Capítulo 3. Malos entendidos.

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-¿Te gustó Charlie?-preguntaba la madre de Génesis.

-No mamá, no me gusta ni podría llegar a gustarme una persona cómo él.

-¿Por qué no? Es un buen muchacho.

-Es un tonto.

-Cariño, sé que él te agrada.

Génesis tomó su taza de té que ahora también acostumbraba por las mañanas y puso los ojos en blanco, se paró del comedor y se fue a su habitación. Las preguntas de su madre no le agradaban en lo absoluto.

          -¡No puedes engañarme Génesis!-gritó su madre, recalcándole que su insistencia por saber si podría haber algo entre Charlie y ella no pararía.

Hoy era sábado y ya que había terminado los pendientes, Génesis tenía toda la tarde libre. Se decidía por ver una película o ir a leer un libro al jardín. Esto último le hizo recordar la noche anterior, en el jardín de la señora Puth, donde la cercanía entre Charlie y ella se había echo presente. Se deshizo de esa idea al instante, no quería recordar en ningún momento lo sucedido.

Se envolvió en las cobijas y encendió su laptop para ver una película, pasadas varias horas se quedó dormida. En sus sueños podía observar a Charlie, recordando sus ojos brillantes y su perfecta sonrisa.

A mitad de la tarde-noche un ruido la despertó, se desenvolvió de las cobijas estirándose para quitar todo rastro de sueño de su cuerpo, se puso las plantunflas y bajo en pijama, pues su estómago le pedía a gritos que consumiera algo. Una nota estaba pegada en el refrigerador; un aviso de sus padres de que habían salido y no regresarían hasta el domingo. Génesis sonrío por sus padres, le parecía más que bien que aún disfrutarán su matrimonio como si fuesen jóvenes.

Al terminar de comer, volvió a subir a su habitación pero escucho de nuevo aquel ruido que la había despertado, por un momento creyó que venía de fuera pero estaba más que claro que sucedía dentro de su habitación. El miedo se apoderó de su mente y retrocedió antes de entrar, pero la perilla de la puerta comenzó a girar y ella no dudó en salir corriendo de ahí, todo intento por escapar había sido inútil pues se encontraba aprisionada por un brazo fuerte que la rodeaba por la cintura y una mano que tapaba su boca. Las lágrimas comenzaron a salir por sus ojos, hasta que escucho la voz de Charlie.

          -Hey, calma, soy yo- dijo Charlie quitando su mano de los labios de Génesis.

          -¿¡Quieres matarme o qué!?-preguntó Génesis alterada y aterrada, librándose de los brazos de Charlie,

          -Calla, tus padres pueden escucharnos-replicó Charlie posando un dedo en los labios de Génesis, indicando que guardara silencio.

          -Aquí no hay nadie, han salido esta noche- mencionó Génesis apartando el dedo de Charlie de una manotada.

Charlie vio la expresión de temor de Génesis y comenzó a reír, ella no hizo más que apartarlo y dirigirse a su habitación, le parecía molesto que a todo le tomara gracia aún sin tenerla.

          -¿A dónde vas?-preguntó Charlie tomándole el brazo para no dejarla ir.

          -Déjame, deberías irte ya, en primer lugar no sé porque demonios estás en mi casa- contestó ella tratando de quitarse a Charlie de encima-¿Por dónde entraste?

Charlie se paró frente a ella, su mirada se agachaba pues Génesis era más bajita que él, eso le permitía sentirse superior a ella.

          -Por la ventana. Solo quería pasar a ver que estuvieras bien.

          -No necesito que te preocupes por mí, vete.

          -Me quedaré un rato por si necesitas algo.

Génesis lo miraba confundida, ya había tratado de explicarle que no lo necesitaba pero parecía que Charlie solo quería hacerla enfadar.

Charlie soltó su mano, pasó a su habitación antes que ella y se recostó en uno de los sofás de Génesis. En los labios de ella se formó una pequeña o, no entendía cómo podía tomarse tantas comodidades, eso era una razón más para odiarlo.

          -¿Quién diablos te crees?- dijo Génesis molesta.

          -Charlie Puth-contestó el muchacho.

          -¡Lárgate ya! No te quiero en mi habitación.

          -Yo disfruto estar aquí.

          -¡Pues yo no lo disfrutó! Así que ya vete.

          -¿O si no qué?-preguntó amenazante Charlie, reincorporándose del lugar donde se encontraba.

Ahí estaba Génesis, parada sobre el marco de la puerta, Charlie se acercaba lentamente mientras que ella retrocedía hasta que se encontró sin escapatoria, de un momento a otro ya lo tenía frente a ella y no sabía que era lo que debía hacer. Charlie sonreía por tener aprisionada a Génesis y ella solo tartamudeaba que la dejara en paz, las manos de ella se posaron frente a Charlie a modo de barrera pero al ocurrir esto, él junto sus manos a la suyas. La proximidad de Charlie le parecía inquietante, no quería tener que ver con él pero le era imposible no pensar en esa posibilidad cuando se encontraba en estas circunstancias. Sus ojos se encontraron a sí mismos, Charlie retomó la acción que había sucedido en el jardín de su madre y con dedos hábiles tomó la mejilla de Génesis. Ella se había quedado muda y no podía impedirle tomarla, entonces Charlie se acercó y ella cerró los ojos,
de pronto el contacto entre sus labios sucedió, las manos temblorosas de Génesis subían por los extremos del cuerpo de Charlie, hasta rodear su cuello. Él la estrechó con sus brazos pegándola más a su cuerpo. Una pequeña guerra entre los deseos de cada uno se formó, cada vez la intensidad entre ellos era inmensa, la falta de oxígeno se hizo presente entre ambos después de un rato de apasionadas caricias y besos provocando que Charlie se apartara un poco, sin soltar a Génesis.

Los ojos cafés de Génesis miraban atentos a los de Charlie, ambos se sonrieron uno a otro. Esta vez ella decidió besarlo pues le parecía que los dulces labios de Charlie la llamaban, él no se resistió y continuó correspondiéndole. Génesis giro en su lugar atrayendo a Charlie consigo hasta llegar a su cama, donde él se dispuso a recostarla suavemente. Se acomodó encima de ella con cuidado de no lastimarla; sus manos recorrían el cuerpo de Génesis, primero sus piernas, bajaba y subía tocándolas con delicadeza, después su cuerpo entero.

Génesis no podía creerlo, estaba besando al chico al que había jurado nunca hablarle más. En ese instante paró y sujetó las manos de Charlie, él la vio confuso, quizás se había sobrepasado con ella y apenas estaba dándose cuenta.

          -¿Qué sucede?-preguntó con temor, podría haberla lastimado.

          -¿Estás consiente de que hace unos instantes estábamos gritándonos y ahora no hacemos más que besarnos?

          -Sí, lo estoy.

          -No quiero esto.

Charlie hizo un gesto de enfado y se apartó inmediatamente de Génesis, ahora entendía que ella no lo quería cerca.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora