Capítulo 22. Por fin.

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Su nuevo look la hacia parecer mayor a la edad que tenía, al parecer el pelo corto le quedaba bastante bien aunque ya no pudiera admirar sus castaños rizos y ahora estaba más flaca de lo que hacía algunas semanas atrás ya que su cuerpo no había ingerido los nutrimentos necesarios.

Había pasado un día más desde la separación con sus padres y Charlie, comenzaba a preguntarse si debía seguir apelando por la esperanza de volver a reencontrarse con ellos mientras que la señora robusta le pintaba el pelo por órdenes de Rubén.

          —¿Qué te sucede pequeña?-preguntó la mujer con preocupación.

Génesis la vió y después a Rubén, podría pedirle a la señora de rodillas que la ayudase a librarse de él pero carecía de fuerzas suficientes para hacerlo.

          —Estoy bien, gracias-contestó sin dejar de verlo.

Después que terminó de arreglarla ambos salieron del lugar para encaminarse al aeropuerto por los boletos de avión tomados de las manos. Un temor la inundó al pensar que estaba a punto de despedirse de todo lo que había conocido, dejando atrás su vida sin importar qué, tomó su pequeño bolso para recorrer aquel largo pasillo que conducía al avión con lágrimas en los ojos. Realmente deseaba que todo se terminara o despertara de esa gran pesadilla pero no iba a suceder nada puesto que todo ya estaba arreglado.

Pero entonces y como por obra de un milagro le escuchó a lo lejos pronunciar su nombre, se quedó inmóvil esperando a que la voz en su interior que le hacía creer escucharlo se callara y cesara el sufrimiento, se volvió loca unos segundos después al girar en su lugar y verlo aproximarse hasta ella con gran rapidez. Quizás eran alucinaciones de su mente las que le ayudaban a imaginar que Charlie corria hacia ella para abrazarla pues su cuerpo extrañaba el calor de sus almas formándose y se desplomó al instante cuando comprobó que no estaba alucinando.

Charlie se abría paso entre toda la gente que se encontraba en el lugar para toparse con la chica, no quería esperar más para tomarla entre sus brazos otra vez  pues le extrañaba todos los días y noches en su ausencia rogándole a Dios que la protegiera. Ni el pelo corto ni su cambio de estilo le habían impedido reconocerla, había tantas personas con los ojos marrones pero sin duda ningunos tenían el brillo especial que destellaban los de Génesis.

                  —Flashback—

          —No voy a hacer nada de eso, ¿entendiste Kendra?-aclaró Charlie.

          —Lo harás por tu bien, es una orden-exigió la señora Puth.

Él se levantó de la silla giratoria que se encontraba en el despacho de su madre para largarse de ahí, no soportaba que tuviera poder sobre su persona para no dejarlo elegir por si mismo. De todos modos y con boda o sin ella nunca descansaria hasta encontrar a Génesis.

          —Charlie, ven para acá.

Sin detenerse salió del lugar cerrando fuertemente la puerta para hacerle saber a su madre que no iba a ceder ante sus amenazas. Caminó por los pasillos hasta llegar a los escalones que subió uno por uno para dirigirse a su habitación, entró y cerró la puerta con seguro para que nadie le molestara, se tumbó en la cama viendo hacia el techo pensando en la chica que había perdido y añoraba en el fondo su presencia, su gran calidez.

Cerró los ojos recordando los detalles de su rostro, cada centímetro era más que perfecto y no pedía nada más que volver a tenerla cerca.

          —Charlie, han venido a buscarte -llamó su madre.

La puerta se abrió dejando pasar a Alex, un chico de la universidad del que Charlie se había hecho amigo hace unas cuantas semanas y con el que empezaba a coincidir en varias cosas haciéndolos cercanos.

          —¿Qué tal? Chico enamorado-preguntó el muchacho.

          —Bien, ¿cómo la has pasado?-contestó Charlie encontrándose con él y chocando las manos.

          —De maravilla, supongo que tú no tanto.

          —Supones bien-suspiró.

Ambos chicos tomaron asiento en uno de los sofás que se encontraban en la habitación de Charlie.

          —Pues dale hombre, que necesitas encontrarla pronto si quieres evitar el matrimonio.

          —Comienzo a creer que en realidad se la ha comido la tierra.

          —¿Y Rubén?-cuestionó nervioso.

          —No me hables de ese hijo de puta, si lo veo seguro que le mato.

          —¿qué harás entonces?

          —Mañana no hay boda, eso es seguro.

          —Pero que toda la gente se dará cuenta, ¿cómo pretendes escapar?

          —No lo sé-respondió tomándose el pelo.

          —Tengo una idea.

La hora había llegado, el jardín principal donde sería la boda estaba repleto de gente que asistían al evento. Millones de florales adornaban los alrededores del lugar incluyendo los extremos de las bancas que se habían colocado para la ceremonia religiosa, en el altar se había puesto un marco lleno de rosas rojas y todos los invitados se encontraban sentados, esperando por la novia que había tardado en llegar.

Y como hacía algunos meses atrás cuando se había dado cuenta del porqué de la ausencia de Charlie, Génesis se encontraba escondida entre tanta gente que por supuesto era más alta que ella para despistarla poniendo atención al evento y esperando el momento en el que Charlie se girará para verla rezando por que pudiera salvarla, tan sólo una cruce de miradas le bastaría. Pensó entonces que no la reconocería, había cambiado tanto que posiblemente ni se daría cuenta aunque en el interior seguía siendo la misma chica que lo amaba más que a nada en el mundo, su cuerpo entero parecía quebrarse al más suave roce y ahora los rizos habían desaparecido, incluso sus ojos se veían más desgastados que nunca debido al imparable llanto que llegaba todas las noches.

La música de fondo comenzó a sonar dejando escuchar un melodioso tono de piano en señal de que Natalia se aproximaba a su amado. Se removió un poco al verla caminar entre el estrecho pasillo adornado con pétalos y su corazón se rompió cuando apareció por la larga alfombra roja que cubría el suelo.

Después el sujeto con el que la había mandado Rubén la tomó del brazo sacandola de sus pensamientos e indicándole que el momento de partir había llegado, ella vió por última vez hacia el altar donde se encontraba el chico aún de espaldas y se giró para salir de ese lugar.

Natalia caminó con ansias de la mano de su padre hasta llegar al donde estaba el novio, pero todas sus ilusiones se rompieron al descubrir que quién estaba esperándola no era Charlie si no otro chico, un castaño alto con ojos azules de tes blanca que le sonreía burlón.

          —Hola preciosa-soltó Alex.

          —¡Qué significa esto!-reclamó Natalia furiosa.

          —Se acabo el juego, la encontré y no la perderé otra vez -gritó Charlie parado sobre el umbral del jardín.

          —Ya es muy tarde, ¡jamás volverás a verla!-gritó.

           —Fin del flashback—

          —....seguí al coche que te trajo aquí, esperé fuera del salón de belleza para sorprenderlos pero el sujeto seguía con Rubén y no quería que te lastimaran.

          —Charlie...-decía la chica lloriqueando- me parece mentira que estés aquí.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora