023. Atención.

5.5K 658 92
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La pesadilla de Mina tomó inicio hace solo unos días, dos para ser exactos. Todos los días se levantaba lo más temprano posible para dejarle el desayuno listo a su híbrida para luego irse como un rayo para poder llegar temprano —demasiado— a su trabajo. Diseñar era algo que se le daba bien, tenía una gran imaginación y muchas ideas maravillosas en su mente, pero aquello no lo era todo.

Su tiempo era bastante corto si lo veía a su manera: debía dedicarse día y noche para poder terminar el trabajo antes del día de la entrega, tenía que perfeccionar lo hecho, hacer esto y aquello y, y... Simplemente era demasiado.


Pero una cosa no dejaba de rondar por su cabeza, taladrándole cada vez que pensaba en eso. Le molestaba más que sentir la mirada furiosa de la híbrida en su nuca, casi podía sentir su aliento aunque la chica estuviera sentada muy por detrás de Mina. Ambas en el pequeño estudio de la mayor.


Chaeyoung estaba enfadada con el trabajo de la japonesa y todo lo que involucrara a mantenerla ocupada. Su estómago se retorcía cada vez que la azabache le daba una mirada de reojo, ¡deseaba que aunque sea jugara con sus orejitas pero ni siquiera eso hacía! La minina podía pasar la noche entera en ese sofá esperando que Mina se dignara a jugar con ella, pero terminaba recibiendo pequeños lamentos.


¡Estaba enfadada! ¿Por qué la vida tenía que ser así? ¿Por qué no podía perder su trabajo para que Mina se quedara en casa todo el día? No, no, no podía hacer que Mina perdiera su trabajo porque: número uno, la odiaría de por vida; número dos, se quedarían sin comer y Chaeyoung no podía quedarse sin comer porque se pondría gruñona por un mes entero.

Sin importar cuánto pensara, eso no iba a hacer que la japonesa despegara la vista de esos bonitos diseños. Para ella, todo lo que hacía su dueña siempre iba a ser lo mejor, pero la primera vez que vio esos dibujos encima de la mesa había quedado literalmente fascinada.

Bueno, eso hasta que Mina le gritó que qué hacía encima de la mesa. Pensaba que la minina iba a destrozar todo lo que había hecho. No está demás decir que se ganó un golpe en el trasero con el cepillo de barrer.

THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora