Capitulo 2. Los Puth.

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Había pasado ya una semana desde que Génesis estaba en la universidad. Se encontraba más que atiborrada de trabajos y tareas, proyectos, exposiciones, exámenes y demás. Algunas veces los nervios recorrían su mente haciéndola pensar que no podía con todo, pero su fuerza de voluntad era más fuerte que cualquier sentimiento venidero. De ves en cuando su madre le llevaba un té para relajar sus sentidos y le caía más que bien, se le había echo habitual tomar té cada noche antes de dormir.

A la mañana siguiente todo siguió su curso, ir a la universidad, exponer sus trabajos, tomar nota de las tareas y volver a casa. Su padre le había dicho que no podría ir por ella así que le tocaría tomar el bus, como era primeriza no conocía las rutas de los camiones y sentía mucha pena preguntar. Recargado en la pared, vio a Charlie, el chico que había llegado tarde a la primera clase, tomó valor para ir a preguntarle, aún que el resultado no fuera el esperado.

          -Hola- dijo Génesis, con voz temblorosa.

          -¿Se te perdió algo?

Aquello le pareció grosero, intentaba ser gentil con todos, pero una vez que alguien la atacaba despertaba su lado hiriente.

          -Imbécil- maldijo por lo bajo.

Se dio media vuelta jurándose jamás volver a hablarle a Charlie, las personas engreídas no eran su estilo.

-Hola- volvió a preguntar, a una de las chicas que se encontraba parada fuera de la escuela.

-Déjame adivinar, te toca ir en el bus.

La sonrisa de Génesis apareció, esta otra chica parecía amable y no dudó ni un segundo en preguntarle cómo podría regresar a casa. Caminó hacia el transporte siguiendo las instrucciones de la chica, pero al subir se topó con Charlie, que no dudó en subir primero que ella. Génesis comenzaba a irritarse por las actitudes de Charlie, no podía creer que existiera una persona tan desconsiderada cómo él.

Durante la ruta a casa, tomó sus audífonos para colocárselos en las orejas y no escuchar las molestas payasadas de los demás. De ves en cuando miraba de reojo al asiento de al lado, pues ahí estaba Charlie, el engreído al que había tenido el mal gusto de conocer.

Pasados varios minutos el bus hizo una parada, Génesis sintió un alivio al no tener que indicarle al señor dónde bajaría pues alguien más ya lo había echo por ella. La sorpresa no fue agradable; Charlie bajó del bus, Génesis bajo detrás de él.

-¿Porqué me sigues?- le dijo Charlie, irritando las pocas intenciones de Génesis.

-Ni que fueras tan importante como para seguirte.

Camino hacia casa, sintiendo un aire de superioridad ante Charlie. Usualmente no era descortés con la gente, pero Charlie le parecía tan egocéntrico.

-Ya llegué mamá.

-Mi amor, que bueno que has llegado, deje un poco de ropa en tu habitación, hoy tenemos una cena importantísima con papá.

-¿Con quién?

-Son negocios de tu padre, anda, arréglate lo mejor que puedas.

Había ya acabado la semana y Génesis se apresuró a terminar todos sus pendientes para poder estar libre. Abrió la tina de baño y dejó el agua templarse, se dio una gran ducha. Al salir se puso la ropa que su madre le había dejado; un vestido color vino descubierto de la espalda y con encaje en la parte de enfrente. Dejó su cabello suelto y se alargó un poco las pestañas, buscó las zapatillas que más le gustaban y se las colocó. A su parecer, era el conjunto más bonito que pudiese tener.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora