Capítulo 18. Promesa.

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Charlie caminaba de un lado para otro en casa de los Janseen desesperado sin tener noticias de Génesis. El oficial a cargo le había dicho que tendrían que esperar a que los responsables dieran alguna señal de rescate.

Estaba al tanto de cualquier movimiento que los maleantes decidieran hacer en contra de Génesis. Exactamente corria un día entero sin saber nada de la chica y eso comenzaba a frustarlo, se la pasaba todo el tiempo esperando aunque fuese una llamada para confirmar si ella seguía viva pero todo intento era obsoleto.

          —¿Por qué mi princesa?-chillaba la señora Janseen.

El señor Evan tomaba de los hombros a su esposa, que tenía unas increíbles ojeras acompañadas de unos ojos hinchados de tanto llorar, no dormía por pensar lo más terrible para su pequeña.

          —¡Esos desgraciados no han llamado!-gritaba el señor Evan.

Charlie estaba sobre el sofá que se encontraba en la sala mientras que ellos conversaban aún con un par de policías.

          —Señora, necesito que se calme y me diga todo lo que recuerde.

          —S..sí, claro, yo...

                 —Flashback—
         
          —¿Evan?-preguntaba una mujer al teléfono.

          —No, habla Andrea Janseen, su esposa. ¿Quién le busca?

El sonido del teléfono colgado se presentó, ya eran poco más de 5 llamadas que recibía en la semana de una voz femenina que no hacía más que preguntar por su querido esposo.

Colocó el teléfono en su lugar y caminó hasta la cocina donde estaba preparando espagueti verde, aún estaba mimando a su hija porque dentro de su corazón de madre sentía que tenía toda la culpa de lo que le ocurría. Dejó reposar un poco la mezcla en la estufa y volvió al televisor para seguir viendo el canal de moda. Un ruido le llamó la atención, provenía del jardín trasero y decidió ir a revisar de qué se trataba, al llegar al lugar encontró su colección de macetas florales tiradas sobre el pasto recién cortado, todas y cada una maltratadas como si les hubieran pisado.

Se acercó para observar mejor y de pronto una figura salió en su encuentro. Aterrada corrió lo más rápido que pudo dentro de su casa y al intentar cerrar la puerta trasera el hombre la empujo haciéndola caer en el suelo, se abalanzó contra ella intentado golpearla y en un movimiento levantó la rodilla pegándola a su parte íntima para doblegarlo. El sujeto se retorció de dolor dejándose caer hacia un costado de la mujer por lo que la señora Janseen se levantó velozmente y corrió hacia la cocina.

Antes de siquiera pensar en tomar un utensilio para defenderse, un fuerte golpe le cayó en la nuca derribandola nuevamente pero esta vez inconsiente.

             —Fin del flashback—

          —Es todo lo que logró recordar, después no sé qué sucedió con mi pequeña- jadeaba Andrea cubriéndose los ojos con un pañuelo.

Los dos policías tomaban nota del relato sin dejar escapar detalles. No tenían mucha información por lo que tardarían más tiempo de lo acostumbrado en rescatarla.

A Charlie le bombardearon las ideas acerca de cómo la estaría pasando su chica, ¿cómo podría ser posible que se la arrebataran? La culpa le carcomia como aquella vez en la que no la había salvado de las garras de Rubén, entonces pensó; Rubén le había amenazado hace unas cuantas semanas después de que Génesis le dijera a quién amaba y desde entonces no había tenido noticias de él, ¿acaso Rubén estaba detrás de todo esto?

Se levantó para caminar de un lado a otro pensativo, sus suposiciones no se habían comprobado pero eran lo más cercano a descubrir donde se encontraba Génesis. Caminó por el pasillo buscando alguna señal del secuestro y a lo lejos observó un pedazo de papel sobrepuesto en la mesa, se apresuró para tomarlo pues quizás era el primer indicio de sus sospechas.

Te lo dije.
Si no es mía, no será de nadie.

Tenía la respuesta en sus manos. Rubén participaba en el secuestro de Génesis, arrugó en sus manos el papel escondiendolo en su puño y su enfado fue tan grande que dió un golpe en la pared. Por suerte nadie le escuchó pero dentro de su ser se estaba acumulando una oleada de enojo y desesperación.

Sin pensarlo recorrió el lugar hasta quedar frente a la puerta principal, entonces sonó el teléfono y se paralizó. Se giró en su lugar encontrándose con el señor Evan, la señora Janseen y los dos policías.

          —Pásame al imbécil ese.

          —¿Qué?¿Quién habla?¿Dónde está mi hija?-gritaba frustado el señor Evan.

          —¡Pásame al imbécil!-reclamó.

El señor Evan vió a Charlie que también se había quedado mudo pero que se acercó de inmediato para tomar el teléfono.

          —¿¡Qué diablos estás buscando con llevártela!?

          —Ignoraste mi advertencia, pero no importa, ahora ella es totalmente mía.

          —¿Qué quieres?-contestó Charlie serio.

          —No quiero nada, ya tengo lo que necesito.

          —¡Charlie!-se escuchó al fondo de la línea la voz temblorosa de Génesis.

          —No volverás a verla jamás, me la llevaré muy lejos.

          —Te juro que si la tocas...-decía hasta que Rubén colgó.

Charlie bajo lentamente el teléfono de casa pensando en todas las posibles soluciones para rescatarla. La señora Janseen lloraba desconsolada ante todos reclamando a su adorada hija, entretanto el señor Evan trataba de tranquilizarla y los dos policías hacían llamadas a sus superiores.

Finalmente Charlie se sentó encima de una silla que estaba cerca llevándose las manos a la cabeza con angustia. Los dos policías terminaban con el informe.

          —Señor Janseen ¿tiene alguna idea de quién podría ser la mujer al teléfono que su esposa respondió?-cuestionó uno de ellos.

          —No...-contestó rascándose la cabeza nervioso.

          —Es todo, seguiremos informando.

Los tres caminaron a la salida despidiéndose y acordando lo que pasaría en las próximas horas, Charlie levantó la mirada percatándose de lo que sucedía y observó a la señora Janseen llorando en la sala angustiada, se levantó de su lugar y caminó hasta donde se encontraba, agachandose para quedar a su altura.

          —Le prometo que encontraré a su hija y la protegeré con mi vida si es necesario.

Charlie Puth. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora