Capitulo 8. Dolor.

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Su cara se había hinchado, los rasguños apenas y cicatrizaron dejando el recuerdo de Rubén arrebatándole la tranquilidad. Despertó a mitad de la noche sintiendo las frías manos de su abusador recorrerla de nuevo, pegó un gritó muy fuerte removiéndose entre las sábanas  mientras que pataleaba a una figura imaginaria que tenía a la altura de sus pies en la cama. Charlie se acercó para abrazarla y tranquilizarla si podía; 5 noches enteras había pasado sentado sobre un banco a un lado de la cama para cuidarla y cada noche despertaba gritando horrorizada.

          -Génesis, escúchame, soy Charlie-decía tomando su cabeza entre las manos para que lo viera.

Al conseguir establecer una conexión entre sus ojos se relajó, pasó su mano por su frente para limpiarse el sudor y enseguida se volvió a llorar, era tan profunda la herida que le había causado Rubén que creía nunca poder sanarla. Se abalanzó a Charlie suplicándole que no permitiera que Rubén se le acercara, cerró los ojos acurrucándose en su cuello, tratando de esconderse de la tormentosa existencia de aquel loco psicópata.

          -Todo es culpa mía-decía Charlie abrazándola por la espalda-si tan sólo hubiese llegado a tiempo.

          -Dijo que si no lo acompañaba te mataría-contestó.

          -Debiste permitir que lo hiciera, prefiero morir a verte en este estado.

Rompieron el abrazo y cruzaron miradas, Charlie se acercó desesperado por sus lágrimas y beso cada una de sus heridas; una por una, resarciendo el dolor que le causaban a la chica. Hasta que llegó a sus labios y los tomó sin permiso, recorriendo su cavidad bucal despacio y con amor suplicando perdón por haberle dejado en manos de un abusador como Rubén. Ella se sincronizó con sus perfectos labios moviendo la cabeza de un lado a otro y tomándole el cuello, despeinando aún más su alborotado cabello. Después se separó de ella y la vio, la sonrisa tan débil y cansada que mostró le indicaba que estaba sufriendo bastante, se odio a sí mismo por contribuir en arrancarle la felicidad al no haberla rescatado.

-Te prometo que ese imbécil va a pagar-susurraba Charlie.

Deposito un suave y cálido beso pequeño en sus labios. Génesis se acomodó para tomar su lugar en la cama mientras que Charlie se recostaba a su lado, abrazándola por la cintura protegiéndola de todas sus pesadillas. Ella durmió pero él se quedó pensando en la situación.

Por la mente de Charlie pasaba la idea de devolverle todo el dolor que le había provocado lastimando a su chica, se merecía eso y más, y no tendría la compasión para dejarlo en paz hasta que sufriera lo suficiente como Génesis.

Mientras ideaba la forma más coherente e hiriente para enfrentarse con Rubén noto la tranquilidad que se reflejaba en el rostro de Génesis al dormir, la vio tan frágil y rota, cayéndose en pedazos por el dolor que le estaba atormentando y se juró protegerla de todo mal a su alrededor. Desde el primer día que la había conocido supo que tenía que estar siempre con ella, lo volvía loco irremediablemente con su forma de ser y sabía en lo más profundo de su corazón que era la chica perfecta para su vida.

Haciendo un repaso de todos los motivos que le impulsaban a estar a su lado, se quedó dormido.

Ambos chicos despertaron tarde a la mañana siguiente, todo estaba arreglado para pasar la semana entera descansando sin presentarse al colegio pues Charlie había abogado en que la salud de Génesis era pésima como para asistir y que su único motivo para levantarse era él, la coordinadora de la carrera acepto las condiciones dándole una baja temporal de una semana para recuperarse a los dos. Génesis se levantó primero que Charlie, se duchó,  se puso la pijama y bajo para preparale el desayuno, se alegraba tanto de que sus padres hubiesen salido pues así no tendría que aguantar el problema que se hubiese formado al ver a la pobre golpeada y moretoneada o peor aún, el echo de saber que había sido violada.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora