Capítulo 43. Dedicatorias.

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Un estallido de aplausos lleno a los oídos de los recién casados, todos mostrando un gesto cálido de felicitación por la decisión de unir sus vidas en una sola.

Charlie río, tomando de la cintura a Génesis moviendo sus cuerpos para dedicar su atención a los invitados mientras ella le miraba sólo a él. Por su mente atravesaba la duda de si todo lo que estaba viviendo era sólo un sueño o se había convertido en realidad, finalmente, después de cada tropiezo y dolor que habían atravesado juntos se encontraban regocijando de alegría, jurandose a encomienda de un sacerdote amarse para toda la vida.

La fiesta se montó un poco después de igual forma en casa de los Puth. El padre de Charlie se había encargado de todos los detalles cubriendo cada gasto necesario como obsequio de bodas para ambos y en contraparte, la señora Puth se refrescaba en un viaje de 5 días dejando claro que bajo ninguna condición aceptaría que su hijo contrajera matrimonio con Génesis.

Los primeros abrazos provenían de la señora Janseen que tenía el rostro empapado en lágrimas, acarició el rostro de la pequeña y llamó la atención de Charlie para pedirle que cuidase a su niña, finalizó con una corta felicitación y dió oportunidad a los demás de expresarse. Después de los familiares más cercanos vinieron los amigos y conocidos, todos con una inmensa alegría llenandolos de buenos deseos.

          —Me opongo a esta boda—gritó Alex desde lo lejos.

El chico de los penetrantes ojos azules portaba un esmoquin negro que hacía resaltar su particular mirada, un corbatín idéntico al de Charlie y unos zapatos casuales. Desde su lugar se dió media vuelta pretendiendo modelar su vestimenta ante sus amigos que reían a carcajadas, volvió a su posición normal y dió unos cuantos pasos para aproximarse a ellos; primero estrechó fuertemente a Charlie, después se dedicó a Génesis.

          —Siempre puedes llamar cuando se porte cómo un patán—agregó.

          —Gracias Alex—contestó tímidamente.

          —Oh vamos chica, ¿aún con pena? ¡sé un poco más expresiva!

Con gran fuerza la tomó de la cintura para hacerla volar en el aire, la sorpresa le llevó a tomarlo por los hombros y reír nerviosa, después de todo tenía razón, habían pasado medio año juntos y él también formaba parte de sus vidas.

          —Me lo pensaré—dijo ella al encontrarse de nuevo en el suelo.

          —Ya basta, consíguete la tuya—reprendió Charlie abrazándola por detrás.

          —Ya te tengo a ti guapo—soltó guiñandole un ojo.

Al terminar de reír Charlie caminó por la alfombra de la mano con su mujer para llevarla hasta una mesa especial adornada con mantelería y flores totalmente para ellos. Como todo caballero la soltó sólo para tomar la silla de madera y echarla para atrás con la intención de ofrecerle asiento, ella aceptó posandose sobre el cómodo cojín y en último acto la empujo para acercarla a la mesa.

Todo tuvo lugar: el banquete, el pastel, los regalos. En un momento posterior, el padre de Génesis se levantó a tomar el micrófono.

          —Bienvenidos todos—habló nervioso mientras se escuchaban unas risas entre la audiencia—No voy a alargar está charla, sólo quiero decirle a mi pequeña princesa que realmente deseo que sea feliz y a su esposo que exijo que la haga feliz—sonrió.

Génesis vió un momento a Charlie, el sonreía a la petición del señor Evan y al encontrarse con sus ojos tomó su mano para besarla. Se removió tímida ante el gesto, sintiendo las mejillas arder llenándose de carmín y para agregar más cosas de las que apenarse, él atrapó su cintura para aprisionarla.

          —Te amo—confesó.

          —Bien—carraspeó con la garganta el padre de Génesis al notar que Charlie se aproximaba a robarle un beso—No soy un padre ejemplar, siempre traté de darle lo mejor a mi pequeña y así lo seguiré intentando, porque se merece el universo entero. Mi Gen, perdóname si te falle y permíteme seguir disfrutando contigo estos momentos que me llenan de orgullo, te amo princesa.

Charlie aplaudió al observar como el señor Evan cedía el micrófono a la señora Janseen, después todos le acompañaron a modo de felicitación por sus tiernas palabras. Ahora era turno de la madre de Génesis, la mujer que seguía soltando lágrimas sin final.

          —Mi Génesis—habló—yo más que nadie sé que nuestro trayecto no ha sido sencillo y digo nuestro porqué tú eres mi vida. Mi niña, hoy te he perdido en los brazos de Charlie, confiada en que él podrá cuidarte como es debido, pero nunca olvides, que siempre puedes regresar a los míos cuando te sientas desfallecer. Te amo cariño.

          —Hola—sonrió Alex al público cuando la señora Janseen le dio pase para hablar—existen muchas personas en el mundo, pero, amigos míos, nadie como esos dos tortolos sentados por allá.

Aún sin verlos los señaló ordenandole a todos seguir sus indicaciones y como si fuese una especie maestro frente a los alumnos, todos concentraron sus miradas en Génesis y Charlie.

          —La verdad es que yo no suelo hacer este tipo de cosas, pero tratándose de ambos, oh Dios, estallo. Me he encontrado con muchas personas a mi alrededor que nunca me habían parecido congeniar conmigo, hasta que llego Charlie, mi amado Charlie. No me alcanzan las palabras para agradecerles lo que han hecho por mi, pero por supuesto, que me tendrás que compartir a Charlie de vez en cuando.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora