Charlie Puth.

Capítulo 17. Una cita a medias.

          —Señorita Janseen, describa el proceso de digestión dentro del cuerpo humano.

          —Los alimentos no pueden ser asimilados por el organismo de la forma en que se ingieren, tienen que ser transformados y esta función la realiza el sistema digestivo. Los alimentos, al pasar por el sistema digestivo, se humedecen con jugos producidos por diferentes órganos y glándulas, todos estos jugos actúan sobre los alimentos, y conjuntamente con los movimientos que se producen en el estómago y en el intestino los transforman en sustancias más sencillas que son incorporadas a las células del organismo.

—Perfecto, señorita Ferrer ¿podría usted repetirme lo que ha dicho su compañera?-reprendió el profesor a Natalia que conversaba con sus amigas en susurros.

—¿uhm? -respondió- oh sí, algo de las células.

Todos rieron incluyendo Génesis que estaba parada frente al profesor, Natalia se irritó al escuchar a todos burlándose de ella y aún más cuando descubrió que la chica cruzaba miradas con su amado.

Charlie estaba atento a todos los movimientos de Génesis, había estado toda la clase observándola mientras exponía un tema de biología. La ponía tan nerviosa que algunas veces tartamudeaba al hablar, sentía que las piernas le flaqueaban por tener su intensa mirada encima pero sonrió al levantar la cabeza y encontrase con sus brillantes ojos.

—Bien, señorita Janseen puede sentarse. Señorita Ferrer, debe realizar un ensayo de 5 páginas acerca del tema que su compañera presentó.

Natalia mostró una mueca de disgusto y calló. Génesis se dirigió a su lugar que se estaba justo a un lado de Charlie y al llegar encontró un pequeño papel con un mensaje escrito de parte de él.

Estuviste estupenda.
¿Tienes planes hoy?
Perfecto, pasó por ti a las 8:30.

Guardo el pedazo de papel entre su libreta y lo vio, dedicándole una inmensa sonrisa como aceptación a su invitación.

El reloj marco las 10 de la mañana y todos salieron apresurados a desayunar. Génesis como siempre salió al última esperando a que el aula se quedara vacía, se colocó los audífonos y sacó un libro que le había obsequiado Charlie.

Camino entre los pasillos para salir a una banca que estaba situada debajo de un árbol al que nadie se acercaba porque no tenía flores, pero que era el lugar más tranquilo de toda la universidad.

"Me senté y lloré. Cuenta la leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río —las hojas, los insectos, las plumas de las aves— se transforma en las piedras de su lecho. Ah, sí pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente, así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos..."

Las primeras líneas del texto le conmovieron el alma, sabía que posiblemente era una frase irónica pero deseaba realmente poder calmar sus dolores y angustias más profundas. La hora de entrar nuevamente a clases llegó, por lo que recogió el libro para meterlo en su mochila y caminar hasta clase, pero se encontró con Natalia antes de ingresar al edificio.

          —¿Quién te crees para echarle miraditas a mi chico?-gritó furiosa.

          —¿Génesis?-dijo Charlie detrás de Natalia.

La chica se abrió camino para llegar hasta Charlie mientras que Natalia se quedó paralizada por no haber terminado su cometido. Él la había salvado otra vez y estaba tan agradecida con aquello ya que no tendría otra razón para volverse loca de frustración.

          —Gracias...-exclamaba Génesis antes de entrar en el salón.

          —Tomaré eso como un sí a nuestra cita de hoy-sonrío.

Las horas pasaron rápido, a las 3 de la tarde ya estaba en casa apurándose para terminar con todos sus deberes universitarios, después se concentró en su salida con Charlie que había estado ansiando todo el día. Su madre le había hablado tres veces desde fuera de su habitación para indicarle que bajara a comer ya que sólo estarían ellas dos puesto que el señor Evan estaba fuera, dentro de 30 minutos después de sus llamados no escuchaba ruido alguno por lo que se dispuso a bajar.

          —¿Madre-preguntaba paranoica.

El silencio era tan grande que comenzaba a tener miedo, camino entre el pasillo de la casa para dirigirse a la sala donde el televisor estaba encendido pero nadie lo veía, siguió con su recorrido hasta la cocina en la que encontró a su madre tirada en el piso desmayada. Rápidamente se agachó para menearla y comprobar si aún seguía viva, pero un fuerte brazo la tomó de la cintura aprisionandola, ella pataleó para librase cuando llevaron hasta su rostro un pañuelo lleno de sustancia que enseguida la durmió.

El sujeto la cargó hasta llevarla a una camioneta blanca estacionada detrás de la casa de los Janseen, uno estaba listo para conducir mientras que otro más implicado abrió la puerta permitiendo subir a Génesis inconsciente, cuando todo estaba listo se dieron a la fuga llevándose a la chica, no sin antes dejar un pequeño recado junto al teléfono situado en el pasillo de la entrada principal.