Capítulo 13. Adiós.

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-No podemos seguir con esto, Charlie.

-Sí que podemos. No voy a permitir que Rubén se quede con mi chica.

Las palabras le llenaban el vacío que sentía, suspiró enternecida por las dulces plegarias de Charlie hasta que recordó que cada uno tenía su compromiso; él con Natalia y ella con Rubén.

Él se levantó de su lugar y metió las manos a sus bolsillos, se agachó para recargarse en sus rodillas mientras ponía una pequeña cajita de regalo en sus manos. Génesis se quedó sentada observando como quitaba la tapa; dentro estaba un collar con piedras relucientes que formaban una pequeña G mayúscula y lo mejor de todo era que el color predominante era el vino, su favorito.

          -Es precioso.
         
          -¿Me permites?-sonrío.

Asintió con la cabeza recogiéndose el pelo a un lado, Charlie se acercó por detrás suyo para acomodar el pequeño collar alrededor de su cuello y lo abrochó. Se quedó admirando su tersa piel, hasta que el fácil acceso a su cuello le atrajo demasiado como para provocar el deseo de besar lentamente su hombro hasta detrás de la oreja, Génesis cerró los ojos disfrutando el contacto de los suaves labios de Charlie y ladeó la cabeza un poco para que siguiera con su pasionada acción.

          -¿Te quedarás conmigo, verdad?-preguntó sin detenerse—todavía existe un nosotros.

          -No puede haber un nosotros, yo tengo un bebé y tú una esposa—agregó.

Charlie paro recargándose en el hombro de la chica que bajaba la mirada con profunda tristeza. Había deseado tanto el momento en el que él regresara y todo volviera a la normalidad, quería rogarle que se quedara pero sabía que era imposible.

          -Charlie, yo te amo, te juro que sí. Siento que me falta la vida si no estás y juro que lloro cada noche tu ausencia, pero no eres para mí o más bien dicho, no soy para ti. Mírame, soy un desastre de persona con enormes conflictos emocionales y grandes debilidades, además estoy a punto de convertirme en madre y no voy a ponerle más peso a tu vida con mi estado.

          —No voy a desistir- Reclamó apresurándose a posarse en frente suya—Serás sólo mía.

Tomó la mejilla sonrojada de la chica para acariciarla mientras ella le veía, movió su cabeza para besar la palma de su mano como aceptando la oportunidad. Sabía en el fondo que tenía muy pocas posibilidades de recuperarlo pero quería disfrutar un momento de su hermosa presencia.

          —Debo partir. Volveré muy pronto.

Charlie se acercó lo suficiente para clavar un beso en sus labios, después se paró en su lugar y dió media vuelta hacia la ventana, ella camino detrás de él para verlo bajar y correr hacia su casa. Indudablemente el encuentro le resultó con bastante confusión, no quería volver a ilusionarse y sufrir, emocionalmente era débil y sensible al grado de llorar al ver una mosca morir.

Cerró bien la ventana y se recostó de nuevo pretendiendo dormir, pero aquello le era completamente imposible después de este encuentro. Los pensamientos hirientes comenzaron a atacar su ilusa mente atiborrandola de dolor, recién había empezado a ordenar su vida y volvía al pasado.

          —Génesis- exclamó su madre detrás de la puerta de la habitación.

Llevó sus palmas a sus ojos para tallarselos, volteó un momento a ver el despertador que marcaba las 7:45 am y entonces se alarmó. Le quedaban sólo 15 minutos para bañarse y desayunar pues Rubén la esperaría para llevarla al colegio, rápidamente se levantó para dirigirse a la ducha; el baño duro 10 minutos menos de lo acostumbrado. Se vistió y bajo a tomar una manzana como desayuno mientras tomaba su mochila para salir, afuera se encontraba Rubén recargado sobre el auto con los brazos cruzados y la mirada perdida.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora