Capítulo 9. Hospital

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La chiquilla comenzaba a abrir los ojos lentamente, frente a su vista se hacía presente la luz de una pequeña lamparita que tenía como objetivo dilatar sus pupilas para revisar el funcionamiento de sus grandes ojos cafés. La voz del doctor preguntándole si lo escuchaba le confirmaba que no estaba muerta del todo, quizás sólo un poco rota.

          -¿Génesis?-preguntaba el doctor.

Cerró los ojos por un momento para asimilarlo, se encontraba recostada en una camilla, rodeada de aparatos médicos y de mujeres envueltas en trapos blancos con el título de enfermeras que en conjunto con el señor que tenía a unos cuántos centímetros revisaban si todo marchaba bien. Una pequeña punzada de preocupación la sobresaltó; cómo se encontraba Charlie.

          -¿Dónde está Charlie?

          -Él está bien, ha estado cuidándote todo este tiempo-respondió el doctor.

          -¿Cuánto he estado aquí?-cuestionó con horror.

          -2 semanas.

La angustia comenzaba a dominarla, sus padres llegarían pronto y no quería que la vieran en ese estado, estaba muy segura de que había ya perdido el semestre pues se había tomado 3 semanas de descanso relativamente.

          -Ha tenido suerte, hemos podido salvarla a usted y a su bebé.

Sus ya muy abiertos ojos se volvieron más grandes, todo en ese punto se detuvo perdiendo sin más la noción del tiempo. Su rostro se tornó más pálido de lo que normalmente solía ser, tendría que ser una equivocación.

          -¿Be....bebé?-balbuceaba Génesis.

Menuda noticia, además de haber sufrido los violentos golpes y caricias de Rubén, de habérsele metido en el alma traumandola para su vida entera ahora tenía que cargar con el producto de su cruel abuso; un hijo.
El doctor salió despidiéndose con una amable sonrisa mientras que la joven analizaba lo sucedido, ahora cómo podría continuar con su vida si se le había atravesado una criatura que aún no deseaba concebir en especial de Rubén, se preguntaba repetidamente que explicación tendría que darle a sus padres o qué futuro le esperaba si apenas y comenzaba su carrera escolar. Además de todas las angustiosas preguntas surgió otra que le causó demasiado temor; cómo lo tomaría Charlie. De donde sacaría fuerzas para alejarse de él ahora que ya no deseaba separarse de su lado.

Un cuerpo entró en la habitación llevando en las manos un ramo gigante de rosas del que colgaban globos que tenían un mensaje: recupérate pronto, te extraño. La sonrisa de Charlie pronto apareció haciéndola olvidar todos sus dolores, no había otro lugar en el mundo en el que quisiera estar más que con él. Las angustias y preocupaciones se minimizaron con el más pequeño roce de sus manos y un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando los labios de Charlie besaron su mano.

          -¿Qué tal?

          -Ahora todo va bien.

          -¿Qué ha dicho el doctor?-preguntó interesado sentándose en la orilla de la cama.

Bajo la vista tratando de ocultar los lagrimosos ojos, después de un cortisimo tiempo decidió hablar.

          -Voy a estar bien-dijo finalmente sonriendo- pero tienes que mimarme mucho.

          -Es todo lo que mereces.

Charlie se levantó de la cama para dejar las rosas y los globos en la cómoda, después volvió a sentarse al borde para acompañarla.

Pasados 5 días, Génesis ya volvía a caminar y la grave herida que la había atravesado comenzaba a cicatrizar. Todo marchaba a la perfección, Charlie había estado a su lado todo el tiempo y sus padres aún no regresaban, extrañamente no había recibido ninguna llamada de su parte pero no le causaba ninguna preocupación ya que los dos eran personas demasiado ocupadas.
El doctor le había hecho un aviso que le volvía la alegría; se había autorizado su alta para el día siguiente pero tenía que descansar lo más posible si no quería que le dejaran una semana entera otra vez por lo que se dispuso a quedarse recostada todo el día en la camilla. 

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora