068. El deseo de Chaeyoung.

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—Deja de moverte, no me dejas hacer bien mi trabajo. —Regañó con el ceño fruncido y un rastro de burla en la voz, provocando en la otra chica un par de risas. —Si no me tuvieras en una posición tan incómoda desde hace media hora, no estaría quejándome. —Suspiró mirando hacia otro lado aunque volviendo a la posición original ante el carraspeo de la chica. —¿No se te ocurrió otra manera? No lo sé, acostada sobre el sofá.

—Si no estuvieras quejándote cada diez minutos dolería menos, ¿por qué no lo intentas? —Chaeyoung rió ante el quejido de la japonesa y continuó. —Acostada sobre el sofá sería algo común, y aunque lo pensé por un momento no lo tomé. Aguanta unas dos horas. —Mina exhaló todo el aire que alguna vez hubo en sus pulmones. —Te odio tanto —La menor le envió un besito por el aire ante tan inesperada confesión. —pero hago esto por ti, así que también te amo.


Chaeyoung también la amaba por ayudarla a hacer realidad uno de sus pequeños deseos. Estaba ante al comienzo de una nueva era en su vida, quizás sonaba como un capricho pero realmente quería hacerlo aún si en un futuro lo dejara de lado. Sería feliz sabiendo que una vez se divirtió haciéndolo.

Además sería un lindo de Mina quejándose delante de ella por sus adoloridos músculos tensados que no la dejaban ni caminar después de estar sentada en esa singular posición por unas horas. Pero aquello le haría obtener un hermoso cuadro que guardaría en lo más profundo de su corazón.

No hay una sensación más exquisita que hacer lo que te gusta con la persona que amas. Eso lo aprendió esa misma noche. Chaeyoung desde hace algunos meses atrás se había visto atraída por las ideas del arte, pero no había tratado de meterse de lleno ante aquello con tantas cosas rondando por su cabeza. Simplemente había dejado ese pequeño sueño atrás ya que no le veía demasiado futuro. Pero después de meditar decidió intentarlo por primera vez y si no funcionaba lo tiraría lejos.


Pero aquí, trazando su pincel en el que alguna vez fue un cuadro totalmente blanco, no pudo contenerse. Algo en su corazón brilló tanto que cegó sus otros sentidos, haciéndola concentrarse en la chica frente a ella que ocasionalmente la ponía nerviosa con su bonita sonrisa. Horas atrás había empezado a probar casi todo lo que tenía entre sus manos, pero nada de lo que había plasmado había logrado colocarla de ese modo.

Aquellos bosquejos extraños entrelazados por líneas difusas no hacían nada más que transmitirle incomodidad. Pero cuando comenzó a trazar las líneas del cuerpo de su novia no se pudo ver más conmovida.

La pieza faltante se trataba de ni más ni menos que Myoui Mina. ¿Cómo le hacía para estar en todo lo que trataba de hacer? Era realmente increíble la manera en la que lograba controlar hasta su mente. No necesitaba ni las mejores pinturas y los más finos pinceles para lograr una obra maestra. Solamente necesitaba a su inspiración. Podía lograrlo todo si ella se encontraba ahí, haría el dibujo más hermoso jamás visto sólo por ella. No iba a importarle si quedaba hecho un desastre ante los ojos de los demás, para ella, la única opinión que importaba era la de su novia.

—¿Te he dicho que eres muy hermosa? —Mina se sonrojó efusivamente por el inesperado cumplido después de varios minutos. Se movió un par de veces y volvió a colocar una expresión aparentemente seria.

—Me lo has dicho veinte veces y contando. —Chaeyoung rió y paró por un momento para observarla. Mina volvió a colocarse roja y apartó la mirada de la rubia, la otra comenzó a reír. —¿Por qué no puedes verme a los ojos? ¿Te pongo nerviosa?


Mina rió nerviosa rodando los ojos para luego batir sus pestañas. —¿Por qué crees eso? —Chaeyoung negó con la cabeza levantándose del taburete con los brazos cruzados en su pecho. —¿Cómo me pondría nerviosa por tu carita de gatito mojado? Eso es ridículo... ¿Por qué estás acercándote? ¡Vuelve a tu puesto! —Mina chilló cuando los brazos de la menor la envolvieron en un abrazo que parecía muy suave como para creerlo. —¿Ahora tampoco puedo abrazarte? ¡¿Qué está pasando contigo?! —Chaeyoung sonrió aunque la otra no pudiera verla.

—¡Estás tramando algo! —Le respondió de la misma manera. Chaeyoung claro que tramaba algo, oh, amaba que fuera tan inteligente. Rápidamente la cargó entre sus brazos ya que no pesaba demasiado cosa que agradecía mucho. Mina chillaba por la acción que se esperaba desde que la vio acercarse sigilosamente con esa extraña mirada, se sintió atrapada cuando instintivamente rodeó su cintura con sus piernas. Chaeyoung dejó un besito en su barbilla haciéndola sonreír.

—Claramente estaba tramando algo. —Chaeyoung se dejó caer en el sofá con la japonesa encima. Mina acunó su cara entre sus manos y la besó con tranquilidad, sin apuro alguno que pudiera encender las cosas. Simplemente un amoroso beso. La menor colocó sus manos en los muslos de la contraria subiendo hasta su cintura y volviendo a bajar en un suave masaje. —Gracias por eso —Mencionó rápidamente la japonesa al separarse. —creí que iba a perder mis piernas.


Chaeyoung rió y la besó una vez más. —Nunca te permitiría eso. —Alzó su ceja intrigada. —¿Le dirás a mis piernas que no se rompan, o cómo? —Chaeyoung abrió su boca sin saber qué decir, no se esperaba esa respuesta. Realmente la mató. —No voy a decir nada sobre eso. —Mina carcajeó besándola continúas veces y la menor sonrió entre cada beso. —¿Quieres ir a dormir? —Susurró rozando sus labios por un segundo. Mina asintió embelesada viendo sus rellenitos labios, Chaeyoung no tardó de burlarse por ese detalle. —Hey, te estoy hablando yo, no mis labios.

Mina golpeó su hombro y rió. La mayor escondió su caliente y rojizo rostro en el cuello de la otra. Chaeyoung llevó sus manos hasta su espalda y realizó extrañas figuras en ella con sus dedos que de una forma u otra la relajaron. —Gracias por ayudarme a hacer uno de mis sueños realidad —Mina besó la piel de su cuello dando a entender que la escuchaba. —aunque no hemos terminado, pero no importa realmente. Al parecer temes perder tus hermosas piernas, y no queremos eso. ¿Verdad?

Mina se separó negando con su cabeza. —¿De quién me agarraría si no las tuviera? —Chaeyoung carcajeó y besó su mejilla. —Ya estás comenzando a hablar estupideces, vamos a dormir. —Mina bufó. —Nunca supe que era Kim Chaeyoung.


Chaeyoung la observó incrédula. —Oh... acabo de cambiar de opinión. ¿Qué tal si termino el cuadro hoy? —Mina sorprendida se negó rotundas veces y se abrazó mucho más hacia la menor. —¡No, no! Está bien así.


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THE WILD KITTEN。 ── MICHAENGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora