—¿Te gusta?-preguntó Charlie cerrando la puerta de la casa.
Ahora tenía más sabor a hogar, parecía como si de un día para otro hubieran arreglado todos los desperfectos convirtiéndola en un agradable lugar lleno de color aunque estuviese incompleta de muebles. La chica se quedó observando por un instante cada rincón recordando la primera vez que había estado ahí, pensó que quizás algún día terminaría entrando por la puerta de la mano junto a él con un bello vestido blanco de novia y en otro momento sus hijos correrían por los pasillos llenado la casa de alegría, sonrió por la alocada idea queriendo que se volviese realidad.
Recordó entonces el engaño de su padre y la curveada línea que adornaba su rostro se desvaneció rápidamente llamando la atención de Charlie que esperaba ansioso su respuesta.
—¿No te gustó?-soltó nervioso.
—Me encantó-sonrió.
—¿Entonces?-externó posandose frente a ella.
Las lágrimas comenzaron a brotar en sus cansados ojos, estaba harta de llorar y demostrar lo débil que se había vuelto durante todo ese tiempo pero no podía evitar el llanto si su padre se había atrevido a lastimarla de esa forma. Se había engañado a si misma al pensar que tenía la suficiente fuerza para sobrepasar cualquier dolor, pero la verdad de todo es que ahora dependía emocionalmente de Charlie para no caer.
—¿Linda?..
—Te amo-confesó cuando la tomó de los hombros.
—Te amo también.
Charlie la acercó a él rodeandole con los brazos y acomodando la cabeza en su cuello. La chica suspiró al llenarse con el aroma que desprendía su remera y lo abrazo con fuerza, nada era más tranquilo que estar con él y no pedía otra cosa.
—Te mostraré algo-dijo el chico.
Se apartó para tomarla de la mano y conducirla hasta el patio trasero, ahora lucía más bello que la última vez. Unos pequeños faroles formaban un camino hasta la pequeña cabaña donde se había pasado la noche con él, pero también se inclinaban a otro lugar donde se habían colocado unas bancas de madera equipadas con un cojín que las hacia parecer cómodas, por encima de estas adornaba un marco hecho de flores que colgaban desde arriba y una malla cubría los alrededores.
Caminaron juntos hasta el pequeño espacio que seguramente Charlie había construido, soltó su mano y vió de cerca aquel conjunto sonriendo de vez en cuando. Después torno su vista hacia el techo admirando cada flor que se encontraba flotando, de todos colores y tamaños, se acercó a una de las bancas pasando su palma por el acolchonado sintiendo el suave toque y finalizó recorriendo la malla con sus dedos ansiosos.
—¿Qué es todo esto?
—Nuestro hogar.
Se giró para ver al chico, pareciendole más atractivo de lo normal recargado en una de las esquinas del marco con esos jeans un poco ajustados, la playera gris, los tenis negros que aún en la oscuridad resaltaban de todo su vestir. Se acercó viéndolo a los ojos, alzando la mirada por su pequeña estatura y vino el deseo, el deseo de tenerlo cerca dándole calidez.
Subió sus dedos por un costado del brazo del muchacho que la veía con admiración, recorriendo lentamente su piel y disfrutando del roce entre ambos. Quería volver a tenerlo cerca de su cuerpo, eso era seguro.
Se paralizó por sus pensamientos, ¿Cómo podía desearlo así cuando estaba sufriendo? No lo sabía, era completamente extraño. Y en lugar de sentir vergüenza, atrapó rápidamente los labios de Charlie exigiéndole amarla, rodeó su cuello hasta llegar a sus cabellos enredando los dedos en ellos, él reaccionó enseguida tomando su cintura. Ladeó la cabeza varias veces como esperando que el choque de sus lenguas se facilitará, él recorrió su cavidad bucal en todos los rincones posibles.
Sin resistirse ella se apartó un poco para verlo de nuevo, con los sentidos encendidos y estremeciendose por su actuar. Sonrió traviesa al llevar sus manos hasta la playera para retirarla y la despojó, Charlie se aproximó para cargarla pasando sus pies alrededor de él y besando su cuello.
Ella daba pequeños gemidos al sentir la lengua del chico recorrer su cuerpo, empapandose de placer. La recargó sobre la mesita que se encontraba en el lugar y desesperado quitó sus ropas desnudandola entretanto ella se tomó de los costados para no caer.
—Por favor..-suplicaba Génesis.
El brillo aumento en sus verdes ojos al verla suplicar, se acercó para besar su cuello nuevamente y bajo lento por su pecho. Hasta que se detuvo en su parte íntima abriendo sus piernas, hincandose para tener un mejor acceso a ella, estaba empapada y eso le excitaba, la vio por última vez encontrándose con su rostro enrojecido de la vergüenza al adivinar su siguiente acción, sonrió pícaramente para después poseerla con los movimientos de su lengua, torturandola.
La chica arqueó la espalda sintiendo un escalofrío que se esparció por todo su cuerpo haciendo que sus piernas temblaran, tiró la cabeza hacia atrás jadeando, cerrando los ojos pretendiendo disfrutar cada roce de la lengua de Charlie explorandola. El muchacho seguía atacandola probando el exquisito sabor dulce que ella desprendía.
—Charlie...-gritaba con voz entrecortada.
Después de unos minutos paró repentinamente poniéndose de pie y abriéndole más las piernas. Sin pensarlo la beso haciéndole probarse a si misma mientras que desabrochaba su cinturón con hábiles dedos, lo desprendió con fuerza y se acomodó en medio de ella, la penetró despacio haciéndola delirar y gritar desesperada.
Aumento el ritmo de cada roce poco a poco teniendola cerca de su oído escuchando pronunciar su nombre, provocando que las corrientes eléctricas corrieran por todos los músculos contrayendolos y acercandolos a la cima.
—Te...amo-exclamó él inundandola con su ser.
Génesis sonrió al escucharlo, llevó las manos hasta su espalda pegandolo a su cuerpo hasta que su respiración se normalizo.
—Te amo.
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Charlie Puth.
FanfictionGénesis es una chica educada, encantadora, optimista, centrada en sus estudios y muy segura de lo que quiere. Pero toda esta personalidad es cambiada por Charlie, un chico de la escuela, del que Génesis se enamora perdidamente. No sabe que es lo que...