte que depende de mí está constantemente reestructurandose, reformándose, y tratando de mejorar mi escritura para darle a la saga el aspecto que creo que merece una buena obra de novela juvenil fantástica, aunque lleve tiempo y miles de correcciones que implemento constantemente. Aunque el resultado acabase siendo óptimo, es complicado publicar cuando eres un lector novel, solo se prestan editoriales de autoedición a las que no tengo dinero para pagar, y a menos que la saga consiguiese muchísimos más lectores ninguna editorial juvenil repararía en ella. Por ello voy a ser abierta en esta cuestión, si queréis que en algún momento la historia pueda ser publicada, necesitaremos encontrar más lectores, y para ello habría que darle difusión. Os animo a compartirla, a recomendarla en redes y o a vuestros conocidos, a hablar de ella online o a hacer cualquier cosa que se os ocurra  --si de verdad queréis verla publicada--, a excepción, claro está, de faltar al respeto a alguien o a alguna editorial. 

Gracias a todas las personas que seguís leyendo ángeles exterminadores. Es un placer leer vuestros comentarios, los disfruto muchísimo y muchas veces han hecho crecer la historia. Un fuerte abrazo y nos leemos.

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Mi espalda volvió a golpear el suelo de madera de la trastienda de Galius, después de haber estado meditando durante más de ocho horas.

Estaba cubierto de sudor frío. Y los escalofríos recorrían cada milímetro de mi cuerpo. Tenía un terrible dolor de cabeza, y el corazón encogido.

Acababa de ver cosas horribles.

Y ninguna de ellas me ayudaba a conocer el nombre de la espada. Pero no podía seguir así. No podía volver a cerrar los ojos para intentarlo y arriesgarme a ver algo más de lo que ya había visto. No podía arriesgarme a que aquello pasara. No podía.

Me levanté de un salto y me tambaleé.

― ¿Qué has visto, Eliha? ―preguntó Galius, impasible.

Me afané en recuperar la respiración y enjugar las lágrimas que habían mojado mi cara junto con el sudor.

―No... ella no, Galius ―supliqué, como ido―. No puedo permitir que se vaya. Si pone un pie en Estados Unidos para cuando el Hueque Hueque llegue nunca saldrá de allí ―sollocé―. No puedo dejar que...

―Eso aún no ha ocurrido. Y tenemos más de un mes por delante para detener a sus huestes y evacuar las zonas que están o van a ser ocupadas, Dakks ―expuso con tranquilidad. Lo mismo que me había dicho Han el día anterior, justo antes de marcharse con los efectivos a Sudamérica para pelear y tratar de evacuar al mayor número posible de personas, llevándolas hacia la Pax y hacia dimensiones pacíficas que se prestaban a la acogida de refugiados humanos. La nuestra seguía sin responder al ultimátum que se le había dado desde la Tierra.

―Pero...

―No puedes irte. Tienes que conseguir ese nombre. Y si no lo tienes es porque no te esfuerzas lo suficiente ―espetó enfadado―. Sigues más pendiente de cosas banales, que solo te distraen de tu camino. Si solo te importa ella nunca salvarás el universo.

No. Por ahí no.

―Si me marcho habiendo perdido lo único que me mantiene con vida, tampoco regresaré con vida de ese viaje. Tú me lo has dicho muchas veces. La esperanza es el único motor que nos guía hacia delante ―respondí con aspereza―. Y ella es lo único en lo que vive mi esperanza.

―Crecer es asumir que tarde o temprano debemos dejar atrás cosas que nos alejan de cumplir la voluntad de Ella ―reiteró―. Sé que es difícil, pero no puedes ser tan egoísta, Eliha. Debes seguir intentándolo y...

A la mierda.

― ¡Ella no quiere decirme su nombre, Galius! ―repliqué― ¡No me lo revelará hasta que sea el momento justo!, ¡Una voz me guía en el viento cuando llego a ese lugar!, ¡Esa voz me estará esperando y sabré llegar hasta ella!

― ¡Esa voz puede estar intentando engañarte! ―bramó, levantándose y acribillándome con una mirada que jamás me había dedicado. La decepción y la cólera hervían en sus ojos― ¡Insensato! ―golpeó la mesa― ¡No conoces el mal ni cuán oscuros son los caminos que siembra a su paso!

― ¡No puedo intentarlo más hoy! ―grité con todas mis fuerzas― ¡POR MÁS QUE ME PIDAS QUE LO INTENTÉ SI ELLA NO QUIERE DECIRME SU NOMBRE NO ME LO DIRÁ!

Después se hizo el silencio.

Sus ojos se volvieron gélidos como el hielo.

―Cientos de personas están muriendo en diversos lugares de la Tierra, y de la dimensionalidad en este momento ―anunció con frialdad―. Tú tienes la llave para hacer que su desgracia haya sucedido por algo, y que todo lo que todavía queda con vida no se una a ellos en la muerte. Pero solo te importa ella, Dakks ―terminó con desprecio―. No eres más que un crío estúpido y egoísta. Y no pienso ayudarte más ―después colocó un papel sobre la mesa y me lo tendió―. Ahí tienes tu citación con el oráculo. Los exámenes de ciudadanía serán los días 10 y 11. En los ministerios. Y el día 13 se te espera en La Nebulosa. Lo que pase a partir de hoy ya no es asunto mío. Por el bien de todos espero que Ella te guarde y que te guíe ―terminó con esa voz gélida a la que no me tenía acostumbrado, mirándome a los ojos sin ningún tipo de sentimiento ni remordimiento―. No quiero verte más.

Fue como si el tiempo se detuviera con sus palabras. Sus ojos me dedicaron un último segundo de decepción.

Después se giró y emprendió camino hacia la puerta que conducía a su alcoba. Dejándome solo en la vieja trastienda, una última vez. Con el olor de las velas apagadas, y sosteniendo aquella citación en las manos.

Abandoné por última vez la trastienda de Galius. Con el corazón encogido y un gran peso sobre mis hombros. Al borde de ahogarme en mis lágrimas. Cerré con violencia la puerta de entrada y no pude contenerme más.

Recuerdo que eché a volar, adoptando mi forma animal. Y me perdí en los confines de la reserva hasta alcanzar un lugar alejado de todo. Un escondrijo en donde nadie podría encontrarme. Tan pronto lo divisé desde el aire me precipité en picado hacia el mar. En donde las olas desafían la erecta superficie de la roca. Point Potter. El lugar en donde todo había empezado, y en donde todo terminaría.

Las llamas de mi cuerpo se extinguieron, y mi forma humana retornó tan pronto como me sumergí en picado entre las aguas. Agarrando con fuerza el fondo del arrecife con las manos.

Luchando, cuerpo a cuerpo, contra el vaivén imparable del Pacífico.

Y grité.

Grité hasta que me quedé sin aire y tuve que emerger a la superficie para respirar.

Me sumergí de nuevo y volví a gritar con todas mis fuerzas, dejando que el agua arrastrase mi desesperación, hacia algún recóndito confín en donde nadie pudiera escucharme. En donde pudiera derrumbarme y abandonarme a la angustia que me invadía sin fallarle a nadie más. En donde me sintiera tan cerca de la muerte que el miedo a morir se diluyese entre las lágrimas. Entre mis gritos nunca escuchados. En algún lugar entre la penumbra que precede a la hora más oscura de la noche, y el canto del cisne de una civilización al borde del abismo, a la que ya nada podría salvar.

SLADERS (II). LA LLUVIA DE FUGACESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora